Baloncesto
El Valencia Basket cierra el círculo
El Valencia Basket quiere cerrar el círculo, en la Final Six de la Euroliga, en tiempo récord. El equipo taronja se presenta esta tarde (20:30, Dazn, À Punt y Aragón TV) en Zaragoza, para medirse con uno de los transatlánticos de Europa, el Cimsa CKB Mersin, con la intención de clasificarse para la final de la Euroliga, solo 11 años después de que Manolo Real reuniera a un grupo de jóvenes talentosas de la ciudad y alrededores para formar un equipo que vestiría los colores del Valencia Basket y competiría en Liga Nacional (tercera categoría), en el modesto pabellón de la Malvarrosa.
El equipo taronja compite esta tarde (20:30, Dazn) por un lugar en la final de la Euroliga tras ‘fundarse’ hace solo 11 años desde los rescoldos del campeón de Europa, Ros Casares
El Valencia Basket quiere cerrar el círculo, en la Final Six de la Euroliga, en tiempo récord. El equipo taronja se presenta esta tarde (20:30, Dazn, À Punt y Aragón TV) en Zaragoza, para medirse con uno de los transatlánticos de Europa, elCimsa CKB Mersin, con la intención de clasificarse para la final de la Euroliga, solo 11 años después de que Manolo Real reuniera a un grupo de jóvenes talentosas de la ciudad y alrededores para formar un equipo que vestiría los colores del Valencia Basket y competiría en Liga Nacional (tercera categoría), en el modesto pabellón de la Malvarrosa.
Este fue el germen que brotó desde la desaparición de otro gigante, el Ros Casares, que dos años antes había levantado el título de campeón de Europa y, en todo lo alto, deshizo el primer equipo. Real siguió adelante con la cantera, con 150 niñas, y en 2014 lo absorbió el Valencia Basket, ya con el proyecto de l’Alqueria del Basket adelantado. Leles Muñoz, que formó parte de la base del Ros Casares y después fue primera capitana del Valencia Basket femenino, vivió el trasvase de cerca: “Vivimos el proceso de desestructuración de un club y un proceso de iniciación de otro. Pasamos de estar entrenando con Amaya Valdemoro, Erika de Souza… a de repente no tener nada, fue un poco duro”.
Desde las primeras conversaciones, Juan Roig tenía el plan clarísimo. “Cuando empezó el proyecto, se nos dijo a dónde querían llegar y no nos lo creíamos. Su idea era competir en LF Endesa y en Euroliga”, asegura Leles. Eso sí, no se iba a coger ningún atajo. “Nos dijeron que el club iba a apostar. Pero lo iba a hacer a nivel deportivo, es decir, no iban a pagar la plaza de ningún equipo para estar arriba enseguida”, explica Begoña Pallardó, otra de las jugadoras que reclutaron para formar el primer Valencia Basket femenino de la historia.
Como todos, los comienzos fueron duros. El club quiso que el equipo fuera subiendo escalones fiel a su lema: Cultura del esfuerzo. “La mayoría habíamos formado en un equipo que tras siete fases de ascenso y no habíamos ascendido ninguna”, recalca Leles. De hecho, en la primera temporada no consiguieron ascender. Fue en la segunda campaña, en 2015-16, cuando se encendió la primera chispa. El Valencia Basket, con José Canales en el banquillo y tras ganar todos los partidos, jugó en Castellón la fase de ascenso a Liga Femenina 2, la segunda categoría del baloncesto nacional, contra el Canoe. En el partido definitivo, con empate en el marcador y unos segundos por jugar, apareció Pallardó. “La jugada era para Virginia, no era para mí. La tenía Esther para sacar de banda. Pero las de Canoe lo hicieron bien, pisaron la línea y descubrieron nuestra jugada. Y al final pues aparecí por ahí, me cayó el balón y fue un poco golpe de suerte… un tiro con la izquierda, sin pensar y entró”, rememora la exbase ante la atenta mirada de Alba Torrens y Queralt Casas, que se unen en este momento al encuentro con AS. “Ahora cuando vemos al Valencia ganar Ligas, jugar la Euroliga… ponemos en el grupo de whatsapp: ’¡Pallardó, contigo empezó todo!‘”. bromea Leles.
