Tenis
Eric Babolat: “Rafa Nadal y Carlos Alcaraz son diferentes, inspiran a los demás”

Babolat no es solo una empresa que se dedica a hacer raquetas de tenis, es mucho más. AS ha estado presente en una charla, junto a otros periodistas, con Eric Babolat, CEO de la marca, después de visitar la fábrica de cordajes de tripa de babolat y otra del cordaje sintético en la que preparan las raquetas de los tenistas babolat, entre ellos Carlos Alcaraz. La marca, que empezó haciendo cordajes de tripa para las raquetas de tenis en 1875, cuando se acababan de hacer las reglas del tenis en Gran Bretaña, cumple 150 años. “Para mí es un honor continuar con la historia de este negocio. Es un trabajo de generaciones. Muchas veces lo pienso, no estamos celebrando el pasado, sino lo que vamos a ofrecer en el futuro: ‘Raíces y alas’”, explica Eric Babolat a la prensa.
Eric Babolat se reunió con la prensa en París: “El tenis es muy conservador; estoy orgulloso y siento el valor que crea para los jugadores la marca”.
Babolat no es solo una empresa que se dedica a hacer raquetas de tenis, es mucho más. AS ha estado presente en una charla, junto a otros periodistas, con Eric Babolat, CEO de la marca, después de visitar la fábrica de cordajes de tripa de babolat y otra del cordaje sintético en la que preparan las raquetas de los tenistas babolat, entre ellos Carlos Alcaraz. La marca, que empezó haciendo cordajes de tripa para las raquetas de tenis en 1875, cuando se acababan de hacer las reglas del tenis en Gran Bretaña, cumple 150 años. “Para mí es un honor continuar con la historia de este negocio. Es un trabajo de generaciones. Muchas veces lo pienso, no estamos celebrando el pasado, sino lo que vamos a ofrecer en el futuro: ‘Raíces y alas’”, explica Eric Babolat a la prensa.
“Es una presión positiva. El trabajo no es fácil, pero la motivación está ahí. Cuando amas a una empresa, y cuando algo no es bueno, entonces estás muy decepcionado. Hay una presión positiva, y yo, a menudo, diría que trabajo más para la marca que para la compañía. La marca es importante porque a la gente le gusta, y ese valor no está en ningún lugar”, comenta Eric Babolat.
¿Visitaste la primera fábrica de Babolat?
“No, no fue la primera, de hecho, fue la última. La primera estaba en Lyon. La semana pasada, la gente decía, ‘oh, es donde empezaste’, y yo decía, ‘no, no, no, es donde estamos hoy’. La reputación de la compañía comenzó por la calidad de sus cuerdas para instrumentos de música, cirugías… Pero un tenista británico vino a mi abuelo y le preguntó, ‘¿podrías hacer unas cuerdas especiales para mí?’ Y él dijo, ‘¿por qué no?‘. Fue una aventura loca, porque, imagínate, en 1875, el tenis no existía, nadie sabía lo que era”
“La innovación estaba ahí. Fue así cómo se inventaron las primeras cuerdas de tenis, dos años antes del primer Wimbledon. No era ni un negocio en ese momento y, ahora, estamos aquí. Ya no hacemos nada más, no hacemos nada más para la música o para la cirugía, solo hacemos cosas para el deporte”.
“No muchas personas saben que es un nombre familiar, pero es una marca que es significativa para los amantes de las raquetas. Estoy orgulloso y siento el valor que crea para los jugadores; tu relación con el material, cuando estás en el deporte, es muy importante. Como en todos los negocios, tenemos que lidiar con muchas cosas, pero, al final, creamos emociones para los jugadores”.

Quiero preguntarte sobre Carlos Moya, Rafa Nadal o Carlos Alcaraz, que han ayudado a Babolat a crecer en las últimas tres décadas. ¿Cuál es la relación entre la marca francesa y los jugadores de tenis españoles?
“Estamos orgullosos de decir que somos franceses, pero creo que también estamos orgullosos de la cercanía. En España, creo que cuando lo lanzamos allí, fue solo hace 30 años, en 150 años de historia, fue en la mitad del 90. Durante muchos años, el tenis ha sido un deporte que fue solo para los aficionados, y no estaba tan abierto al público. Creo que España fue el último país en Europa en el 1992, donde el tenis se abrió, y no solo para los aficionados”.
