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Mundo Motor

Ventas de autos en USA: ¿La calma antes de la tormenta por los aranceles?

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Parece que el arranque de 2025 trajo buenas noticias para la industria automotriz en Estados Unidos. Las cifras de ventas de autos, sobre todo las de febrero y, más recientemente, las estimadas para marzo, fueron más que positivas para los fabricantes y concesionarios. 

De hecho, con un volumen proyectado de 1,45 millones de unidades para marzo, se calcula que el ritmo anual de ventas (conocido como SAAR por sus siglas en inglés) alcanzaría los 16,3 millones de unidades. Ciertamente, esto impulsaría el promedio del primer trimestre hasta los 16,0 millones de unidades.

Ahora bien, si comparamos este dato con los 15,5 millones de unidades del mismo periodo en 2024, el avance es innegable. Aquí es donde la conversación se pone interesante, puesto que este impulso inicial podría ser, en cierto modo, una ilusión pasajera. 

Existe una creciente especulación, respaldada por análisis como el de S&P Global Mobility, de que este buen desempeño trimestral podría representar un pico temporal antes de una posible desaceleración.

¿Cómo van las ventas de autos en Estados Unidos? Datos hasta octubre 2024

La sombra de los aranceles: ¿El impulso oculto del trimestre?

¿La razón detrás de esta cautela? La inminente entrada en vigor de nuevos aranceles a los automóviles, prevista para abril. Resulta lógico pensar que tanto los fabricantes como los consumidores más avispados hayan movido ficha antes de tiempo. 

Por un lado, las marcas automotrices, posiblemente a través de incentivos y ofertas especiales, habrían buscado asegurar ventas antes de que el panorama cambie. Por otro lado, los compradores informados, anticipando una subida de precios derivada de estos aranceles sobre vehículos y piezas importadas, probablemente decidieron que marzo era el momento idóneo para comprar. 

Como apunta Chris Hopson, analista principal de S&P Global Mobility, “probablemente intentan anticiparse a la incertidumbre futura sobre los precios de los automóviles aprovechando las ofertas de marzo”.

Por consiguiente, aunque las perspectivas generales de S&P Global Mobility para 2025 todavía apuntan a un crecimiento sostenido, aunque más moderado, en las ventas de vehículos ligeros, la sombra de los aranceles introduce un factor de riesgo considerable. 

Estas potenciales cargas fiscales, sumadas a otras presiones que ya enfrentan los consumidores (como tipos de interés todavía elevados o una inflación persistente), generan notables riesgos a la baja para las estimaciones de volumen que se manejaban. De ahí que la posibilidad de que el primer trimestre haya sido el punto más alto por un tiempo no suene descabellada.

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Presiones y el factor eléctrico

Dentro de este panorama, el segmento de los vehículos eléctricos también juega su propio partido. Su desarrollo continuo es una pieza clave en las proyecciones a largo plazo. No obstante, a corto plazo, se anticipa cierta volatilidad. 

Para marzo, se esperaba que la cuota de mercado de los EV alcanzara el 8,5%, una cifra superior a la de febrero. Este vaivén refleja una cierta inquietud generalizada; fabricantes, concesionarios y consumidores todavía están asimilando los posibles cambios en los incentivos gubernamentales para este tipo de vehículos, lo que añade otra capa de incertidumbre al mercado.

Así pues, la situación actual del mercado automotriz estadounidense es compleja. Se observa un primer trimestre fuerte, posiblemente inflado por compras anticipadas ante la llegada de aranceles. A su vez, existen presiones económicas sobre los consumidores y una particular volatilidad en el pujante, pero todavía sensible a incentivos, mercado de los eléctricos.

Queda esperar 

En resumen, aunque los números iniciales de 2025 fueron alentadores, el verdadero pulso del mercado se medirá en los próximos meses, una vez que los efectos de los aranceles comiencen a sentirse realmente. 

