Tenis
Mensik conquista Miami y frustra el título número 100 de Djokovic

Cuando el 4 de agosto de 2024 Novak Djokovic se colgó la medalla de oro en París, el tenista más laureado de la historia se quitó el gran peso que tenía encima por ser campeón olímpico, pero aquel triunfo le cargó de inmediato con otra mochila que, por el momento, pesa más de lo esperado. Aquel fue el título oficial número 99 en la carrera del serbio y, por ahora, el último. Se le atraganta el 100 a Nole, que 238 días después sigue sin llegar a una cifra únicamente alcanzada por Jimmy Connors (109) y Roger Federer (103). En la madrugada del domingo al lunes, el de Belgrado perdió una nueva oportunidad de agrandar (más todavía) su leyenda al caer en la final del Masters 1.000 de Miami frente al jovencísimo checo Jakub Mensik (7-6 (4) y 7-6 (4) en 2h04), que sumó el primer título de su carrera y que, con tan solo 19 años, se confirmó como uno de los proyectos más interesantes del futuro del tenis.
El checo, de tan solo 19 años, vence al serbio en una final de mucho nivel para atrapar el primer título de carrera. La sequía de Nole se prolonga.
Cuando el 4 de agosto de 2024 Novak Djokovic se colgó la medalla de oro en París, el tenista más laureado de la historia se quitó el gran peso que tenía encima por ser campeón olímpico, pero aquel triunfo le cargó con otra mochila que, por el momento, pesa más de lo esperado. Aquel fue el título oficial número 99 en la carrera del serbio y, por ahora, el último que ha conquistado. Se le atraganta el 100 a Nole, que 238 días después sigue sin llegar a una cifra únicamente alcanzada por Jimmy Connors (109) y Roger Federer (103). En la madrugada del domingo al lunes, el de Belgrado perdió una nueva oportunidad de agrandar (más todavía) su enorme leyenda al caer en la final del Masters 1.000 de Miami frente al jovencísimo checo Jakub Mensik (7-6 (4) y 7-6 (4) en 2h04), que sumó el primer título de su carrera y que, con tan solo 19 años, se confirmó como uno de los proyectos más interesantes del futuro del tenis.
La sequía que atraviesa Djokovic está a tan solo un par de semanas de convertirse en la segunda más prolongada en su carrera desde que conquistase su primer torneo, allá por 2006 en Amersfoort. El título número 100 y levantar su 25º Grand Slam son las dos principales obsesiones que tiene el balcánico en este momento de su carrera, a dos meses de cumplir los 38 años, y de momento ninguno llega. “Desde los Juegos Olímpicos, que fue el título 99, sabía que en cada torneo que jugase iba a ir a por el 100. No lo he podido conseguir hasta, ojalá, el domingo. Voy a ir a por todas”, avisó Novak tras su partido de semifinales frente a Grigor Dimitrov, pero este domingo, en una final que comenzó cinco horas y media más tarde de lo previsto por la lluvia, topó contra un Mensik muy valiente que resumió todo en una frase. “Era mi momento”.
El checo, de 19 años y 54º del ranking mundial (este lunes saltará hasta el 24º puesto), no había plantado bandera todavía en ningún torneo ATP, y se estrenó a lo grande: solo otros tres jugadores en la historia ganaron su primer título en un Masters 1.000 (los españoles Roberto Carretero y Albert Portas en Hamburgo 1996 y 2001, respectivamente, y Chris Woodruff en Montreal 1997). El de Prostejov, el primero de su país que atrapa un Masters 1.000 desde Tomas Berdych en París 2005, es el noveno ganador más joven en la historia de la categoría de oro de la ATP y el segundo en el evento de Florida, tan solo por detrás de Carlos Alcaraz. “Es increíble, no sé qué decir, me siento genial. Ha sido el día más grande de mi vida y lo he hecho súper, estoy muy contento por mi nivel y por mantener los nervios fuera de la pista. Estoy muy feliz, creo que los grandes sentimientos vendrán luego. No era la primera vez que jugaba contra Novak, no hay nada más difícil en el tenis que ganarle en una final, pero me he sentido muy bien, era mi momento y me he intentado centrar en el partido como en cualquiera de otras rondas. Y ha ido bien”, valoró.
