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La UE ante las protestas en Turquía: un acto de equilibrismo

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​Europa quiere colaborar con Turquía para reducir su dependencia de EE. UU. y reforzar el apoyo a Ucrania. Pero, ante las protestas masivas en Turquía, se encuentra está atrapada entre sus valores y sus intereses.  

La relación entre la Unión Europea y Turquía se considera, desde hace tiempo, como «complicada». Ankara sigue siendo, al menos en teoría, candidata a la adhesión a la UE, y como aliados de la OTAN, la mayoría de los Estados miembros de la UE y Turquía se han comprometido a protegerse mutuamente en caso de ataque.

En los últimos años, la UE ha acusado al presidente Erdogan de abanderar una erosión de la democracia y, con ello, llevar a un «punto muerto» el intento de adhesión de Turquía al bloque.  Pero, esta semana, Bruselas parece estar suavizando sus críticas a lo que Amnistía Internacional llama «uso de fuerza innecesaria e indiscriminada por parte de las fuerzas de seguridad contra manifestantes pacíficos» en Turquía, después de que el principal rival político de Erdogan, el alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, fuera arrestado por cargos de supuesta corrupción. Y eso se debe, probablemente, a que, para Europa, el contexto se ha vuelto más complicado que nunca.

Europa actúa con mesura

Mientras que el presidente de Turquía dice que las protestas generalizadas, que incluyeron enfrentamientos con la Policía, son un «movimiento de violencia», el Ministerio de Exteriores de Francia ha calificado el encarcelamiento del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, y de «numerosos otros» como «graves ataques a la democracia». Por su parte, el Ministerio de Exteriores saliente de Alemania advirtió: «La competencia política no puede involucrar tribunales ni prisiones.»

En Bruselas, el Ejecutivo centralizado de la UE elige sus palabras con cuidado. «Turquía debe defender los valores democráticos», declaró el lunes (24.03.2024) a la prensa el portavoz de la Comisión Europea, Guillaume Mercier. Cuando se le preguntó si el bloque cancelaría o retrasaría las conversaciones de asociación política planeadas con funcionarios turcos el próximo mes, Mercier se negó a especular.

«Hay un contraste entre la gravedad de lo que ocurre en Turquía y la ligereza de las reacciones europeas», explica a DW Jean Marcou, profesor especializado en las relaciones entre la UE y Turquía en el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble, Francia. «Los socios europeos tardaron en responder», añade el exdiplomático francés.

Más de 1.000 personas han sido detenidas en medio de protestas generalizadas en toda Turquía.Imagen: Angelos Tzortzinis/AFP

El poderío militar de Turquía, en la mira de la UE

Amanda Paul, analista sénior del Centro de Política Europea, cree que hay una razón clara para ello: «Esto es, probablemente, un reflejo de la nueva situación geopolítica en la que vivimos todos», comenta a DW.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha provocado un replanteamiento radical de la defensa europea, mientras los Gobiernos se apresuran a depender menos de EE. UU. y visualizan un futuro sin la protección de Washington.

El Ejército de Turquía ocupa el segundo lugar, después de EE. UU., en la alianza defensiva de la OTAN , y Paul dice que la situación geográfica del país le proporciona un «peso geopolítico que muchos otros países de la región, o incluso del mundo, no tienen». Por otro lado, la UE también podría estar interesada en la floreciente industria armamentística de Turquía, prosigue Amanda Paul.

Erdogan: ¿fuerza internacional, pero fragilidad interna?

Antes de saltar a los titulares internacionales por las acusaciones de intentar silenciar a su mayor rival político, el presidente turco Erdogan ha pasado gran parte de este año en una especie de euforia diplomática.

Ankara ha estado en el centro de la llamada «coalición de los voluntarios”, un grupo de Estados europeos que intercambian ideas para un posible acuerdo de paz en Ucrania, a fin de ganar influencia sobre los esfuerzos de EE. UU. para poner fin a la guerra.

Y eso no es todo. Amanda Paul afirma que Turquía «se ha convertido en un actor clave en política exterior en su región y más allá, ya sea en Siria, el Cáucaso Sur o Asia Central”. Eso le habría dado más confianza a Erdogan, que ahora rechaza las acusaciones de que el arresto de Imamoglu tenga motivaciones políticas.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.Imagen: Turkish Presidency/Murat Cetinmuhurdar/Anadolu/picture alliance

Democracias bajo presión en otros lugares del mundo

El investigador Jean Mercou opina que las acciones del líder turco están en consonancia con las tendencias globales. «¿Por qué hace esto? Porque el clima internacional lo favorece, con múltiples ataques a la democracia, incluso en las principales democracias occidentales, como Estados Unidos”.

Pero la presión sobre los países europeos para que respondan con mayores críticas hacia Turquía va a aumentar. Alcaldes de todo el continente se reúnen en Estrasburgo este jueves (27.03.2025), y se espera que denuncien la «implacable campaña de acoso judicial» contra Imamoglu.

Es probable que los parlamentarios electos de la UE también pidan medidas más duras a la UE y a los Gobiernos nacionales. «¿Qué pasará si la represión [en Turquía] es mucho más severa? Probablemente, eso obligará a los europeos a alzar la voz», explicó Mercou. «Pero al final», añade, «quedarán atrapados entre sus valores y sus intereses estratégicos».

(cp/ms)

   Europa quiere colaborar con Turquía para reducir su dependencia de EE. UU. y reforzar el apoyo a Ucrania. Pero, ante las protestas masivas en Turquía, se encuentra está atrapada entre sus valores y sus intereses. 

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