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Remontadón, sufrimiento y a la final
El PSG sufrió de lo lindo, llegó a estar herido de muerte y acabó consumando una remontada que evitó un bochorno inédito en su historia reciente. Tirando de talento individual, no de colectivo, los parisinos remontaron al Dunkerque, que llegó a ir ganando 2-0, y acabaron venciendo holgadamente por 2-4, certificando su clasificación para la final de la Copa de Francia, en la que buscarán revalidar título el próximo 24 de mayo. Dembélé, con un doblete, volvió a demostrar que es uno de los mejores jugadores del mundo.
El PSG vence 2-4 al Dunkerque, remontando un 2-0 adverso, y se clasifica para la final de la Copa de Francia, en la que defiende título.
El PSG sufrió de lo lindo, llegó a estar herido de muerte y acabó consumando una remontada que evitó un bochorno inédito en su historia reciente. Tirando de talento individual, no de colectivo, los parisinos remontaron al Dunkerque, que llegó a ir ganando 2-0, y acabaron venciendo holgadamente por 2-4, certificando su clasificación para la final de la Copa de Francia, en la que buscarán revalidar título el próximo 24 de mayo. Dembélé, con un doblete, volvió a demostrar que es uno de los mejores jugadores del mundo.
El fútbol es un deporte en el que dar por sentado un resultado, por muy flagrante que sea, puede condenarte. El Dunkerque, el matagigantes de la Copa de Francia, verdugo de dos equipos Champions, Lille y Brest, protagonizó un primer tiempo hercúleo, tuteando al PSG, del que se dio por sentado ni con el partido empezado que golearía en Lille. Este equipo, del norte de Francia, aguerrido, impertérrito, y férreo en defensa, fue una pesadilla para uno de los mejores equipos de Europa, sorprendiendo nada más comenzar la contienda, tras adelantarse en el marcador, a balón parado, por medio de Sasso.
El 1-0 no intimidó al Dunkerque, que demostró que el fútbol, alguna vez, no entiende de lógicas Y el PSG, con un Luis Enrique fuera de sí en la grada, anonadado con lo que estaba aconteciendo, se adormiló. En otro error defensivo, esta vez de Nuno Mendes, el saudí Al-Saad ponía el 2-0. El resultado no era un sueño. El PSG estaba contra las cuerdas. El conjunto parisino tiró de talento individual para intentar desarbolar el sistema de seis defensas, el único que puede contener al mayor presupuesto del fútbol francés, y encontró su premio por el mejor delantero del 2025, Dembélé. Aprovechando un pase de Achraf, el francés registró su gol número 24 del año. El PSG suspiró, pero se le volvió a encoger el corazón, ya que Skytta, con el tiempo cumplido, perdonó el tercero.
Si al PSG le das una vida, estás condenado. Y en Francia, esta ley no escrita se lleva aplicando desde hace 13 años. El error de Skytta fue el epitafio del Dunkerque, cuyo físico fue menguando. Los nordistas no pudieron evitar el empate nada más comenzar el segundo tiempo, firmado por Marquinhos, en un córner que debió ser saque de puerta. La avalancha parisina fue atronadora. El Dunkerque se resistió a abdicar, pero el talento individual de su rival no tiene parangón en Francia. Doué, con mucha fortuna, porque su disparo lo desvío Sasso, consumaba la remontada, firmando un 2-3 que no se dilató y que se esperaba en vistas de la superioridad del PSG. Dembélé engrosó todavía más sus cifras en el descuento, firmando su vigesimoquinto tanto en 2025, y envió al PSG a la final de la Copa de Francia.
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