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Así ficha La Fábrica

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La cantera del Madrid despide a la plantilla antes del Euroderbi de Champions.

Al mal tiempo, cantera. Premisa de una temporada tempestuosa en el Madrid. Por el calendario, la paciencia en el mercado y las lesiones. No necesariamente en ese orden. Asencio es el abanderado. No solo ha roto ese techo, lo ha hecho añicos. Con Jacobo, Lorenzo, Chema, Gonzalo (héroe además en Butarque), Diego Aguado y Yáñez también rasgando la superficie. Todos con minutos. Siete en total. Y hasta 16 canteranos han sido llamados a filas por Ancelotti este curso (añadan a De Llanos, David Jiménez, Víctor Muñoz, Pol Fortuny, Yusi, Mario Rivas, Valdepeñas y los porteros Fran González y Sergio Mestre). Con mención especial para un Joan Martínez que había conquistado a Carletto. Son la parte visible de La Fábrica que nunca cierra las puertas. La más prolífica de Europa en los últimos 20 años: 166 canteranos blancos han jugado en las cinco grandes ligas. Pero bajo el iceberg hay mucho más. Mucha minería.

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La cesión, una opción tratada con distancia en Valdebebas

Las hay, pero no en exceso. Porque la cesión es una operación que se mira con cierta distancia y respeto en Valdebebas. Una rara avis en los estadios iniciales de la formación y algo más habitual, aunque sin estridencias, en los finales. La razón es sencilla, para no cortar el progreso. Se prefiere tener el control sobre el jugador. Una de las razones, de hecho, por las que se recuperó el Madrid C fue para evitar el éxodo entre el Juvenil A y el Castilla. Si hay confianza en que el jugador en cuestión sí va a tener minutos se facilita la operación. Aunque, y de ahí el cambio de tendencia en los últimos años, el modelo del 50%, donde el Madrid comparte derechos a partes iguales con el club destino, ha ganado peso. Es sencillo. En caso de complicación, la tendencia lleva a la otra entidad a utilizar el producto propio. Véase el préstamo insatisfactorio de Kubo al Villarreal hace unos años. De ahí que solo se trabaje la cesión simple en casos concretos, donde la relación entre clubes es fluida y hay certeza de que la apuesta puede ser beneficiosa para todas las partes. Casos como los de Mario Martín, sólido en el Valladolid (más de 1.500 minutos y 17 titularidades) o Álvaro Rodríguez (tres goles en 838’), en un Getafe que siempre apuesta por el producto blanco. Dos préstamos satisfactorios en Primera. Como los de Obrador, Reinier y Marvel en Segunda. Todos, cuando el físico lo ha permitido, están siendo importantes para Depor, Granada y Córdoba, respectivamente. En La Fábrica no esquivan la cesión, pero la miran con cierto respeto.

Un jovencísimo Carvajal pone la primera piedra en Valdebebas, acompañado de Di Stéfano, el 12 de mayo de 2004.

​Informe AS sobre el ‘modus operandi’ de la cantera más prolífica de Europa. La red de ojeadores, la vida en la residencia, la formación de jugadores y entrenadores…  

Al mal tiempo, cantera. Premisa de una temporada tempestuosa en el Madrid. Por el calendario, la paciencia en el mercado y las lesiones. No necesariamente en ese orden. Asencio es el abanderado. No solo ha roto ese techo, lo ha hecho añicos. Con Jacobo, Lorenzo, Chema, Gonzalo (héroe además en Butarque), Diego Aguado y Yáñez también rasgando la superficie. Todos con minutos. Siete en total. Y hasta 16 canteranos han sido llamados a filas por Ancelotti este curso (añadan a De Llanos, David Jiménez, Víctor Muñoz, Pol Fortuny, Yusi, Mario Rivas, Valdepeñas y los porteros Fran González y Sergio Mestre). Con mención especial para un Joan Martínez que había conquistado a Carletto. Son la parte visible de La Fábrica que nunca cierra las puertas. La más prolífica de Europa en los últimos 20 años: 166 canteranos blancos han jugado en las cinco grandes ligas. Pero bajo el iceberg hay mucho más. Mucha minería.

Para empezar, a la hora de reclutar. Porque las redes del Madrid se extienden por todo el territorio. Nacional e internacional. Aunque la realidad es que el grueso de incorporaciones en cantera se encuadran dentro del fútbol español. Por cercanía y… por la normativa FIFA. El artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA es cristalino: “Las transferencias internacionales de jugadores se permiten solo cuando el jugador alcanza la edad de 18 años”. De ahí que la labor de Juni Calafat (Chief Scout) y su red de scouting, en lo referente a La Fábrica, responda a casos puntuales. Talentos ya cerca del profesionalismo (recordemos que deben ser mayores de edad) y con visos de acabar dando el salto pronto (Vinicius Tobias) o diamantes destinados a pisar prácticamente desde el minuto uno la élite (Vinicius, Rodrygo y Reinier, que paladearon brevemente el Castilla, o Endrick). Son operaciones de futbolistas en formación, sí, pero con un contexto más enfocado al primer equipo.

Red de ojeadores

En definitiva, la práctica totalidad de los más de 300 chicos que componen en estos momentos la cantera del Madrid, repartidos en 17 equipos (desde debutante, pasando por los tres niveles de prebenjamín, benjamín, alevín, infantil, cadete y juvenil, hasta llegar al Madrid C y el Castilla), son productos del ‘mercado nacional’. Detrás de ello hay mucho trabajo, mucho informe y mucho partido. El mayor músculo está en la capital. “Aquí no se nos puede escapar nadie”, sonríe una fuente consultada. Casi la mitad de los scouts, de hecho, tienen su base en Madrid. Pero el modus operandi es similar en todos los rincones. Porque en cada comunidad hay un mínimo de un ojeador del club blanco, llegando hasta tres o cuatro en grandes zonas de producción de talento como Andalucía o Cataluña.

Un mínimo de un ojeador del Madrid por comunidad y hasta tres o cuatro en zonas de gran producción de talento, como Andalucía o Cataluña.

Captación nacional de La Fábrica

Los ojeadores detectan el talento o, tras recibir el aviso de algún compañero que no tiene por qué ser también trabajador del Madrid, siguen la pista. Algo ya previamente tratado, pues en reuniones semanales se decide qué partidos toca visualizar. Si convence, el jugador X pasa el primer filtro. Pero no el último. Aquí entran los coordinadores. A nivel nacional, el Madrid cuenta con cinco, con total libertad de movimientos para decidir dónde colocar el foco. Amén de otro profesional que controla la zona norte del país. Ellos son la Fase 2, porque la 3 ya se personifica en una figura entre interrogantes en estos momentos. Hasta ahora era Andrés Pardo, jefe de captación nacional, pero el Leganés está a punto de incorporarle como director deportivo. Es un hecho a falta de anuncio. Una baja sensible que se baraja que sea reemplazada con promoción interna.

La fase final

Era la mano derecha de Manu Fernández, director de cantera del Madrid, que le reclutó desde el Villarreal en 2021. Un cazatalentos con mucho pedigrí en el fútbol español que fue clave en fichajes como el de Joan Martínez, sin ir más lejos. Una labor que ha hecho saltar el radar pepinero. Y que, con el lógico contratiempo que supone, traslada un mensaje en materia formativa: “De la cantera no solo salen jugadores…”. Pues el caso de Pardo se suma a los de Luis García o Pau Quesada, que utilizaron el trampolín del Madrid C para proyectos en la élite (técnico, en su momento, del Espanyol y mano izquierda de Paolo Vanoli en el Torino, respectivamente).

Así ficha La Fábrica
Pau Quesada, ahora en el Torino, da instrucciones a Borja Alonso en un Real Madrid C-Parla.EDUARDO CANDEL REVIEJO

Y, si tras el trayecto de escrutado queda alguna duda, aparece el propio Manu Fernández como ‘Fase 4′. Un proceso durante el cual se va volcando todo lo recopilado en informes. Con comunicación constante, algo fundamental dentro de La Fábrica. Para ir engordando una base de datos de crecimiento perenne, con notas de futbolistas de todas las edades. Y para tener claro que, pasadas todas las fases de observación, el jugador en cuestión sea ‘fichable’. Por talento y por contexto. En ocasiones lo primero supera lo segundo. Situaciones como, por ejemplo, ocurrió con Güler en el primer equipo, donde se era consciente de que el encaje y el timing no era el mejor, pero no se quiso dejar escapar al turco. Pero, normalmente, antes de llegar a los estadios definitivos, se persigue a perfiles concretos y necesarios. Perfiles identificados en consonancia con los entrenadores al cargo del equipo antes o durante la campaña.

