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Cine

«Es mi venganza creativa»: ‘La furia’, una nueva mirada incómoda, violenta y delicada hacia la violencia sexual en el cine

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Gemma Blasco tenía 18 años cuanto fue agredida sexualmente. Después, empezó a estudiar cine, pero le fue difícil encontrar referentes de lo que le había pasado, de lo que sentía, como dice ella, «desde la entraña y desde la garra». Con lo que se topaba eran historias narradas desde «la fragilidad…

Artículo original publicado en SensaCine

​A Gemma Blasco le costó encontrar referentes en el cine de lo que le había pasado: fue agredida sexualmente. «No me sentía representada», cuenta la directora. «El objetivo era tener mi espacio para mostrar el dolor como yo lo había sentido»  

A Gemma Blasco le costó encontrar referentes en el cine de lo que le había pasado: fue agredida sexualmente. «No me sentía representada», cuenta la directora. «El objetivo era tener mi espacio para mostrar el dolor como yo lo había sentido»

Gemma Blasco tenía 18 años cuanto fue agredida sexualmente. Después, empezó a estudiar cine, pero le fue difícil encontrar referentes de lo que le había pasado, de lo que sentía, como dice ella, «desde la entraña y desde la garra». Con lo que se topaba eran historias narradas desde «la fragilidad, la vulnerabilidad y la revictimización». Incluso relatos que convertían la violación en «detonante para hablar de otra cosa». «No me sentía representada», explica la directora en SensaCine en la sala 8 de los Cines Renoir Princesa. Ante este panorama, Blasco creo la película que ella quería ver y que sentía la necesidad de contar.

La furia, protagonizada por Ángela Cervantes, llega a los cines el 28 de marzo y es, la «venganza creativa» de Blasco. «La peli nace intentando revisitar un poco y replantear esta mirada hacia la violencia sexual, la mirada cinematográfica», explica la cineasta. «Intentando, desde todas las herramientas cinematográficas, hacer una película incómoda, violenta, intentando que fuera respetuosa y que fuera, a la vez, delicada. Explicar lo que es la furia. El propio nombre lo dice: las mujeres también tenemos furia dentro y también tenemos derecho a transitarla».

Alexandra es la protagonista de La furia, una mujer a la que violan en una fiesta de Año Nuevo. La película, la segunda de Blasco, profundiza en las secuelas de la agresión mientras Alexandra, actriz, se prepara para interpretar a Medea en el teatro. «Medea me aporta toda la carga vengativa«, comenta Blasco. «Es un personaje que es una especie de antiheroína, de víctima imperfecta, de mala, que se acerca al pecado y comete muchísimos errores y se toma la venganza por su mano». En el mito griego, Medea busca vengarse de Jasón, su marido, matando a sus hijos. «La idea de la tragedia, en general, me ayuda porque la peli, en cierta forma, es una especie de tragedia», señala. «No se me ocurría otro marco mejor que contar este y que el personaje de Alexandra utilizara todo esto para canalizar todo su dolor».

Gemma Blasco en el rodaje de 'La furia'
Ringo Media / Filmax
Gemma Blasco en el rodaje de ‘La furia’

Medea no es la única metáfora de La furia. Blasco se apoya en la caza, en un jabalí desollado, en su protagonista destripando al animal antes y después de la agresión para hablar de lo que Alexandra está sintiendo por dentro. «Es un dolor tan interno y que pasa tan por dentro que yo necesitaba abastecerme de metáforas visuales para poder expresarlo», reconoce.

Como recalca:

Sí. La película, en ese sentido, es incómoda, pero también hemos intentado que lo fuera. El relato que estábamos contando es una temática que es muy incómoda, es dolorosa, y lo tiene que ser

Alexandra no sabe quién es su violador. Todo ocurre de espaldas a ella y en una habitación a oscuras. Blasco cuenta la agresión a través del sonido. La cineasta quería que la violación estuviera presente, pero que lo hiciera de forma respetuosa con las víctimas. También con los actores y el equipo técnico que rodaron la escena. «Quería que, en cierta forma, formara parte de la película para que estuviera allí, para que el espectador estuviera allí, para, en cierta forma, intentar que estuviera representada porque si no me da la sensación de que es como que no terminaba de existir la agresión«, explica. «Nos aportaba cosas nuevas, que era la idea de que el espectador lo completa en su cabeza, que es casi peor, y la sensación también un poco de relato incompleto».

