Sólo dura hora y media, está en Netflix y hace una comedia ácida sobre unos hechos reales impactantes

Durante largo tiempo en este país han habido temas que era mejor no tocar en ficción. Fuera por un motivo de censura, o fuese por una cuestión de pudor con una cuestión bien sensible, ni se aproximaban. ETA parece un tema que ya puede ser principal en nuestras películas y series, tras años de int…

Artículo original publicado en SensaCine

​Conversaciones sobre conflictos  

Durante largo tiempo en este país han habido temas que era mejor no tocar en ficción. Fuera por un motivo de censura, o fuese por una cuestión de pudor con una cuestión bien sensible, ni se aproximaban. ETA parece un tema que ya puede ser principal en nuestras películas y series, tras años de intentar dejarlo al margen.

Una de las pocas que se atrevió a tocarlo directamente cuando todavía era muy delicado fue Negociador, una espléndida y ácida comedia de Borja Cobeaga con un sensacional Ramón Barea de protagonista. Una joya que siempre vale la pena recuperar, algo que se puede hacer ahora mismo a través de Netflix.

Manu Aranguren es un político vasco que ejerce de interlocutor del Gobierno español y del presidente socialista de Euskadi en las delicadas negociaciones con la banda terrorista ETA. Una delicada tarea en la que, además, no puede dejar rastro alguno de que está en medio de este proceso de diálogo.

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Eguiguren no podía llevar tarjetas de crédito para que no le encontrasen, se alimentaba de kebabs y bocadillos o cómo los de Centro de Mediación pensaron que era un etarra por el vestuario tan descuidado que llevaba. Pero el diálogo, lejos de ser un proceso profesional y solemne, está fuertemente influido por los malentendidos, los errores y el azar. Sólo las relaciones personales de los negociadores pueden salvarlo para obtener un resultado positivo.

La película, estrenada tres años después del fin de ETA, tomó inspiración libre de las memorias de negociadores reales que estuvieron presentes en las conversaciones que el Gobierno español mantuvo con la organización terrorista. Un tema todavía delicado, pero que Cobeaga escribió y dirigió al calor del éxito de sus películas anteriores.

‘Negociador’: tensión en el ambiente

Fue un punto de inflexión importante, no contando con el carácter más abiertamente popular de comedias como Ocho apellidos vascos o Pagafantas. Aunque Cobeaga ha metido siempre el conflicto en su tierra cuando ha podido, aquí lo aborda más directamente, aunque con un costumbrismo muy español que ayuda a que el tema no se atragante.

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Hay una elegancia en la manera en la que aborda tanto lo absurdo como lo dramático que permite aterrizar todas las intenciones que tiene. Esto ha permitido que se convierta en toda una película de culto, y probablemente la mejor obra de su director, consiguiendo algo único en su especie que va a ser referenciado con los años.

Puedes ver Negociador en Netflix y en Filmin.

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