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La derrota más dulce

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El 3-1 en Dortmund tuvo diversas lecturas dentro del vestuario. La primera, nada más acabar el partido, fue de alivio. Si bien es cierto que nunca había peligrado la eliminatoria -el colchón de seguridad se mantuvo en dos goles-, el equipo sufrió inexplicablemente más de la cuenta ante los arreones del conjunto alemán. En todo caso, el equipo quiso agradecer el apoyo de los 3.000 aficionados culés que estuvieron en Dortmund, dirigiéndose a las gradas donde estaban para reconocerles el apoyo incondicional, pese a no haberles podido brindar un triunfo.

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 El vestuario hace autocrítica tras la derrota en Dortmund, pero prioriza haber pasado a la semifinal de la Champions. Laporta felicitó al equipo por hacer los deberes en Europa.  

El 3-1 en Dortmund tuvo diversas lecturas dentro del vestuario. La primera, nada más acabar el partido, fue de alivio. Si bien es cierto que nunca había peligrado la eliminatoria -el colchón de seguridad se mantuvo en dos goles-, el equipo sufrió inexplicablemente más de la cuenta ante los arreones del conjunto alemán. En todo caso, el equipo quiso agradecer el apoyo de los 3.000 aficionados culés que estuvieron en Dortmund, dirigiéndose a las gradas donde estaban para reconocerles el apoyo incondicional, pese a no haberles podido brindar un triunfo.

Poco después, ya dentro del vestuario, los jugadores sacaron todo la rabia que llevaban dentro, la tensión del partido y la frustración de la derrota, pero también la satisfacción de haber pasado a las semifinales de la Champions seis años después. También hubo momentos para la reflexión y la autocrítica, conscientes que se había jugado “un mal partido”. En este sentido, jugadores como Frenkie de Jong y Pau Cubarsí fueron los más críticos en sus valoraciones. Pero esa sensación amarga de la derrota se fue difuminando a medida que pasaban los minutos, hasta el punto que en la salida del estadio ya nadie hablaba prácticamente de la derrota, contagiándose una euforia contenida, que acabo alcanzando incluso a la zona noble.

De hecho, el propio Joan Laporta felicitó a los jugadores por hacer los deberes en Europa, restando importancia a la derrota y recordando que de estas derrotas se aprende. “Estáis haciendo una temporada fantástica, de la que todos los culés se sienten orgullosos”, arengó el máximo dirigente al vestuario, que intentó quitar hierro al 3-1, dando por bueno el resultado final: unas semifinales en Europa.

La plantilla agradeció las palabras de Laporta, consciente que al final esta derrota será una simple anécdota más en la temporada, de la misma manera que fue la primera derrota de la era Flick, en Mónaco (2-1) en el mes de septiembre. “Es una derrota dulce, de las que si tenía que venir, mejor que fuera hoy que otro día”, apuntó un peso pesado, recordando que el equipo ha logrado el objetivo marcado en este inicio de temporada: llegar vivo en todas las competiciones en el tramo final de la temporada.

Jugadores como Gavi y Pedri fueron los primeros en espolear al vestuario, mostrando su felicidad abiertamente. El de Palacios incluso salió en zona mixta para recalcar que la derrota no iba a empañar el objetivo real: “Estamos felices y orgullosos de estar en una semifinal”.

Ahora, los blaugrana esperan conocer a su rival. Las preferencias de muchos es el Bayern de Múnich, un equipo al que ya golearon esta temporada en Montjuïc (4-1), aunque el resultado de la ida, victoria del Inter (1-2) en el Allianz, deja al campeón bávaro con pocas opciones para pasar a semifinales.

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