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Tabilo asesta otro batacazo a un apático Djokovic

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Novak Djokovic depositó su confianza en que el pasado torneo de Miami, en el que llegó a su primera final del año, supusiese un giro en el guion de un curso que está siendo muy crudo para el tenista más laureado de la historia. Sin embargo, el serbio, de 37 años y quinto del ranking mundial, volvió este miércoles a las andadas de los batacazos. Se pegó otro, importante además, al caer derrotado a las primeras de cambio en el Masters 1.000 de Montecarlo a manos del chileno Alejandro Tabilo (6-3 y 6-4 en 1h26), que ya había pasado por encima del balcánico en Roma 2024. El balance de Nole en lo que va de año es de 12-6, cifra que sabe a poco para un Djokovic que lleva ocho torneos seguidos viendo frustrado su intento de levantar el título número 100 de su carrera (el 99º fueron los Juegos Olímpicos del pasado 4 de agosto, hace 248 días, a punto de ser la segunda sequía más larga de su trayectoria).

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​El chileno, que ya pasó por encima del serbio el año pasado en Roma, elimina a Nole a las primeras de cambio en Montecarlo. Madrid, siguiente parada de Novak.  

Novak Djokovic depositó su confianza en que el pasado torneo de Miami, en el que llegó a su primera final del año, supusiese un giro en el guion de un curso que está siendo muy crudo para el tenista más laureado de la historia. Sin embargo, el serbio, de 37 años y quinto del ranking mundial, volvió este miércoles a las andadas de los batacazos. Se pegó otro, importante además, este miércoles al caer derrotado a las primeras de cambio en el Masters 1.000 de Montecarlo a manos del chileno Alejandro Tabilo (6-3 y 6-4 en 1h26), que ya había pasado por encima del balcánico en Roma 2024. El balance de Nole en lo que va de año es de 12-6, cifra que sabe a poco para un Djokovic que lleva ocho torneos seguidos viendo frustrado su intento de levantar el título número 100 de su carrera (el 99º fueron los Juegos Olímpicos del pasado 4 de agosto, hace 248 días, a punto de ser la segunda sequía más larga de su trayectoria).

Si en Florida se vio a un Djokovic enchufado, que disfrutaba sobre la pista y que se alimentaba de la energía del público, en Montecarlo se volvió a ver la que ya es su tónica habitual en 2025: cabizbajo, apesadumbrado, desganado, como si la cosa no fuese con él, sin ni siquiera los enfados con los que se suele enganchar cuando tiene que remontar y, sobre todo, con un tenis repleto de errores e imprecisiones. Los constantes gritos de “Nole, Nole” de la grada de la Rainier III monegasca no levantaron los ánimos de Novak, que no llega a la final en el Principado desde 2015, año en el que ganó su segundo título en este torneo. De hecho, un trofeo más en Montecarlo le convertiría en el primer tenista de la historia con al menos tres títulos en cada Masters 1.000, pero ese récord, al igual que el del centenario o el de su 25º Grand Slam, tendrá que esperar… o quizás nunca llegue.

Quizás nunca llegará porque el mismo Djokovic admitió, en la previa de Montecarlo, que tanta derrota inesperada le hace, inevitablemente, replantearse las cosas. “Obviamente, cuando empiezas a perder pronto tienes más preguntas y voces internas que te hacen dudar sobre si debes seguir adelante. Me alegro de haber encontrado en Miami alegría en la pista y ese nivel de rendimiento, a ver si puedo trasladarlo a la tierra batida”, dijo el serbio, que no pudo abrir la gira sobre polvo de ladrillo como esperaba. Se topó con un Tabilo, de 27 años y 32º del ranking mundial, que hizo muchas cosas bien para lograr su segundo triunfo en dos partidos en los que se ha medido con Nole. Ya arrasó con él en Roma el año pasado (6-2 y 6-3), y su nueva victoria es de las que hace pupa al orgullo de Djokovic, que en este torneo no contó con Andy Murray en su box y fue su hermano, Marko, quien hizo las de entrenador.

Sobre el papel no era un partido por el que debía temer Nole, y es que Tabilo no ganaba dos encuentros seguidos desde el pasado Masters 1.000 de Montreal, y su balance frente a top-10 era de 1-8 (precisamente el triunfo fue el de Roma sobre Djokovic). Sin embargo, el chileno, con un buen saque y ayudado por las lentas condiciones de un día nublado, evidenció que se le atraganta sobre tierra a Djokovic. “Ha sido un año complicado, así que había nervios. He intentado recordar lo que hice bien la última vez, y gracias a Dios he podido sacar bien. Eso me ha ayudado mucho a juntar mi juego, y ha sido un partido increíble. Han sido unos tiempos complicados en lo personal, pero hemos intentado cuidarlo. Estoy feliz por sentirme cada vez mejor”, resumió un hombre que comenzó la temporada con seis derrotas consecutivas.

Ahora, es junto con Marat Safin y Jiri Vesely, el tercer jugador que no tiene ninguna derrota frente a Djokovic con al menos dos partidos disputados (el ruso y el checo también tienen 2-0). Fue un espejismo el inicio del encuentro en el que el serbio logró un break, ya que Tabilo, que en octavos se medirá con el ganador del Vacherot-Dimitrov, devolvió la rotura de inmediato y enseguida tomó la delantera en el primer set. El servicio fue la gran fortaleza de Nole en Miami, donde tuvo varios partidos con más de un 80% de primeros metidos, pero este miércoles la cifra bajó a un 54% y ahí no fue capaz de sobrevivir. Los 29 errores no forzados que cometió Djokovic delatan el gris día que tuvo el balcánico, que por tercera vez en los cuatro últimos torneos que ha jugado se despide a las primeras de cambio (también le sucedió en Doha e Indian Wells). El Madrid Open (del 21 de abril al 4 de mayo) será la siguiente parada de un Nole que tendrá que digerir un nuevo batacazo.

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