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Baloncesto

El futuro brilla en el presente: Paige Bueckers gana el título de la NCAA

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La hegemonía contra la hegemonía en la final femenina de baloncesto universitario. Connecticut recuperó el título en una salvajada de partido, tanteando el terreno primero y pegando tres acelerones en los tres últimos cuartos que hasta llevaron lágrimas a los ojos de las jugadores de enfrente. La South Carolina de Dawn Staley, invicta el año pasado y venciendo a la mismísima Caitlin Clark, perdió su trono con una muy mala actuación durante el desenlace de San Antonio.

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​Paige Bueckers, aspirante a número uno del ‘draft’, se llevó el campeonato nacional universitario con U-Conn derrotando a las últimas campeonas.  

La hegemonía contra la hegemonía en la final femenina de baloncesto universitario. Connecticut recuperó el título en una salvajada de partido, tanteando el terreno primero y pegando tres acelerones en los tres últimos cuartos que hasta llevaron lágrimas a los ojos de las jugadores de enfrente. La South Carolina de Dawn Staley, invicta el año pasado y venciendo a la mismísima Caitlin Clark, perdió su trono con una muy mala actuación durante el desenlace de San Antonio.

En la Final Four de la NCAA en este 2025, que tuvo lugar en el Amalie Arena (19.777 espectadores), el marcador fue un severo juez. 59-82 para las Huskies. Apoyo profundo en dos chicas, Azzi Fudd y Sarah Strong, ambas con 24 tantos. En la parte contraria, escasa aportación tanto de dos candidatas a ser elegidas en buena posición para la liga mayor, Sania Feagin y Te-Hina Paopao, como de las demás.

La universidad de las estrellas, la que hizo un camino de ensueño que empezó por Rebecca Lobo y terminó en Breanna Stewart pasando por Sue Bird y Diana Taurasi, germen de la mejor selección de baloncesto de la historia en femenino, la estadounidense, tiene una nueva luz en el firmamento. Aquí no brilló con toda la fuerza que posee en su ser, la defensa se centró en ella y eso hizo que se desviara el juego, pero hay Paige Bueckers para rato. En las Wings de Dallas se frotan las manos, es allí hacia donde apunta su futuro y el del deporte. Tienen derecho preferente para elegirla. Una favorita que dejará en alto la universidad.

Bueckers, que ya tiene 23 años (cinco en vez de cuatro en la universidad, se le concedió una prórroga al perderse un curso entero por una lesión grave de rodilla), ha sido moldeada por el técnico más exitoso de la historia, Geno Auriemma, con el que U-Conn continúa cosechando éxitos. Tantos como doce. Desde que estaba en Hopkins y se convirtió en la primera mujer portada de la revista Slam fuera de NCAA o WNBA, deslumbrante al galopar, Paige es un fenómeno de masas que ha desembocado en una lista de éxitos que no para de crecer. Las Huskies arrasaron aunque ella se quedara en 17 puntos -5/14- arreglados en la segunda parte.

La victoria se vivió como una oportunidad para su compañera en el juego exterior titular, Fudd, que embocó perfectamente en el aro, al centrarse sobre Bueckers las rivales. La otra gran noticia para las visitantes fue Sarah Strong, que además de la puntuación capturó quince rebotes. Hija de los baloncestistas estadounidenses que además tienen pasaporte francés por residencia, Danny Strong y Allison Feaster, y nacida en Madrid cuando los progenitores desarrollaban su carrera en España, él en Fuenlabrada y ella en Valencia. Dos actrices principales en la función preparada para Paige. Porque aquí lo importante era ganar.

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Ésta era la revancha de la final de hace tres años, en la que Carolina del Sur acabó por delante. Vaya forma de tomársela, la temperatura del plato en el que se sirvió estaba por debajo de cero.

El comienzo se produjo sin grandes alteraciones, a intercambio de canastas y parciales muy cortos. No había despegue de ninguno de los dos conjuntos. Bueckers firmaba un 2/6 en el primer cuarto; en los dos siguientes, 1/4 en global. Errática después de un buen trabajo de campo sobre ella. Tiempo para las demás. Ella anotó nada más empezar el segundo periodo y, después de dos rúbricas de Edwards, empezó el festival de U-Conn. Se cerró el periodo con un parcial de 4-11 y una única canasta en juego para las de Staley. En el tercer acto, otro mal cierre: 2:47 sin anotar las locales. Se habían venido abajo al sentir que la defensa sobre Bueckers no les daba el rédito suficiente, Strong y Fudd no paraban de machacarlas. La distancia andaba sobre los veinte y no decreció; al revés acabó en 23.

Todo el último cuarto sirvió como celebración de Connecticut para consigo. Triunfo magnífico en el momento justo. Como hacen las campeonas. Y vuelven a serlo desde este domingo.

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