“Por eso, muchos jugadores, en otros países, cuando llegamos, decían, ‘oh, yo conozco Wilson, pero Babolat… ‘¿Por qué debería coger esas raquetas?’ En España, muchas personas estaban comprando su primera raqueta, y tenían a Babolat, y decían, ‘ok, ¿por qué no?’ No había ninguna idea de que Wilson era más importante, y empezó así”.
“Es verdad que tuvimos a Moya, Corretja, o sea, la armada española. Uno es bueno, el otro quiere ser como él; unos jugadores miran a otros jugadores de otros países. Moya fue un icónico, porque era divertido, era diferente, jugaba diferente. Estaba jugando con un raqueta diseñado para principiantes, con un color azul claro, que no era bueno para un tenista de competición, jugaba moviendo el brazo, es decir, sus disparos normales eran disparos extremos para otros”.
“Moya fue poderoso, lo importante de (la raqueta)Pure Drivefue que era ligera y muy manejable, así que podía moverla en el aire muy rápido, y por de ahí sus disparos. Su raqueta pesaba 300 gramos, cuando todos los profesionales jugaban con raquetas de 400 gramos, y estaba completamente fuera del espectro”.
“En 1998, llegó la primera victoria mundial de un tenis de Babolat. Carlos Moya ganó con la raqueta, fue un gran comienzo, realmente sentimos la diferencia. Decíamos, ‘ey, ¿quieres jugar con la raqueta?’ y decian, ‘no, ¿quién está jugando con ella?‘. Antes de Moya, no había un gran nombre, luego, después de esa victoria, la gente nos llamó y nos dijo, ‘nos gustaría probar la raqueta azul de Moya’. Fue realmente un gran cambio, en España más rápido que el resto”.
¿Qué opinas de la colaboración con Alcaraz para los próximos años?
“Es gracioso porque la historia empieza, de nuevo, porque Nadal empezó a los 9 años como tenista profesional y a los 11 tenía su primer contrato con Babolat. La misma historia con Alcaraz”.
“Nadie sabía quién sería Rafa Nadal, y lo mismo con Alcaraz. Siempre jugaba con Babolat, jugaba en la Copa de Babolat, en la competición de juniors. A los 12, firmó un contrato con Babolat. Los mismos años, los mismos talentos, pero no es solo su actuación la que es importante, sino también su carácter y su comportamiento. Esos chicos son diferentes, muestran lo que les gusta e inspiran a los demás, que es lo más importante”.
¿Cómo comenzó la relación con Carlos Alcaraz?
“Como Rafa, vino a nosotros como marca, en su sede local. Luego tienen lo que llamamos ‘contratos locales’; el encargado de Babolat en la región les da un contrato. Cuando hablamos de contratos, es que estos chicos pagan una raqueta de dos, no es dinero. Hacen la promoción local, y si son buenos, pueden ser regionales, nacionales, y luego van al equipo internacional. Ese fue el caso de Alcaraz a sus 12, porque ganó la Copa de Babolot en España”.
“Entonces dijimos, ‘ok, es un júnior prometedor, su imagen puede ser más internacional. Eso es parte de nuestra historia y de nuestro conocimiento, los Mosqueteros, el Sr. Lakoto… tienes un contrato con los mejores jugadores, y también, sabes que no es solo la calidad del producto, es la calidad de la gente, de la persona que está preparando las raquetas, los ingenieros que las customizan para ellos…”.
“Es una relación fuerte que hace una gran diferencia. La reputación de la marca también pasa por que los chicos sean serios. Ellos vienen, les ayudan, les pueden dar consejos, porque tienen 9 o 10 años, son jóvenes. Les aconsejando, gracias a su entrenador y al entorno. Les decimos, ‘ok, tal vez deberías cambiar tus cuerdas, deberías poner más peso en la raqueta’, porque los jugadores juegan con algo que les gusta, o, a veces, no les gusta, pero no saben lo que necesitan, así que tenemos que ayudarlos”.

“La gente no dice lo que necesita, así que lo que hacemos es observar, observar los jugadores, escuchar… Es como una historia de amor con alguien, intentamos anticiparnos a sus necesidades: ‘Parece que quieren hacer más Top Spin, ¿cómo podemos aumentar el ritmo?‘“, apunta.
“Cuando sienten algo o necesitan algo, nosotros estamos listos. Les decimos ‘probemos esto o eso’, y dicen, ‘me gusta, no me gusta’. Hay muchos, por supuesto, que empujan hasta el límite de todo. Intentamos ver qué podemos traer”, matiza. “No es como en Formula 1 donde puedes probar, porque los jugadores son muy preocupados; cuando tienen algo bueno, no quieren cambiar nada. Te dicen, ‘quiero cambiar sólo un poco ahí, quiero servir, quiero…’ Normalmente es un triángulo con el jugador, el entrenador, y nuestros técnicos”, reconoce.
