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El intestino tiene una «zona Ricitos de Oro». Y si defecamos a menudo fuera de ella hay que prestar atención

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Hacer caca es un termómetro de la salud del intestino. Tanto que en Australia animan a que los empleados hagan sus cosas en el trabajo. Es un momento que podemos aprovechar incluso para leer o para hacer scroll infinito en el móvil (incluso para compartir el sitio en los que estamos haciendo caca), pero también uno al que deberíamos prestar más atención.

El motivo es que la hora y la frecuencia son detalles que dicen mucho sobre nuestra salud a largo plazo.

¿Causa o consecuencia? A lo largo de los años se han llevado a cabo diferentes investigaciones sobre la importancia de la defecación como tal, pero también sobre el momento ideal para hacerlo, la frecuencia de la misma y la forma, tamaño y textura que deberían tener las deposiciones. Se han realizado estudios que vinculaban el estreñimiento con un mayor riesgo de infecciones y la diarrea crónica con enfermedades neurodegenerativas.

Sin embargo, estas observaciones se hicieron en sujetos que ya presentaban alguna enfermedad, por lo que había que averiguar si el problema intestinal era una causa o la consecuencia. Como la ciencia no se hace sola, un equipo del Institute for Systems Biology tomó la delantera para responder esa pregunta.

En Xataka

En Toledo hay agricultores declarándose en guerra por un motivo peculiar: la exigencia de instalar baños en el campo

El estudio. En el estudio, los investigadores Sean Gibbons y Johannes Johnson-Martinez analizaron las variables clínicas, genéticas, microbiológicas y el estilo de vida de 1.400 adultos sanos. Algo que los sujetos debían detallar era la frecuencia de las deposiciones, que se clasificarían de la siguiente forma:

Una o dos veces por semana – Estreñimiento.
Tres a seis veces por semana – Frecuencia baja.
Una a tres veces al día – Frecuencia normal.
Más de tres veces al día – Diarrea.

“Zona Ricitos de Oro”. Los investigadores se dieron cuenta de que las personas que reportaron comer una dieta rica en fibra, hacían ejercicio de manera regular y tenían una buena hidratación, contaban con un buen movimiento intestinal. En un alarde de humor científico, bautizaron esto como “la zona Ricitos de Oro”, que viene a ser una frecuencia de movimiento intestinal de entre una y dos deposiciones diarias.

Ese es el punto en el que, según los investigadores, el equilibrio entre el microbioma y los marcadores fisiológicos es óptimo. Por tanto, la frecuencia óptima es entre una y dos veces diarias, pero no siempre es así y, cuando hay un desequilibrio es cuando empiezan los problemas en nuestro interior.

Forma ideal de las heces: tipo 3 y 4

Más serio de lo que parece. Johnson-Martinez comenta que “si las heces permanecen demasiado tiempo en el intestino, los microbios agotan toda la fibra dietética disponible, algo que normalmente fermentan para producir ácidos grasos de cadena corta beneficiosos para la salud. Si esto ocurre, el ecosistema cambia y comienza a fermentar proteínas, lo que genera varias toxinas que pueden llegar al torrente sanguíneo”.

Esos subproductos de la fermentación de proteínas filtrados al torrente sanguíneo, como el p-cresol sulfato y el indoxil sulfato, pasan a los riñones, causando daños en caso de estreñimiento. Si, por el contrario, se produce diarrea, las heces prácticamente no pasan por el intestino, ocasionando unos parámetros clínicos relacionados con el daño hepático. Es decir: con el estreñimiento, sufren los riñones. Con la diarrea, el hígado.

En Xataka

Deposiciones, excrementos y demás porquería: brevísima historia fecal de los retos (sociales y sanitarios) que quedan por resolver

Chivato. Gibbons comenta que el estreñimiento crónico, que ya acabamos de ver qué efectos producen, se ha asociado con trastornos neurodegenerativos y con la progresión crónica de enfermedades renales. Lo que falta es definir si esa anomalía en el movimiento intestinal es un aviso temprano de una enfermedad crónica o de daño en los órganos.