Queda por ver cómo reaccionarán los precios, qué estrategias adoptarán los fabricantes y, fundamentalmente, cuál será la respuesta final del consumidor ante un entorno que se presenta, cuando menos, desafiante. La industria, por lo tanto, se prepara para navegar aguas potencialmente más turbulentas después de una calma inicial que podría haber sido solo temporal.

 

Parece que el arranque de 2025 trajo buenas noticias para la industria automotriz en Estados Unidos. Las cifras de ventas de autos, sobre todo las de febrero y, más recientemente, las estimadas para marzo, fueron más que positivas para los fabricantes y concesionarios. 

De hecho, con un volumen proyectado de 1,45 millones de unidades para marzo, se calcula que el ritmo anual de ventas (conocido como SAAR por sus siglas en inglés) alcanzaría los 16,3 millones de unidades. Ciertamente, esto impulsaría el promedio del primer trimestre hasta los 16,0 millones de unidades.

Ahora bien, si comparamos este dato con los 15,5 millones de unidades del mismo periodo en 2024, el avance es innegable. Aquí es donde la conversación se pone interesante, puesto que este impulso inicial podría ser, en cierto modo, una ilusión pasajera. 

Existe una creciente especulación, respaldada por análisis como el de S&P Global Mobility, de que este buen desempeño trimestral podría representar un pico temporal antes de una posible desaceleración.

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Por un lado, las marcas automotrices, posiblemente a través de incentivos y ofertas especiales, habrían buscado asegurar ventas antes de que el panorama cambie. Por otro lado, los compradores informados, anticipando una subida de precios derivada de estos aranceles sobre vehículos y piezas importadas, probablemente decidieron que marzo era el momento idóneo para comprar. 

Como apunta Chris Hopson, analista principal de S&P Global Mobility, “probablemente intentan anticiparse a la incertidumbre futura sobre los precios de los automóviles aprovechando las ofertas de marzo”.

Por consiguiente, aunque las perspectivas generales de S&P Global Mobility para 2025 todavía apuntan a un crecimiento sostenido, aunque más moderado, en las ventas de vehículos ligeros, la sombra de los aranceles introduce un factor de riesgo considerable. 

Estas potenciales cargas fiscales, sumadas a otras presiones que ya enfrentan los consumidores (como tipos de interés todavía elevados o una inflación persistente), generan notables riesgos a la baja para las estimaciones de volumen que se manejaban. De ahí que la posibilidad de que el primer trimestre haya sido el punto más alto por un tiempo no suene descabellada.

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Presiones y el factor eléctrico

Dentro de este panorama, el segmento de los vehículos eléctricos también juega su propio partido. Su desarrollo continuo es una pieza clave en las proyecciones a largo plazo. No obstante, a corto plazo, se anticipa cierta volatilidad. 

Para marzo, se esperaba que la cuota de mercado de los EV alcanzara el 8,5%, una cifra superior a la de febrero. Este vaivén refleja una cierta inquietud generalizada; fabricantes, concesionarios y consumidores todavía están asimilando los posibles cambios en los incentivos gubernamentales para este tipo de vehículos, lo que añade otra capa de incertidumbre al mercado.

Así pues, la situación actual del mercado automotriz estadounidense es compleja. Se observa un primer trimestre fuerte, posiblemente inflado por compras anticipadas ante la llegada de aranceles. A su vez, existen presiones económicas sobre los consumidores y una particular volatilidad en el pujante, pero todavía sensible a incentivos, mercado de los eléctricos.

Queda esperar 

En resumen, aunque los números iniciales de 2025 fueron alentadores, el verdadero pulso del mercado se medirá en los próximos meses, una vez que los efectos de los aranceles comiencen a sentirse realmente. 

Queda por ver cómo reaccionarán los precios, qué estrategias adoptarán los fabricantes y, fundamentalmente, cuál será la respuesta final del consumidor ante un entorno que se presenta, cuando menos, desafiante. La industria, por lo tanto, se prepara para navegar aguas potencialmente más turbulentas después de una calma inicial que podría haber sido solo temporal.

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