A sus 70 años Kevin Costner ya es todo un veterano de Hollywood, pero, aunque a principios de los 80 ya había empezado a hacer sus primeros pinitos como actor, no fue hasta 1987 que se convirtió en una estrella internacional: lo hizo interpretando el papel principal en Los intocables de Eliot Ness, el ‘thriller’ de culto de Brian de Palma en el que compartió protagonismo con dos estrellas de cine legendarias, Robert De Niro y Sean Connery.
Entonces Kevin Costner tenía 32 años y estaba muy cerca de experimentar la consagración definitiva con su primera película como director, Bailando con lobos, con la que ganó el Oscar a Mejor película y también a Mejor director.
En Los intocables de Eliot Ness, la historia nos lleva a Chicago durante la década de 1930, en plena ley seca para presentarnos Eliot Ness (Costner), un agente federal decidido a hacer cumplir la ley que recluta a tres hombres de confianza, tan inflexibles como él, para acabar con los negocios de la banda de Al Capone (De Niro). La película fue candidata a cuatro premios Oscar y Connery, que interpretaba en ella a un policía despiadado, se llevó el de Mejor actor de reparto.
En una entrevista con The Hollywood Reporter, compartida por nuestros compañeros de AlloCine, Kevin Costner compartió una anécdota divertida sobre Connery: «Alguien me preguntó: ‘¿Quién es la estrella más grande con la que has trabajado?’. Dije: ‘Sean Connery», comenzó recordando Costner.
«Recuerdo estar sentado en Chicago, preparándome para rodar una escena. Había una mujer que insistía en llamar mi atención. Estaba hablando y podía ver que insistía en hablarme. Pensé: ‘Bueno, voy a acercarme a ella'», continuó el actor. «Todavía estaba ocupado con otra cosa, así que me alejé un poco, porque nos preparábamos para rodar una escena. Luego me acerqué de nuevo a ella, me incliné y le dije: ‘¿Sí?’ Ella me miró y me preguntó: ‘¿Puedes conseguirme un autógrafo de Sean Connery?’ «Dije: ‘Sí, te lo consigo ahora mismo'», dijo Kevin Costner, provocando las risas de todos los allí presentes.
Ese día, Kevin Costner recibió una pequeña lección de humildad, probablemente pensando que esa mujer quería su autógrafo antes de darse cuenta de que era fan de Sean Connery, pero la anécdota fue tan divertida que ha permanecido en su recuerdo casi cuatro décadas.