Ahora bien, el estudio también explora cómo esa frecuencia del movimiento intestinal también está relacionada con la ansiedad y la depresión, relacionando la salud mental con las deposiciones. Los investigadores comentan que se ha logrado ligar la frecuencia de las deposiciones con todos los sistemas corporales y cómo es algo que puede suponer un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades crónicas.

Su esperanza es que la medicina se tome las deposiciones en serio para “optimizar la salud y el bienestar, incluso en poblaciones saludables, basándose en la frecuencia del movimiento intestinal”. Y algo de cajón es que, si no tenemos ningún problema, no deberíamos ni aguantar las ganas ni forzarlo, porque reducimos y aumentamos artificialmente el tiempo que las heces están en el intestino

Estudiar las heces. Hay un detalle importante que hay que tener en cuenta: tener una frecuencia distinta a la de una/dos veces diarias puede ser normal. El problema es cunado se convierte en algo crónico. Es entonces cuando deberíamos preguntarnos qué está pasando. Puede que haya un problema de salud, pero también que tengamos una dieta baja en fibra procedente de fruta y verdura.

Es lógico, pero la alimentación y nuestro estilo de vida es algo inseparable de nuestras heces. Además, echarles un ojo de vez en cuando no es una mala idea porque es una prueba gratuita de salud intestinal. También puedes escanear tu caca con una app que la analiza gracias a la IA.

En Xataka

El Reino Unido quiere que tuitees cuando tengas diarrea: es por tu salud

La hora, importa. Encontrarse en la «zona Ricitos de Oro» es relevante, pero estudios anteriores también exploraron la idea de que el momento en el que hacemos caca, también lo es. Estudios elaborados en 2020 y 2022 relacionaron los ritmos circadianos con la actividad gastrointestinal. Por la noche, la actividad intestinal disminuye significativamente, pero durante el día, especialmente tras despertarnos o comer, hay una mayor movilidad.

Un momento óptimo es una media hora después de despertar, ya que el colon se activa tras el descanso nocturno, pero defecar más tarde de ese momento no implica que algo vaya mal debido a que hay cierta flexibilidad en el asunto.

Imágenes | Cabot Health, Bristol Stool Chart, Sincerely Media

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El intestino tiene una «zona Ricitos de Oro». Y si defecamos a menudo fuera de ella hay que prestar atención

