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El gran salto de Malonga

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Todo el mundo sabía que Paige Bueckers, otra súper estrella del deporte estadounidense que acaba de coronarse en el torneo universitario con UConn, iba a ser elegida con el número 1 del draft 2025 de la WNBA. Como Caitlin Clark hace un año, una elección cantada y un huracán terremoto y mediático (no tanto como Clark, pero mucho) para una WNBA que está en pleno cambio de guardia con la llegada de una generación de jóvenes talentos que tienen que disparar definitivamente a la competición profesional. Es casi un ahora o nunca, con un nuevo convenio colectivo en el horno y discrepancias que tendrán que ir limándose: un día antes de ser elegida por Dallas Wings, Bueckers se comprometió con la competición Unrivaled, de 3×3. En la primera temporada, se llevará unos 350.000 dólares cuando su contrato como 1 del draft con las Wings, una de esas cosas que requieren actualización, se quedará junto por debajo de esa cifra (unos 348.000) por cuatro temporadas. En la primera, 78,831 dólares.

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​Dominique Malonga ha sido elegida, por Seattle Storm, con el número 2 del draft de la WNBA. Tiene solo 19 años y fue plata olímpica con Francia en París 2024.  

Todo el mundo sabía que Paige Bueckers, otra súper estrella del deporte estadounidense que acaba de coronarse en el torneo universitario con UConn, iba a ser elegida con el número 1 del draft 2025 de la WNBA. Como Caitlin Clark hace un año, una elección cantada y un huracán terremoto y mediático (no tanto como Clark, pero mucho) para una WNBA que está en pleno cambio de guardia con la llegada de una generación de jóvenes talentos que tienen que disparar definitivamente a la competición profesional. Es casi un ahora o nunca, con un nuevo convenio colectivo en el horno y discrepancias que tendrán que ir limándose: un día antes de ser elegida por Dallas Wings, Bueckers se comprometió con la competición Unrivaled, de 3×3. En la primera temporada, se llevará unos 350.000 dólares cuando su contrato como 1 del draft con las Wings, una de esas cosas que requieren actualización, se quedará junto por debajo de esa cifra (unos 348.000) por cuatro temporadas. En la primera, 78,831 dólares.

¿Y después de Bueckers? Seattle Storm tenía el pick 2, que originalmente era de Los Angeles Sparks pero que cambió de manos en un traspaso en el que el equipo angelino se llevó a Kelsey Plum (de Las Vegas Aces), una estrella con la que quitarse el disgusto de haberse quedado a las puertas del 1 de Bueckers (como hace un año con Clark) y el pick 9 de las Storm (eligieron a Sarah Ashlee Barker, que ha depuntado en el torneo nacional con Alabama). El plan de las Storm parecía claro: draftear con el 2 a Olivia Miles, guard de Notre Dame. Pero Miles (22 años). Pero todo cambió después de la derrota de las Fightin Irish en el Sweet 16, contra la TCU de Hailey Van Lith (elegida con el 11 por Chicago Sky): Miles decidió retrasar su salto a la WNBA. Tampoco volverá a Notre Dame porque su opción, algo que ya es absolutamente habitual y que está transformando totalmente el mapa del baloncesto de formación a nivel mundial, es pasar por el transfer portal y jugar para otra universidad con un movimiento que le permita exprimir sus derecho NIL.

¿Y entonces, el 3? Las Storm han optado por la vía del futuro y se han llevado a Dominique Malonga, una pívot camerunesa de nacionalidad francesa, solo 19 años y casi dos metros. Un movimiento que, un poco de rebote, puede ser de esos que se recuerden siempre: Malonga tiene trazos que jugadora trascendental, de las que pueden ayudar a cambiar el baloncesto. En su caso, y a diferencia de Clark o Buecker, en las zonas.

Hace mates desde los 15 años, jugó con Francia los pasados Juegos Olímpicos con solo 18 años (medalla de plata con un equipo que se lo puso dificilísimo a la normalmente intocable Estados Unidos), y forma parte del ASVEL Lyon femenino porque su presidente, Tony Parker, convirtió su fichaje (cuando solo tenía 15 años) en una cuestión personal. El legendario exjugador fue el primero que empezó a hablar de Malonga como “la Wembanyama del baloncesto femenino”. Lo contó ella misma: “Se empeñó en ficharme, iba a por ahí diciendo ’es la Wemby femenina‘. Nadie lo había dicho pero todo el mundo se subió a ese carro a partir de ahí. Nos alquiló un avión privado para ir a París, se me iluminaron los ojos. Otro avión a Lyon, una gran cena de un gran chef y todo para decirme solo que veía mi potencial, que me estaba convirtiendo en una gran jugadora y que tenía que ir a su equipo. Así que no podía desaprovechar una oportunidad así”.

Esta temporada, ha promediado ya (19 años…) más de 15 puntos, 10 rebotes y 1 tapón por partido. En Eurocup, 18+11 y casi 23 de valoración. Y su salto a la WNBA podría llegar ya porque cumple 20 años en noviembre. Las jugadoras de fuera de Estados Unidos tienen como requisito haber cumplido 20 antes del cierre de año natural. Para las universitarias, tienen que tener 22 años y haberse graduado con un margen de tres meses con respecto al draft.

Malonga es un unicornio, uno de esos talentos especiales que combinan un físico privilegiado con la técnica de una jugadora total. No solo apunta a súper estrella en el poste, donde puede alcanzar un nivel histórico. También maneja la bola, sabe moverse lejos del aro y tiene mano para el tiro exterior. En las Storm, podría aprender el oficio del juego de frontcourt en la WNBA con veteranas como Nneka Ogwumike y Alysha Clark mientras trabaja para pulir lo que puede ser uno de los techos más altos de toda la historia del baloncesto femenino.

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