Food And Travel
Galletas rellenas de 'Nutella' sin gluten: una receta para saciar el antojo de dulce



Cada vez que vienen a merendar amigas, intento hacer una nueva receta de galletas. Esta receta es súper especial porque me pareció deliciosa y diferente a las que suelo preparar. Sobre todo porque desde pequeñas adoramos las galletas. No sé si es por los hermosos momentos que hemos pasado merendando o por las galletas, que no sé qué tienen, pero te reconfortan el alma.
Debe ser una sensación común. Hace unos días fui a un supermercado y había unas galletas extrafinas, y me pregunté para qué serían. Las había de varios sabores y eran más finas que las obleas que te ponen en los helados. No resistí preguntarle a una dependienta para qué eran, y me dijo: “Son para los antojos de la tarde y para que no te sientas culpable”. ¿En serio? Fue mi respuesta.
Para no sentirte culpable, lo mejor es hacer ejercicio, ya sea una caminata a paso rápido o tu deporte favorito. Y, por supuesto, comer pocas, pero saludables, y sin cargo de conciencia, porque estas emociones engordan más que comer varias.
Si quieres saber cómo llevar una alimentación equilibrada sin obsesionarte y disfrutar de una vida más saludable sin culpa, te recomiendo el libro Lo que debes comer, cuándo y por qué en cada etapa de tu vida de la doctora Federica Amati (Editorial Libros Cúpula). Esta guía completa de nutrición te ayudará a entender qué comer en cada momento y cómo hacerlo de la mejor manera para tu bienestar. Un manual definitivo para aprender a comer bien de por vida, sin renunciar al placer de una buena galleta de vez en cuando.
Ingredientes
- 250 g de harina de trigo sarraceno o harina de teff (puedes sustituir la mitad por harina de almendras para darle más sabor y textura).
- 170 g de mantequilla (puedes sustituirla por aceite de coco derretido).
- 60 g de yogur griego, yogur de coco vegano, puré de plátano o compota de manzana.
- 200 g de azúcar de coco o dátiles triturados (si te gustan más dulces, puedes agregar 50 g más de azúcar).
- 180 g de chocolate negro ecológico (mínimo 85 % cacao), troceado (puedes sustituirlo por pepitas de chocolate).
- ½ cucharadita de bicarbonato de sodio.
- ¼ cucharadita de sal marina.
- 1 cucharadita de esencia o extracto de vainilla.
Opcional: 9-10 cucharadas de crema de avellanas casera (avellanas trituradas con cacao y dátiles) o puedes sustituirla por crema de chocolate y avellanas (tipo Nutella).
Instrucciones
Preparación previa: Si vas a hacer tu propia crema de avellanas con cacao, prepárala con antelación. Considera que la masa necesita reposar en la nevera entre 2 y 4 horas, así que planifica el tiempo.
- En un bol grande, bate la mantequilla derretida con el yogur, el azúcar de coco o dátiles triturados hasta obtener una mezcla homogénea.
- Añade la vainilla y la sal, mezcla bien.
- Incorpora el bicarbonato y bate solo hasta integrar.
- Añade la harina y mezcla suavemente hasta que esté casi integrada.
- Agrega el chocolate troceado o las pepitas de chocolate y mezcla hasta distribuir uniformemente.
- Cubre el bol y refrigera la masa durante 2-4 horas o toda la noche.
- 20-30 minutos antes de hornear, precalienta el horno a 180°C.
- Forra dos bandejas de horno con papel vegetal.
- Si usas crema de avellanas, forma una bola grande de masa y presiona el pulgar en el centro para hacer un hueco.
- Coloca 1 cucharada de crema de avellanas casera o Nutella saludable en el hueco.
- Cubre con otra porción de masa, sella los bordes y redondea la galleta con las manos.
- Repite hasta terminar la masa, dejando 4-5 cm de separación entre cada galleta.
- Hornea durante 13-15 minutos, hasta que los bordes estén ligeramente dorados.
- Retira del horno y deja enfriar en la bandeja durante 15 minutos antes de manipularlas.
- Sirve con un poco de sal en escamas o guarda en un recipiente hermético en la nevera o congelador.
Instrucciones claves
- Harina de teff o trigo sarraceno: Aporta más fibra y minerales. ✔ Mantequilla o aceite de coco: La mantequilla mantiene la textura crujiente, pero el aceite de coco es una opción vegetal.
- Yogur griego o de coco vegano: Aporta humedad y suavidad a la masa.
- Azúcar de coco o dátiles: Equilibran la dulzura sin afectar la textura.
- Crema de avellanas casera: Evita los aceites refinados y azúcares añadidos de las comerciales.
Propiedades del trigo sarraceno
Para la digestión: El trigo sarraceno es una fuente importante de fibra insoluble, lo que favorece el tránsito intestinal y ayuda a prevenir trastornos como el estreñimiento y la diverticulosis. Además, contiene un tipo especial de almidón con función prebiótica, estimulando el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino. Esto promueve el equilibrio de la microbiota intestinal al favorecer el desarrollo de Bifidobacterias, Lactobacillus y Enterococcus, mientras limita la proliferación de microorganismos perjudiciales como Escherichia coli. También contribuye a la producción de ácidos biliares y ácidos grasos de cadena corta, esenciales para mantener una salud intestinal óptima.
Salud del corazón: Gracias a su fibra soluble, tras la digestión forma un gel que ayuda a eliminar el exceso de colesterol, reduciendo su absorción en el torrente sanguíneo. Además, posee propiedades antiinflamatorias, regula los niveles de glucosa en sangre y refuerza la respuesta inmune, contribuyendo a la salud cardiovascular.
Sangre saludable: Su conversión progresiva en glucosa evita fluctuaciones bruscas en los niveles de azúcar en sangre, proporcionando una liberación sostenida de energía. Es una fuente natural de rutina, un fitoquímico con efectos beneficiosos sobre la presión arterial. Su bajo índice glucémico y su alto contenido en fibra ayudan a mantener el equilibrio de la glucosa en sangre.
Composición nutricional: Una porción de 180 g de trigo sarraceno es una excelente fuente de minerales esenciales, proporcionando 190% de cobre, 110% de manganeso, 104% de magnesio y 57% de fibra de la ingesta diaria recomendada. También es rico en ácido fólico, vitaminas B1 y B2, hierro y fósforo. El manganeso es clave para el metabolismo, el crecimiento y el fortalecimiento del sistema de defensa natural del organismo. El cobre, cuando proviene de fuentes naturales, es esencial para la salud en pequeñas cantidades. El magnesio puede contribuir a la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2 y afecciones cardíacas. La deficiencia de hierro puede desencadenar anemia, afectando la capacidad de transporte de oxígeno en la sangre. El fósforo es imprescindible para el crecimiento y mantenimiento de los tejidos del cuerpo.
Andrea Carucci, autora de ‘La cocina de la fertilidad’, nos presenta todos los viernes recetas deliciosas y sanas. Recetas