Baloncesto
Los Suns no valen ni para zombis

Una de las cosas, cada vez menos en realidad, que quedan por decidir en la regular season de la NBA es quién es el mejor zombi del Oeste, qué muerto está menos muerto. Sacramento Kings, Dallas Mavericks y Phoenix Suns pelean por las migajas del play in: uno de los tres ni siquiera estará en la repesca. Y el que más papeletas tiene vuelve a ser Phoenix Suns después de que su estrepitosa derrota (124-109) en Minnesota alargara las malas sensaciones de su estrepitosa derrota contra Boston Celtics en el último de cinco partidos seguidos en casa, los cuatro primeros ganados por un equipo reenganchado a esa lucha miserable. Ahora (35-39), incapaz de sostenerse cerca del 50% de victorias, el equipo de Mike Budenholzer vuelve a estar a un partido de lo Mavs (que mira que han hecho y les han pasado cosas) y a uno y medio de los Kings, que han deformado una identidad que hace dos años los tenía como uno de los equipos de moda pero de la que ya no queda nada.
Derrota estrepitosa en Minnesota (4-0 en la regular season para los Wolves) en el inicio de una tanda de partidos muy exigentes a domicilio para unos Suns con poco espíritu.
Una de las cosas, cada vez menos en realidad, que quedan por decidir en la regular season de la NBA es quién es el mejor zombi del Oeste, qué muerto está menos muerto. Sacramento Kings, Dallas Mavericks y Phoenix Suns pelean por las migajas del play in: uno de los tres ni siquiera estará en la repesca. Y el que más papeletas tiene vuelve a ser Phoenix Suns después de que su estrepitosa derrota (124-109) en Minnesota alargara las malas sensaciones de su estrepitosa derrota contra Boston Celtics en el último de cinco partidos seguidos en casa, los cuatro primeros ganados por un equipo reenganchado a esa lucha miserable. Ahora (35-39), incapaz de sostenerse cerca del 50% de victorias, el equipo de Mike Budenholzer vuelve a estar a un partido de lo Mavs (que mira que han hecho y les han pasado cosas) y a uno y medio de los Kings, que han deformado una identidad que hace dos años los tenía como uno de los equipos de moda pero de la que ya no queda nada.
Es una lucha miserable porque, ¿cómo iban a estar aquí estos equipos? Hace menos de diez meses, los Mavs estaban en las Finales liderados por, ejem, Luka Doncic. Y los Suns son uno de los equipos más caros de la historia de la NBA: cerca de 400 millones en salarios que no cuentan los casi 100 que les está costando fichar entrenadores, despedirlos a todo correr y contratar a otros (Monty Williams, Frank Vogel, Budenholzer). El all in de Matt Ishbia es así, acelerones fulminantes y caminos campo a través en los que parece imposible volver atrás. Pero, en algún momento, habrá que hacerlo: los números de los Suns en los próximos años son escandalosamente peligrosos, por volumen de gasto y por las sanciones que implican en los aprons, no hay demasiado con lo que reconstruir y Kevin Durant tiene 36 años y un futuro que casi todo el mundo coloca fuera de Arizona, en verano.
El caso es que a los Suns no les da, por ahora, ni para el décimo puesto. Ni para superar a unos Mavs que decidieron traspasar a Luka Doncic, nada menos, y que, arrasados por una plaga de lesiones con aroma a karma, han jugado semanas con el riesgo de ni tener ocho jugadores listos para comparecer en los partidos. Y, desde luego, no pueden con los Timberwolves, que les han ganado las últimas ocho veces que han jugado: 4-0 en primera ronda de los pasados playoffs, 4-0 en esta regular season. Está claro: el físico y la longitud de los Wolves es un antídoto perfecto contra unos Suns contra los que, eso también es verdad, vale casi cualquier antídoto.