El Sunshine Double ha servido para consagrar a dos promesas de futuro que, en realidad, ya son de presente. Porque si en Indian Wells fue Jack Draper el que completó un torneo sobresaliente, esta vez ha sido Mensik el que se ha presentado ante el gran público. No se arrugó el checo al tener enfrente al ídolo de su infancia, y es que ganarle dos tie-breaks a Djokovic en una final tiene mucho mérito: solo lo hicieron Roger Federer en el US Open 2007 y Andy Murray en Cincinnati 2008. En un partido muy duro, con más de un 80% de humedad en Miami tras las tormentas que cayeron durante el día, se impuso la pegada de Jakub, un jugador con un saque prodigioso y un revés paralelo que hace mucho daño.
No fue el día de Djokovic desde su presentación en el Hard Rock Stadium, pues el ganador de 24 majors hizo saltar las alarmas al aparecer con su ojo derecho hinchado y enrojecido por un orzuelo. A la hora del partido la inflamación era menor y el serbio continuó tratándose con gotas y pomadas, pero en los primeros juegos del partido se le notó incómodo. No solo con el ojo, sino con muchos otros factores: la humedad le hizo sudar como un pollo y cambiarse la camiseta en un sinfín de ocasiones, se quejó porque la pista resbalaba y se cambió las zapatillas (lo cierto es que a Mensik no le sucedió nada de ello), cometió muchos errores en puntos que quiso acortar porque llegaba asfixiado… Se jugaba mucho Nole en la final, pero, esta vez, simplemente no le dio. “Me duele admitirlo, pero has sido mejor en los momentos clave, un gran esfuerzo para seguir ahí en momentos complicados. Para un jugador joven es una gran cualidad, seguro que la usarás en los años venideros. Mucha suerte y espero que me puedas dejar ganar la próxima vez porque a ti te queda mucho, a mí no tanto”, aseguró el de Belgrado en su discurso de subcampeón.
El partido fue claramente dominado por los saques, con ambos jugadores por encima del 75% en puntos ganados con su primer servicio. Nole mantuvo en el tramo inicial su brillante acierto al meter primeros (en las semifinales frente a Dimitrov registró un 87%, el mejor dato de toda su carrera) y eso le permitió escapar de apuros y levantar el break de desventaja con el que comenzó. Pero el problema para él fue que Mensik, todo un cañonero con 14 servicios directos, no perdonaba cuando conectaba primeros. Sufría más el checo con segundos, claro, pero en los momentos calientes no le temblaba el pulso. Así pudo ganar los dos desempates y tirarse al suelo para ganar el primer título de su carrera y, de paso, dejar a su ídolo en un 99 que se le va atragantando más de la cuenta.
“Empecé a jugar al tenis por ti. Gracias por todo lo que das a este deporte para todos, eres una persona increíble. El más grande de todos los tiempos”, le dedicó el checo a su rival durante su discurso como campeón de un torneo que jamás había jugado previamente y tras convertirse en el quinto jugador menor de 20 años que gana a Djokovic en el circuito (Krajinovic, Tsitsipas, Rune y Alcaraz son los otros). Novak, por su parte, tras desperdiciar otra oportunidad de ser centenario (en octubre perdió ante Sinner la final de Shanghái), se abrió ante el público. “He sufrido para jugar un buen tenis y este es, en los dos últimos años, el torneo en el que más he disfrutado”, explicó un Djokovic que, ante los rumores de una posible retirada, se despidió dejando una pista. “Espero que pueda volveros a ver una vez más”.
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