Ángela Cervantes y Álex Monner en 'La furia'
Ringo Media / Filmax
Ángela Cervantes y Álex Monner en ‘La furia’

Alexandra convierte a su hermano Adrián en su único confidente. Solo a él, personaje interpretado por Àlex Monner, le cuenta que ha sido violada. «La quiere mucho y la intenta ayudar, pero no tiene las herramientas y se pone en el centro y es un egoísta, pero aún poniéndose en el centro y ser un egoísta, realmente lo hace, creo, desde un lugar que él cree que está haciendo bien», comenta Blasco sobre cómo Adrián reacciona a lo que le ha ocurrido a su hermana.

Con la figura del hermano, la directora ha podido retratar algo que le interesa en el cine: las relaciones no románticas entre hombres y mujeres. «Hubo un momento que me planteé si tenía que ser una hermana», recuerda Blasco. «Enseguida me di cuenta que tenía que ser un hombre. La peli no va exactamente de esto, pero, en cierta forma, sí que habla de los mandatos de género y cómo nos han enseñado a comportarnos en un contexto y cuál es nuestro rol que debemos cumplir y esto entre un hermano y una hermana se ve muchísimo».

«Nunca lo planteé a modo de terapia»

Ángela Cervantes en 'La furia'
Ringo Media / Filmax
Ángela Cervantes en ‘La furia’

Para un proyecto tan personal, Blasco encontró en su amiga del instituto a la actriz perfecta para interpretar a la protagonista. Cervantes ha vuelto del Festival de Málaga, certamen en el que se ha presentado La furia, con la Biznaga de Plata a Mejor actriz -galardón ex aequo con Miriam Garlo por Sorda-. «No me siento para nada que he descubierto a Ángela», dice. «Creo que hay gente que se está sorprendiendo de hasta dónde llega Ángela Cervantes y es como, bueno, solo hacía falta darle el papel». La furia ha conseguido en Málaga otros dos premios más: Biznaga de Plata a Mejor interpretación masculina de reparto para Monner y Mejor edición.

Cervantes ha estado, debido a la cercanía con Blasco, muy presente desde el principio del proyecto. «Me ha permitido tener el privilegio y poder escribir la peli pensando en ella y sabiendo que la haría ella. Ya lo habíamos hablado cuando todavía no había empezado a escribirla. Ella tuvo el compromiso, también la generosidad, de comprometerse con la película desde el principio, sin haber leído el guion», cuenta la directora. «Eso nos ha permitido tener la confianza para entrar a fondo, para ser eficaces para entendernos muy bien y muy fácil».

Antes de poner las cámaras en funcionamiento, Blasco mandó a Cervantes cada versión del guion -coescrito con Eva Pauné– para comentarla. La actriz ha estado implicada en la escritura del libreto, ha analizado con la directora los arcos del personaje, el proceso traumático y los ‘castings’ fueron «un intensivo muy grande» para la intérprete. «Le sirvieron para entrar en la intensidad, el protagonismo y la carga que iba a tener. Fueron agotadores», recuerda la cineasta. Fue durante las pruebas de ‘casting’ cuando Cervantes y Blasco «levantaban las escenas».

Ángela Cervantes y Àlex Monner en 'La furia'
Ringo Media / Filmax
Ángela Cervantes y Àlex Monner en ‘La furia’

También, durante la preparación, las dos y Monner usaron la improvisación para preparar los personajes. «Nos fuimos a convivir unos días a mi pueblo, a una casa que tiene Ángela en un pueblo también, y allí también hicimos improvisaciones con ambos», recuerda. «Trabajamos mucho la relación previa a la violación para que hubiera ese sustento de relación muy cercana que permite que luego la película vaya hacia los otros lugares. Luego ya, relativamente cerca de rodar, levantamos todas las escenas y fuimos a rodar con las cosas muy claras, lo cual también nos permitió la libertad de ciertos momentos de improvisación porque, como estaba todo tan claro, nos lo podíamos permitir un poco».

La furia nació como una necesidad, un espacio para que Blasco mostrar su dolor. «No me ha servido y nunca lo planteé a modo de terapia», reconoce. Pero sí ha podido comprender algunas cosas de lo que le pasó. «Me ha servido para entender muchas cosas de los procesos que no había parado de analizarme, los míos propios y de mi entorno. Me ha servido, sobre todo, para decir: ‘Yo tengo ganas de contarlo desde aquí, contarlo desde la entraña y desde la garra». Alexandra tiene a Medea para canalizar su dolor, Blasco a La furia. «Yo estoy ya lejísimos de eso. Han pasado muchísimos años, pero me apetecía mucho mostrar esta mirada. Me ha parecido un privilegio poder hacer una película y poder contarla como yo quisiera, apropiarme de la película. Esta película es mi venganza. Realmente es mi venganza creativa«.

 

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