Bradley Beal sigue fuera de las pistas, se ha perdido seis partidos y nadie parece tener demasiadas ganas de que vuelva con esa cláusula antitraspaso que ató de pies a manos a los Suns en el mercado invernal. Pero eso es lo que ficharon, en su día. Jaden McDaniels, que está firmando además una segunda parte de temporada pletórica, representa las diferencias que hay entre estos dos equipos. Físico, intensidad, defensa. ¿Deseo? Puede que también, sí. Kevin Durant no pudo ser diferencial (23 puntos, solo siete canastas en juego) y Devin Booker jugó uno de esos partidos que permiten plantearse dónde está su techo como estrella (las respuestas no son últimamente halagüeñas): ni un punto al descanso y 10 en total con un 4/14 en tiros. Desaparecido, no se sabe si apagado por la energía del rival o demasiado concentrado en intentar no forzar sus jugadas, no hacer cosas fuera del flujo del equipo contra los constantes blitz en el pick and roll. El problema, en este caso, es que no había flujo en el que navegar. Los Suns son, en días así, un peso pluma. Y ahora alargan su gira a domicilio con partidos en Houston, Milwaukee, Boston y Nueva York. El décimo puesto va a estar difícil de verdad, sí. Que manda narices.
Los Wolves no zozobraron en ningún momento. Ni cuando Anthony Edwards se llevó un buen golpe de Durant en la nariz y se perdió todo el segundo cuarto. Entre Julius Randle (25 puntos, 6 rebotes, 8 asistencias), Naz Reid y McDaniels mantuvieron bajo control a un rival tímido: +12 al descanso (57-45) y ya +22 en el tercer cuarto, con Edwards de vuelta. Los Wolves han cuadro un equipo que parecía extraño, quebrado tras la vapuleada decisión de traspasar a Karl-Anthony Towns después de llegar a la última final del Oeste. McDaniels está en un su mejor momento, Randle y Rudy Gobert (17 puntos, 13 rebotes, 5 de ellos de ataque) se entienden (aleluya), a Mike Conley no se le termina la gasolina aunque lleva tiempo en depósito (qué excepcional jugador ha sido, es) y Finch ya cuadró una rotación que al principio no encajaba. Ahora Reid, DiVincenzo, Alexander-Walker y Jaylen Clark (una buena sorpresa) permiten que los Wolves sean largos, siempre físicos y con los suficientes puntos. Desde que empezó marzo, son el tercer equipo de la NBA que más triples lanza y el segundo en porcentaje (casi un 40%).
La fórmula funciona y los Wolves , octavos del Oeste (42-32), tratan de escapar del peligrosísimo play in. Están a medio partido de Warriors y Clippers, una pelea milimétrica que solo permitirá a uno de los tres huir de la peliaguda repesca y que enfrentará a los otros dos, así que el factor cancha entre ellos (ser séptimos en vez de octavos) también importa. Además, el cuarto y el quinto, por si acaso, están a dos partidos y medio. Por si acaso porque son unos Lakers en plena zozobra y unos Grizzlies que acaban de despedir, una sorpresa mayúscula por el timing, a su entrenador Taylor Jenkins, que había perdido completamente el hilo del vestuario.
La jornada del viernes no aclaró nada en esa lucha porque los tres ganaron. Los Wolves a los Suns, sin problemas, y los Clippers y los Warriors, a dos profesionales del tanking. Los angelinos arrasaron a los Nets (100-132, 21-42 en el segundo cuarto) y los Warriors no se despegaron de los Pelicans hasta el último cuarto (13-28 para un 95-111 final). En los Clippers, 31 puntos, 6 rebotes y 4 rebotes en ritmo de máxima eficiencia de un Kawhi Leonard que está llegando a la mejor versión posible (para ser 2025) con los playoffs (y el play in) a la vuelta de la esquina. El alero promedia desde el parón del All Star 24,7 puntos, 6,9 rebotes, 3,5 asistencias, 2 robos y un 44,3% en triples. En los Warriors volvió Stephen Curry después de dos partidos de baja, y así es todo más fácil: 23 puntos, 4 rebotes, 6 asistencias.
Resultados de la jornada:
PISTONS 133-CAVALIERS 122
NETS 100-CLIPPERS 132
RAPTORS 108-HORNETS 97
BUCKS 107-KNICKS 116
TIMBERWOLVES 124-SUNS 109
PELICANS 95-WARRIORS 111
NUGGETS 129-JAZZ 93
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí