Tecnología
Científicos perforan en las profundidades del Gran Agujero Azul y descubren un patrón inquietante

Un sumidero en Belice ha revelado que los huracanes en el Caribe podrían triplicarse este siglo. Los científicos identificaron 574 tormentas en 5.700 años, pero ya han detectado 9 solo en las últimas dos décadas.
Un sumidero en Belice ha revelado que los huracanes en el Caribe podrían triplicarse este siglo. Los científicos identificaron 574 tormentas en 5.700 años, pero ya han detectado 9 solo en las últimas dos décadas.
Una enorme cueva submarina en el Caribe, frente a las costas de Belice, podría guardar pistas inquietantes sobre el futuro climático de la región. Tras analizar sedimentos extraídos del fondo del Gran Agujero Azul –un sumidero submarino tan impresionante como misterioso–, un equipo internacional de científicos ha descubierto evidencias alarmantes sobre el aumento de ciclones tropicales en el Caribe.
En concreto, el estudio publicado en la revista Science Advances y liderado por la Universidad Goethe de Fráncfort sugiere que el cambio climático está acelerando significativamente la frecuencia de los ciclones tropicales, lo que podría desatar un aumento sin precedentes de estos fenómenos devastadores durante el presente siglo.
El Gran Agujero Azul: un archivo natural del clima caribeño
A 80 kilómetros de la costa de Belice, en el atolón del arrecife Lighthouse, se encuentra este impresionante sumidero marino: un círculo perfecto de aguas azul oscuro que desciende abruptamente hasta 125 metros de profundidad. Este sumidero submarino de 300 metros de diámetro comenzó como una cueva de piedra caliza que, tras el colapso de su techo durante la última glaciación, se transformó en el extraordinario archivo natural climática de la región.
Durante el verano de 2022, un equipo científico liderado por el profesor Eberhard Gischler transportó una plataforma de perforación hasta este «ojo azul» y extrajo un núcleo de sedimentos de 30 metros de longitud. Este cilindro contiene capas de sedimentos que se han acumulado sin alteraciones durante aproximadamente 20.000 años, gracias a las peculiares condiciones ambientales del lugar.
«Debido a las condiciones ambientales únicas –incluidas las aguas del fondo sin oxígeno y varias capas de agua estratificadas–, los sedimentos marinos finos pudieron asentarse en gran medida inalterados en el Gran Agujero Azul», asegura el Dominik Schmitt, autor principal del estudio e investigador del Grupo de Investigación de Biosedimentología, en un comunicado de prensa.
Huracanes en el Caribe: 5.700 años de historia tormentosa
Como si de anillos de árbol se tratara, los científicos pudieron identificar las capas de sedimentos depositadas por las tormentas tropicales. Según explica Schmitt, estas capas de tormenta o «tempestitas» se distinguen claramente de los sedimentos normales por su color beige a blanco y el tamaño más grueso de sus partículas.
Este registro proporciona una visión sin precedentes de las fluctuaciones climáticas en el suroeste del Caribe, mucho más allá de los datos instrumentales disponibles, que solo abarcan los últimos 175 años.
El análisis reveló un total de 574 tormentas en los últimos 5.700 años, con una tendencia clara: la frecuencia de ciclones tropicales ha estado aumentando constantemente durante los últimos seis milenios. Según los investigadores, históricamente «entre cuatro y dieciséis tormentas tropicales y huracanes han pasado sobre el Gran Agujero Azul cada siglo». Sin embargo, solo en los últimos 20 años, los investigadores encontraron evidencia de nueve tormentas tropicales en la misma región.
Y, por si fuera poco, las proyecciones son aún más preocupantes: los investigadores estiman que aproximadamente 45 tormentas tropicales y huracanes podrían afectar a la región antes de que finalice el siglo XXI. El profesor Gischler señala que este aumento dramático supera con creces la variabilidad natural observada en los últimos milenios.
Calentamiento global: el impulsor de ciclones más frecuentes
Este aumento, aseguran los investigadores, no se debe a una variación natural del clima, sino a dos factores clave. Por un lado, el desplazamiento gradual hacia el sur de la Zona de Convergencia Intertropical –una franja de baja presión cerca del ecuador donde se forman muchas de estas tormentas– ha cambiado tanto el lugar donde nacen los ciclones como sus trayectorias. Por otro, el calentamiento global acelerado desde la Revolución Industrial ha elevado la temperatura del mar, generando condiciones ideales para el desarrollo de tormentas más intensas y frecuentes.
«Este elevado número es muy superior al de los últimos 5.700 años», afirma Schmitt a Live Science. «Una explicación de esta elevada frecuencia de tormentas no son las variaciones naturales del clima o de la radiación solar, sino el progresivo calentamiento global durante la Era Industrial, acompañado de un rápido aumento de las temperaturas de la superficie del mar y de eventos globales más fuertes de La Niña, que crean condiciones óptimas para el desarrollo y la rápida intensificación de las tormentas», agrega.
Más allá de revelar capítulos ocultos de la historia climática caribeña, este innovador estudio advierte sobre un futuro desafiante: con el progresivo calentamiento de los océanos, las comunidades costeras del Caribe deberán implementar estrategias de adaptación y resiliencia ante el inminente incremento en frecuencia e intensidad de estos fenómenos meteorológicos devastadores. La evidencia científica ahora exige acciones concretas para proteger tanto los frágiles ecosistemas marinos como los asentamientos humanos vulnerables.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de la Universidad Goethe de Fráncfort, Live Science y Science Alert.
Deutsche Welle: DW.COM – Ciencia y Tecnologia