La cesión, una opción tratada con distancia en Valdebebas

Las hay, pero no en exceso. Porque la cesión es una operación que se mira con cierta distancia y respeto en Valdebebas. Una rara avis en los estadios iniciales de la formación y algo más habitual, aunque sin estridencias, en los finales. La razón es sencilla, para no cortar el progreso. Se prefiere tener el control sobre el jugador. Una de las razones, de hecho, por las que se recuperó el Madrid C fue para evitar el éxodo entre el Juvenil A y el Castilla. Si hay confianza en que el jugador en cuestión sí va a tener minutos se facilita la operación. Aunque, y de ahí el cambio de tendencia en los últimos años, el modelo del 50%, donde el Madrid comparte derechos a partes iguales con el club destino, ha ganado peso. Es sencillo. En caso de complicación, la tendencia lleva a la otra entidad a utilizar el producto propio. Véase el préstamo insatisfactorio de Kubo al Villarreal hace unos años. De ahí que solo se trabaje la cesión simple en casos concretos, donde la relación entre clubes es fluida y hay certeza de que la apuesta puede ser beneficiosa para todas las partes. Casos como los de Mario Martín, sólido en el Valladolid (más de 1.500 minutos y 17 titularidades) o Álvaro Rodríguez (tres goles en 838’), en un Getafe que siempre apuesta por el producto blanco. Dos préstamos satisfactorios en Primera. Como los de Obrador, Reinier y Marvel en Segunda. Todos, cuando el físico lo ha permitido, están siendo importantes para Depor, Granada y Córdoba, respectivamente. En La Fábrica no esquivan la cesión, pero la miran con cierto respeto.

Más de 300 en cantera, entre 50 y 70 en la residencia

Y así se llega a Valdebebas. Algunos, los madrileños principalmente, solo para entrenar y utilizar las instalaciones si lo necesitan (alimentación, gimnasio, trabajo de recuperación…). Otros, directamente a la residencia. En total, de los más de 300, entre 50 y 70 chicos (sin contar el baloncesto, donde el porcentaje es mucho mayor) residen ahí. En un espacio concebido para el descanso… y para la formación. Hay profesores y educadores para reforzar el área educativa de los chicos. Porque el Madrid está muy encima del desarrollo académico y formativo. De una manera adaptada, eso sí. No todos pueden o quieren hacer carrera, pero al menos sí terminar los estudios obligatorios. Después ya se orienta cada caso. Unos a la universidad, otros con algún grado superior o medio… “Se forman futbolistas, lógicamente, pero también personas”, es el mensaje.

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Un jovencísimo Carvajal pone la primera piedra en Valdebebas, acompañado de Di Stéfano, el 12 de mayo de 2004.Real Madrid

De hecho, todas las temporadas hay algún jugador que causa baja por no acoplarse a los valores que se transmiten desde el club. Primero se intenta reconducir, pero si no cumple los mínimos del club también fuera de los terrenos de juego, se busca una salida. Es un porcentaje muy bajo, pero existente. Y en esos casos se separan los caminos. Y explican desde dentro, con mucho hincapié, que un jugador es jugador del Real Madrid las 24 horas. Además, hay otro factor: si un chico no muestra cierto esfuerzo y sacrificio en su día a día, esto termina reflejándose en el campo. “Por eso perfiles como Nacho, Carvajal, Modric, Kroos o Casemiro en su día son tan importantes. No tienen por qué ser canteranos, pero sí modelos de conducta que se utilizan como espejo”.

Fábrica… de entrenadores

Una proceso de desarrollo donde la figura del entrenador también es fundamental. Al fin y al cabo, son los vehículos transmisores del mensaje final. Técnicos que también se moldean con cursos de metodología. Para llevar unas líneas similares. En todos los ámbitos. Con mucho foco en ese famoso ADN Real Madrid. “Se trabaja, se trabaja”. Ejercicios que a los que se enfrentan los chicos en un entrenamiento normal, pero que responde a unas premisas corales trabajadas en el club. Por ejemplo, partidillos con una duración de 10 minutos que comienzan con 2-0 para un equipo. Algo habitual. “Las remontadas no son casuales. Si lo practicas durante meses, no hay nada que enseñar…”. Mucho trabajo en la sombra hasta llegar a lo visible. Porque, como contextualizan desde las entrañas de Valdebebas: “Detrás de explosiones como la de Asencio hay mucho trabajo entre bambalinas…”.

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