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Xataka

por
Alejandro Alcolea

Hacer caca es un termómetro de la salud del intestino. Tanto que en Australia animan a que los empleados hagan sus cosas en el trabajo. Es un momento que podemos aprovechar incluso para leer o para hacer scroll infinito en el móvil (incluso para compartir el sitio en los que estamos haciendo caca), pero también uno al que deberíamos prestar más atención. El motivo es que la hora y la frecuencia son detalles que dicen mucho sobre nuestra salud a largo plazo. ¿Causa o consecuencia? A lo largo de los años se han llevado a cabo diferentes investigaciones sobre la importancia de la defecación como tal, pero también sobre el momento ideal para hacerlo, la frecuencia de la misma y la forma, tamaño y textura que deberían tener las deposiciones. Se han realizado estudios que vinculaban el estreñimiento con un mayor riesgo de infecciones y la diarrea crónica con enfermedades neurodegenerativas. Sin embargo, estas observaciones se hicieron en sujetos que ya presentaban alguna enfermedad, por lo que había que averiguar si el problema intestinal era una causa o la consecuencia. Como la ciencia no se hace sola, un equipo del Institute for Systems Biology tomó la delantera para responder esa pregunta. En Xataka En Toledo hay agricultores declarándose en guerra por un motivo peculiar: la exigencia de instalar baños en el campo El estudio. En el estudio, los investigadores Sean Gibbons y Johannes Johnson-Martinez analizaron las variables clínicas, genéticas, microbiológicas y el estilo de vida de 1.400 adultos sanos. Algo que los sujetos debían detallar era la frecuencia de las deposiciones, que se clasificarían de la siguiente forma: Una o dos veces por semana – Estreñimiento. Tres a seis veces por semana – Frecuencia baja. Una a tres veces al día – Frecuencia normal. Más de tres veces al día – Diarrea. “Zona Ricitos de Oro”. Los investigadores se dieron cuenta de que las personas que reportaron comer una dieta rica en fibra, hacían ejercicio de manera regular y tenían una buena hidratación, contaban con un buen movimiento intestinal. En un alarde de humor científico, bautizaron esto como “la zona Ricitos de Oro”, que viene a ser una frecuencia de movimiento intestinal de entre una y dos deposiciones diarias. Ese es el punto en el que, según los investigadores, el equilibrio entre el microbioma y los marcadores fisiológicos es óptimo. Por tanto, la frecuencia óptima es entre una y dos veces diarias, pero no siempre es así y, cuando hay un desequilibrio es cuando empiezan los problemas en nuestro interior. Forma ideal de las heces: tipo 3 y 4 Más serio de lo que parece. Johnson-Martinez comenta que “si las heces permanecen demasiado tiempo en el intestino, los microbios agotan toda la fibra dietética disponible, algo que normalmente fermentan para producir ácidos grasos de cadena corta beneficiosos para la salud. Si esto ocurre, el ecosistema cambia y comienza a fermentar proteínas, lo que genera varias toxinas que pueden llegar al torrente sanguíneo”. Esos subproductos de la fermentación de proteínas filtrados al torrente sanguíneo, como el p-cresol sulfato y el indoxil sulfato, pasan a los riñones, causando daños en caso de estreñimiento. Si, por el contrario, se produce diarrea, las heces prácticamente no pasan por el intestino, ocasionando unos parámetros clínicos relacionados con el daño hepático. Es decir: con el estreñimiento, sufren los riñones. Con la diarrea, el hígado. En Xataka Deposiciones, excrementos y demás porquería: brevísima historia fecal de los retos (sociales y sanitarios) que quedan por resolver Chivato. Gibbons comenta que el estreñimiento crónico, que ya acabamos de ver qué efectos producen, se ha asociado con trastornos neurodegenerativos y con la progresión crónica de enfermedades renales. Lo que falta es definir si esa anomalía en el movimiento intestinal es un aviso temprano de una enfermedad crónica o de daño en los órganos. Ahora bien, el estudio también explora cómo esa frecuencia del movimiento intestinal también está relacionada con la ansiedad y la depresión, relacionando la salud mental con las deposiciones. Los investigadores comentan que se ha logrado ligar la frecuencia de las deposiciones con todos los sistemas corporales y cómo es algo que puede suponer un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades crónicas. Su esperanza es que la medicina se tome las deposiciones en serio para “optimizar la salud y el bienestar, incluso en poblaciones saludables, basándose en la frecuencia del movimiento intestinal”. Y algo de cajón es que, si no tenemos ningún problema, no deberíamos ni aguantar las ganas ni forzarlo, porque reducimos y aumentamos artificialmente el tiempo que las heces están en el intestino Estudiar las heces. Hay un detalle importante que hay que tener en cuenta: tener una frecuencia distinta a la de una/dos veces diarias puede ser normal. El problema es cunado se convierte en algo crónico. Es entonces cuando deberíamos preguntarnos qué está pasando. Puede que haya un problema de salud, pero también que tengamos una dieta baja en fibra procedente de fruta y verdura. Es lógico, pero la alimentación y nuestro estilo de vida es algo inseparable de nuestras heces. Además, echarles un ojo de vez en cuando no es una mala idea porque es una prueba gratuita de salud intestinal. También puedes escanear tu caca con una app que la analiza gracias a la IA. En Xataka El Reino Unido quiere que tuitees cuando tengas diarrea: es por tu salud La hora, importa. Encontrarse en la "zona Ricitos de Oro" es relevante, pero estudios anteriores también exploraron la idea de que el momento en el que hacemos caca, también lo es. Estudios elaborados en 2020 y 2022 relacionaron los ritmos circadianos con la actividad gastrointestinal. Por la noche, la actividad intestinal disminuye significativamente, pero durante el día, especialmente tras despertarnos o comer, hay una mayor movilidad. Un momento óptimo es una media hora después de despertar, ya que el colon se activa tras el descanso nocturno, pero defecar más tarde de ese momento no implica que algo vaya mal debido a que hay cierta flexibilidad en el asunto. Imágenes | Cabot Health, Bristol Stool Chart, Sincerely Media En Xataka | El Everest se ha convertido en un vertedero de heces. Solución: que todos los alpinistas lleven las suyas en bolsas

    

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