Conoce la historia de Honesty, la nueva colección del artista dominicano Juan Carlos Reyes, donde explora esas emociones profundas y la verdad sobre ellas

Juan Carlos nos cuenta cómo cada pieza es una invitación a cuestionar esas verdades a las que hemos sido impuestos desde corta edad, como la pureza y la vulnerabilidad durante la infancia nos hace fácil de influenciar.

Si está #Happening está en Times, conoce Honesty desde la perspectiva de su creador, la nueva colección que se está presentando en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo por Juan Carlos Reyes.

¿Qué experiencia personal te inspiró a crear “Honesty”?

«Honesty» nació de un proceso de introspección. Fue un ejercicio de extender mis emociones hacia el lienzo, de enfrentar mis propias contradicciones y miedos. La idea de la honestidad como un camino hacia la libertad me ha acompañado siempre, pero fue en un momento de transformación personal cuando decidí que debía materializarlo en mi obra.

Curiosamente, el título de la exposición también está influenciado por la canción Honesty de Billy Joel, cuyas letras siempre me han parecido profundamente reveladoras. Habla de lo difícil que es encontrar la verdadera honestidad en el mundo, de cómo muchas veces nos rodeamos de ilusiones o de verdades a medias para evitar la crudeza de la realidad. En mi proceso creativo, me hice esa misma pregunta: ¿qué tan honesto soy conmigo mismo y con mi arte? La respuesta se tradujo en cada una de las piezas de esta muestra, donde cuestionó la percepción de la verdad, la inocencia y la influencia del tiempo en nuestra manera de entender el mundo.

De todas las obras en la exposición, ¿cuál sientes que representa mejor el mensaje y por qué?

Todas las obras son especiales, pues cada una refleja una parte de mi esencia. Pero hay una pieza en particular que considero el corazón de esta muestra: está estructurada en lino con paneles como un ángulo rojo conformando una especie de escenario en el que resalta en la parte izquierda hacia la derecha un alfiler sobre el que se posa en su punta una niña vestida con zapatos de diario tipo botines y un conjunto de pantalones en rosado claro y blusa en rosa fucsia con el pelo recogido llevando la mirada hacia un trozo de papel arrugado en el piso, proyectándose tanto la sombra de la niña como del alfiler traspasando la superficie del propio lienzo. Esa imagen encapsula la esencia de Honesty: la incertidumbre, el juego de la vida y la búsqueda de la verdad en un mundo donde muchas veces no vemos con claridad y nos mantenemos en un balance sin medir a veces los riesgos a los que nos enfrentamos.

En varias piezas usas niños con los ojos vendados. ¿Qué significado tienen estos símbolos para ti?

Los niños representan la pureza, la inocencia y, al mismo tiempo, la vulnerabilidad frente al mundo. Al vendar sus ojos, hablo de la desinformación, la manipulación y las verdades a medias que nos rodean desde pequeños. Pero también es un llamado a mirar más allá de lo evidente, a desarrollar una percepción más profunda.

Tus pinturas incluyen ajedreces, columpios y relojes. ¿Por qué elegiste estos elementos?

Cada uno de estos elementos tiene un peso simbólico en mi trabajo. El ajedrez representa la estrategia de la vida, las decisiones que tomamos y las consecuencias de cada movimiento. El columpio es la infancia, la oscilación entre la inocencia y la madurez. Y los relojes nos recuerdan el tiempo, ese factor ineludible que nos condiciona pero que también nos desafía a vivir con autenticidad.

Tus esculturas e instalaciones permiten que el público interactúe con ellas. ¿Qué esperas que sientan o piensen al hacerlo?

Espero que la interacción sea un detonante de reflexión. Quiero que el espectador se cuestione su propia percepción de la verdad, que sienta curiosidad, que se enfrente a su propio reflejo y encuentre respuestas en la experiencia sensorial que ofrecen mis obras.

Si en esta exposición tuvieras que seleccionar una de tus obras para contar tu propia historia, ¿cuál elegirías y por qué?

Probablemente elegiría las instalaciones donde el espectador se convierte en parte de la obra, porque eso representa mi propio viaje artístico. Mi historia es un constante diálogo con el otro, una exploración que cobra sentido cuando se comparte y se cuestiona, un estar arriba y estar abajo, pero siempre conservando el balance.

Después de Honesty, ¿qué sigue para ti como artista?

Seguiré explorando la relación entre la percepción y la verdad, pero desde nuevas perspectivas. Tengo en mente proyectos que integren aún más la experiencia del espectador, así como el uso de materiales no convencionales. Quiero que mi trabajo siga evolucionando, manteniendo siempre la esencia de la honestidad como punto de partida.

Al final, Honesty es una experiencia sensorial y emocional que deja una huella, una llamada a vivir con mayor conciencia, sinceridad y libertad. Esta colección estará disponible hasta el 17 de abril en el Museo de Arte Moderno y es mejor no perderse la oportunidad de sumergirse en el arte inmersivo de Juan Carlos Reyes.