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Conectores: al fin y al cabo

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¿Árganas y macutos preparados para seguir con nuestra cosecha de conectores? En estas semanas hemos ido haciéndonos con un buen puñado de ellos, pero no crean que se acabaron. Podemos todavía recolectar unos cuantos y atesorarlos, pero, no se engañen, no nos servirán de nada si no los ponemos en uso.

No siempre hemos dicho lo que queríamos decir. Hace falta volver atrás y enmendarlo o matizarlo. Para ello acuden en nuestro auxilio los conectores rectificativos: más bien, mejor dicho.

Nos brindan la oportunidad de modificar una afirmación que acabamos de exponer. Conocer estos conectores mejorará nuestros textos; más bien, utilizar estos conectores mejorará nuestros textos.

A veces, en cambio, no se trata de rectificar, sino de apoyar con más argumentos lo que acabamos de expresar. Pues bien, como nunca sobran razones para sustentar nuestras tesis, ahí tenemos a los conectores argumentativos, que trabajan precisamente para esto: así las cosas, dicho esto, en vista de ello.

La utilidad de los conectores es indiscutible; en vista de lo cual, esta Eñe se la ha cogido con ellos.

Siempre viene bien presentar nuestras ideas de forma ordenada. Para ello tenemos los conectores de ordenación, muy útiles para estructurar lo que decimos.

Pueden servirnos para hacer una introducción (antes de nada, a continuación), para establecer una secuencia (en primer lugar; en segundo lugar…; por una parte; por otra) o una conclusión (finalmente, para terminar/concluir, por último).

Va llegando el momento de concluir, de cerrar el macuto y dar por terminada la cosecha. Y lo vamos a hacer, como no podía ser de otra forma, recapitulando y, por supuesto, acudiendo a los conectores.

Dice el Diccionario de la lengua española que recapitular es ‘recordar sumaria y ordenadamente lo que por escrito o de palabra se ha manifestado con extensión’. En suma, recoger los trastes y ordenarlos. A fin de cuentas, conocer los recursos de nuestra lengua para ponerlos a trabajar para nosotros.

Y de eso saben los conectores recapitulativos: al fin y al cabo, en conclusión, en definitiva, en fin, en resumen, además de esos otros que ya han visto cumpliendo con su tarea.

Por cierto, nunca se olviden de la ortografía. Ya les avisé que observando con atención estas Eñes dedicadas a los conectores podían también sacar conclusiones sobre su ortografía. Si se han fijado bien, las comas establecen sus límites.

Por una parte, cuando los situamos al principio de la frase van seguidos de coma: La lectura nos mejora; es más, nos hace más libres. Por otra, cuando aparecen en el medio de la frase, se escriben entre comas: Las redes sociales empobrecen nuestro tiempo, en cambio, los libros lo enriquecen.

También va entre comas el conector que situamos después de una conjunción: Conocemos los beneficios de la lectura y, aun así, no le dedicamos el tiempo necesario. Finalmente, tengamos en cuenta que algunos conectores pueden también colocarse al final de la frase que enlazan.

En ese caso, la coma también los separa de ella: Tiene fácil solución; elijan un libro y empiecen hoy mismo a leerlo, por ejemplo.

En conclusión, riqueza léxica y respeto ortográfico. No me negarán que la lengua española nos brinda recursos más que abundantes para que nuestra expresión, hablada y escrita, sea coherente y apropiada. Abrir el macuto y empezar a disfrutar de la cosecha ya es cosa nuestra.

 

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