Ampliar
Fue el primero de los muchos pasos que ha dado este Valencia hasta llegar a donde está hoy. Tras un primer año en la división de plata en la que se salvaron por los pelos, Roig decidió ‘profesionalizar’ definitivamente el equipo. Con fichajes de relumbrón para la categoría y la base de las ‘fundadoras’ llevó a La Fonteta la fase final para ascender a LF Endesa, en 2018. “Se materializó todo lo que nos dijeron en esa fase de ascenso. La estructura del club cambia muchísimo. Se pasa de seis equipos en la base a tener 55. Pasamos de entrenar en la Malvarrosa a ver cómo se construía L’Alqueria y a tener las mismas condiciones que los chicos”, explica Leles Muñoz.
Una vez en la máxima categoría del baloncesto nacional, comienza la primera transición, aquellas que empezaron el proyecto empiezan a dejar hueco a jugadoras consagradas a nivel europeo. Leticia Romero, que hoy estará en la cita ante las turcas y Queralt Casas, que se lo perderá por la lesión en el brazo que se produjo hace una semana, fueron las primeras en aceptar el reto del Valencia, ya en la temporada 2019-20. “Yo venía de jugar la Final Four de la Euroliga y fiché sin saber ni siquiera si íbamos a jugar Eurocup. Pero lo que te proponen y la ambición del club, viendo cómo cada año iban dando pasos agigantados… pues decidí apostar”, asegura Queralt, la actual capitana que esta tarde, con el brazo en cabestrillo, tendrá que apoyar desde la banda. En esa primera temporada en la élite, el equipo comenzó como un tiro. En la Copa les detuvo el Girona de Vasic, Xargay, Palau y compañía; en la Liga, el Covid, que dio por finalizada la temporada cuando eran terceras.
Y después de la pandemia ya llegó la explosión definitiva en el baloncesto europeo que puede llegar a su culmen el próximo domingo, en una hipotética final de Euroliga. El Valencia ganó su primera Eurocup, con aquellos dos tiros libres de Raquel Carrera y la imagen rezando de Queralt. Ahí, hasta las mejores de Europa ya conocían el proyecto. “Sabía del Valencia Basket, los pasos que iban dando. Fue un momento histórico el título de la Eurocup porque tampoco un equipo español gana todos los días un título europeo. Desde Rusia veías el proceso y que se estaban haciendo las cosas bien y que no se daban los pasos en falso ni saltándose escalones”, explica Alba Torrens que en aquellos tiempos formaba parte del Ekaterimburgo, el auténtico dominador del baloncesto europeo.
Ampliar
Fichar a Alba para el proyecto siempre había sido el sueño imposible para Juan Roig. Las apariciones de Alba en La Fonteta, con la Selección española, llenaban el ojo del mecenas. Parecía imposible que una de las estrellas del basket europeo pudiera llegar a Valencia. Pero estalló la guerra en Rusia y Ucrania y el Ekaterimburgo se volatilizó. Y ahí llegó el momento de la seis veces campeona de la Euroliga como taronja. “Yo quería seguir compitiendo al máximo nivel y veía que estaban haciendo un equipo para competir al máximo en la liga española y para jugar en Europa. El proyecto ambicioso que vi… en las primeras entrevistas decía.: ‘Yo quiero conseguir títulos con el Valencia’. Yo me tuve que ir muy joven a Turquía y a Rusia y cuando llegué a Valencia pensé: ‘Es que ahora está aquí‘”, asegura la alero balear. Ya con Torrens y un equipo muy potente llegaron los primeros títulos nacionales, doblegando a clásicos como Uni Girona y Perfumerías Avenida: dos LF Endesa, una Copa de la Reina y tres Supercopas, levantando el triplete la pasada temporada.
Y por fin llega el reto de la Euroliga, el más difícil de todos. Tras disputar las tres últimas ediciones, el Valencia se ha metido en semifinales y está a dos pasos de culminar un camino que empezó desde abajo en el verano de 2014. Dos pasos, los más difíciles, por consumar un sueño y cerrar el círculo que abrió el Ros Casares con su título de Euroliga en 2012. “Es un sueño realista porque está el trabajo, la dedicación y la apuesta. Y con todo esto vamos a soñar alto”, asegura Torrens.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí