Tenis
En busca de la ilusión perdida
Hace dos semanas, Sara Sorribes ganaba el título de dobles en Bogotá junto a Cristina Bucsa. Hace solo una, la castellonense era decisiva en la clasificación de España para las Finales de la Billie Jean King Cup, también con Bucsa en la ecuación, además de Jéssica Bouzas. Y no ha discurrido ni un año desde que integró la ilustre lista de medallistas olímpicos, con un bronce en París 2024, siempre con Cristina, el mismo dúo que tres meses antes había conquistado el Madrid Open. Nada en sus resultados hacía presagiar la decisión que comunicó este jueves públicamente: “Quería contaros que he decidido tomarme un tiempo. Un tiempo para mí, para mi cabeza y para mi cuerpo”. No especificaba si “definitiva o temporalmente”.
Sorribes ha tenido la valentía de anunciar que ha perdido “la ilusión”…
Hace dos semanas, Sara Sorribes ganaba el título de dobles en Bogotá junto a Cristina Bucsa. Hace solo una, la castellonense era decisiva en la clasificación de España para las Finales de la Billie Jean King Cup, también con Bucsa en la ecuación, además de Jéssica Bouzas. Y no ha discurrido ni un año desde que integró la ilustre lista de medallistas olímpicos, con un bronce en París 2024, siempre con Cristina, el mismo dúo que tres meses antes había conquistado el Madrid Open. Nada en sus resultados hacía presagiar la decisión que comunicó este jueves públicamente: “Quería contaros que he decidido tomarme un tiempo. Un tiempo para mí, para mi cabeza y para mi cuerpo”. No especificaba si “definitiva o temporalmente”.
Es verdad que su trayectoria individual había sufrido un frenazo después de una lesión en un pie, que todavía no había recuperado el nivel que le hizo levantar dos trofeos en Guadalajara 2021 y Cleveland 2023, de alcanzar el puesto 32º del ranking WTA, de lograr victorias ante rivales de prestigio como Ashleigh Barty y Naomi Osaka, de protagonizar maratones con su singular garra como aquellas 4:15 horas frente a Xinyu Gao en Pekín… Pero en el dobles había encontrado un filón que explorar, como en su día hicieron otras jugadoras como Vivi Ruano y Anabel Medina. No ha sido suficiente. Sorribes ha tenido la valentía de anunciar que ha perdido “la ilusión”. Su caso pone de relieve la presión y la exigencia a la que se someten a diario los deportistas de élite, que a veces desembocan en graves problemas de salud mental. Detrás del superhéroe, hay una persona. Ni siquiera alguien con el coraje de Sara está a salvo del mazazo. Como no lo estuvieron Badosa, Anisimova y Osaka, por poner el ejemplo de otras compañeras de circuito. Sorribes necesita parar a sus 28 años. Para mirar al tenis y a la vida con distancia
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