“Necesitamos tener confianza, porque cuando cambias algo, siempre hay cosas positivas y negativas. Si vamos a mejorar esto, vamos a perder en esto. Más fuerza es menos control, ¿qué es un buen equilibrio? Y el peso, porque si pones peso, tienes más poder, ¿puedes jugar 5 horas así?, tal vez no, así que…“, añade. ”Entendemos el juego, entendemos a los jugadores desde el punto de vista material, y necesitamos, con la ayuda del entrenador, decir, ‘¿qué es lo que hay que ajustar?’ Al cambiar el producto para un jugador, cambia su cuerpo. Es algo que no les gusta, así que normalmente hacemos eso a finales de la temporada», afirma.
¿Es muy complicado cambiar un producto? ¿Cambiáis cosas cada vez que tenéis un nuevo modelo de raquetas?
“Sí, normalmente queremos que tengan el nuevo modelo de raquetas, así que el que les damos es muy cercano al que lanzaremos, pero tienen una pequeña diferencia, unos gramos. Lo hicimos con Carlitos el año pasado, querían cambiar, pero al mismo tiempo no. Pero, confían en nosotros”.
“Te doy un ejemplo, seguramente recordarás el año cuando hicimos el Black String de Rafa. Él estaba enfermo, así que vino a Lyon, preparamos muchas cosas, porque pensamos que probablemente sería bueno. Los ingenieros hicieron una buena colaboración y recuerdo que estaba con Rafa, y me miraba y me decía, ‘no entiendo nada, pero estoy seguro de que es bueno’. Y todos decían ‘ustedes son profesionales, así que, ok, probemos’”.
“Fue la mejor prueba de confianza. Rafa es fantástico, pero no es solo por su actuación, sino por su comportamiento, por su aceptación, que es una cosa única. Para mejorar, necesitas a algún punto bajar. Y él acepta eso, porque la mayoría de la gente quiere mejorar, pero si ve que está perdiendo algo, vuelve a lo anterior. Así no progresas. Y Rafa dice, ‘vale, voy a cambiar algo aunque mi juego sea menos bueno. Pero, al final, el hecho de aceptar eso, creo que es muy difícil para todos, y para un equipo profesional, aceptar el hecho de bajar”.
¿Cómo ves las nuevas formas de comunicar de los creadores de contenido?
“Creo que lo que es bueno en el deporte son las emociones, y lo veo también de los jugadores. Rafa, o Alcaraz, es totalmente diferente. Rafa se ha acostumbrado a ser una persona pública, no creo que le guste eso. Está contento en su isla, y tiene que enfrentarse con eso. Alcaraz está publicando cosas de su vida cada mañana, y su vida privada es muy pública, y está contento con eso, tal vez va con la generación”.
“l habla de sí mismo, y creo que a la gente le gusta eso, porque quiere ver historias y emociones de los campeones. Así que creo que es bueno, conocer lo que hay detrás de lo que la gente ve en la pantalla. Es como en el pitstop de Formula 1″.
“Los aficionados quieren saber eso, quieren saber la diferencia. Así que es bueno tener una manera diferente de comunicarse. Especialmente en el tenis, que es un deporte tradicional.”

“Un partido de 3 horas es demasiado largo. Entonces hay algo que hacer en este deporte, para encontrar una manera de emocionar, incluso a los jugadores en sí mismos, y no solo al público. Los mayores siempre piensan en la época de McEnroe; la gente disfrutaba del juego, porque mostraban emociones, es parte del juego, y creo que es bueno verlo de otra manera, que no solo los campeones jugando y ganando. Si no hay emoción, la gente no se interesa”, se sincera.
“Creo que es una buena idea intentar modernizar el tenis, lanzamos la Babolat Play connected racket en 2012, y en ese momento me di cuenta que teníamos que cambiar las reglas del tenis. Fueron las 31 reglas del tenis que autorizaron la conexión digital. 30 reglas para un deporte de 100 años, así que no cambió mucho», comenta.
“El tenis es muy conservador. Sabemos lo que significa la tradición de la innovación. Wimbledon es muy moderno, y creo que encuentran el equilibrio correcto entre innovar y mantener la tradición. Cuando miras el escenario de Wimbledon, es muy difícil saber si es antigua o moderna. Porque usan las mismas figuras. Así que mantienen algo de la historia, pero colocan cosas muy modernas», finaliza.
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