Connect with us

Economia

Calle El Conde: un paseo entre el abandono y nostalgia

Published

on

Caminar por la calle El Conde, en Santo Domingo, es sumergirse en una mezcla de historia y decadencia. Esta emblemática vía peatonal, que se extiende por un kilómetro desde la calle Palo Hincado hasta la avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó, ya no brilla como antes.

Lo primero que recibe al visitante no es el bullicio de los comercios ni la calidez de su gente, sino un olor penetrante y desagradable, una mezcla de cloaca y abandono el cual impregna el ambiente.

A lo largo del trayecto, entre las calles Palo Hincado y Arzobispo Meriño, la mayoría de los locales exhiben puertas cerradas, carteles desvencijados y vitrinas polvorientas que evocan tiempos mejores.

Las pocas tiendas que aún resisten, como Togar y Blumin’s, contrastan con la llegada de nuevas marcas como Puma, que intentan abrirse camino en un entorno difícil.

El Conde todavía alberga una variedad de comercios de comida rápida, como pizzerías y locales de hamburguesas, que conviven con vendedores ambulantes y buhoneros ofreciendo todo tipo de productos.

1980Llegó Blumin’s a la calle El Conde. Una tienda de capital español que vende ropa para damas, caballeros y niños.

Entre ellos, pedigüeños, perros y gatos merodean la vía, completando una escena que dista mucho de ser el atractivo turístico que alguna vez fue.

Más allá de El Conde, en las calles aledañas de la Zona Colonial, el panorama es distinto. Andamios, obreros y maquinaria pesada forman parte del proyecto de rescate de la Ciudad Colonial, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ejecutado por el Ministerio de Turismo, la Alcaldía del Distrito Nacional y la Unión Europea.

Sin embargo, en la mencionada calle, los signos del abandono parecen resistirse a cualquier intento de revitalización.

“Un factor que afecta el comercio en la calle es el ambiente que se ha generado en los últimos años. La situación no es la misma de antes. Además, la proliferación de plazas comerciales ha restado atractivo a la zona”, indicó José María, supervisor de la tienda Mi Gusto.

En su estado actual, esta histórica vía ha dejado de ser una opción para paseos familiares. El deterioro y la presencia de personas en situación de vulnerabilidad han restado el encanto que alguna vez atrajo a turistas y locales.

Más que un destino para disfrutar, la calle El Conde se ha convertido en un recordatorio del paso del tiempo y de la urgencia de rescatar uno de los espacios más emblemáticos de Santo Domingo.

La impronta de los comerciantes españoles

A lo largo de su historia, la calle El Conde ha sido testigo de siglos de comercio e intercambio cultural. En este contexto, la influencia de los comerciantes españoles ha sido determinante. Con visión empresarial y tradición mercantil, dejaron una huella indeleble en el desarrollo económico y social de la ciudad.

Luis Ángel García, administrador de Blumin’s y miembro de una familia española con más de 40 años en el lugar, señaló que actualmente el principal problema de la zona es el acceso. Con las obras en curso, muchas vías están cerradas y no hay espacios de estacionamiento.

“El único parqueo disponible era el de la intersección de El Conde con José Reyes, pero fue demolido y no sabemos si lo reconstruirán. Sin parqueo, resulta casi imposible venir. Los visitantes deben dar múltiples vueltas para encontrar dónde dejar sus vehículos, lo que ha desmotivado a muchas personas a frecuentar la zona”, explicó.

«La adaptación a un entorno digital es algo que ha afectado a empresas tradicionales (en Santo Domingo)» Francisco (Paco) Pérez Presidente Camacoesrd

Un lugar emblemático 

Según García, el deterioro de la calle ha afectado enormemente el comercio. Antes, El Conde era un lugar emblemático con gran afluencia de personas, pero la proliferación de plazas comerciales que ofrecen facilidades de parqueo y acceso, ha llevado al cierre de muchos negocios.

“Hoy en día, la mayoría de los establecimientos que quedan son de comida, mientras las tiendas han desaparecido en gran medida”, precisó.

El historiador y empresario Manuel A. García Arévalo, en su artículo Legionarios del progreso: El empresariado español en la República Dominicana, publicado en la revista conmemorativa del centenario de la Cámara Oficial de Comercio de España en el país, apuntó que, desde finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, empresarios españoles desempeñaron un papel clave en la evolución comercial de El Conde.

Muchos vieron en el país un lugar propicio para el comercio.

Cambios económicos y urbanos en Santo Domingo

Con el paso de los años, los cambios económicos y urbanos transformaron el paisaje comercial de la calle. La llegada de grandes centros comerciales a otras partes de la ciudad, sumada a la modernización de los hábitos de consumo, impactó el modelo de pequeño comercio que caracterizaba a los empresarios españoles. Muchas tiendas tradicionales cerraron o fueron reemplazadas por nuevas propuestas.

Francisco (Paco) J. Pérez presidente de la Cámara Oficial de Comercio de España en la República Dominicana, señala que algunos de los factores clave en la desaparición de estos negocios han sido el aumento de la competencia, los cambios en los hábitos de consumo y las dificultades para acceder a financiamiento.

“Desde la Cámara, creemos que fomentar políticas de apoyo empresarial, mejorar el acceso a financiamiento y brindar más formación en transformación digital puede ayudar a fortalecer a estas empresas. También es crucial fortalecer el acompañamiento a empresas nuevas para que se adapten al mercado local”, dijo a Diario Libre Paco Pérez.

A pesar de estos cambios, la herencia de los comerciantes españoles sigue presente en la memoria colectiva y en algunos establecimientos que han logrado adaptarse a las nuevas dinámicas económicas. Su influencia perdura en las historias de familias que, a lo largo de generaciones, han mantenido el espíritu emprendedor que caracterizó a aquellos primeros inmigrantes.

 Caminar por la calle El Conde, en Santo Domingo, es sumergirse en una mezcla de historia y decadencia. Esta emblemática vía peatonal, que se extiende por un kilómetro desde la calle Palo Hincado hasta la avenida Francisco Alberto Caamaño Deñó, ya no brilla como antes. Lo primero que recibe al visitante no es el bullicio de los comercios ni la calidez de su gente, sino un olor penetrante y desagradable, una mezcla de cloaca y abandono el cual impregna el ambiente.A lo largo del trayecto, entre las calles Palo Hincado y Arzobispo Meriño, la mayoría de los locales exhiben puertas cerradas, carteles desvencijados y vitrinas polvorientas que evocan tiempos mejores. RELACIONADAS Cultura «Lecturas de la calle El Conde», un viaje a la memoria urbana de la emblemática vía Las pocas tiendas que aún resisten, como Togar y Blumin’s, contrastan con la llegada de nuevas marcas como Puma, que intentan abrirse camino en un entorno difícil.El Conde todavía alberga una variedad de comercios de comida rápida, como pizzerías y locales de hamburguesas, que conviven con vendedores ambulantes y buhoneros ofreciendo todo tipo de productos. 1980Llegó Blumin’s a la calle El Conde. Una tienda de capital español que vende ropa para damas, caballeros y niños.Entre ellos, pedigüeños, perros y gatos merodean la vía, completando una escena que dista mucho de ser el atractivo turístico que alguna vez fue.Más allá de El Conde, en las calles aledañas de la Zona Colonial, el panorama es distinto. Andamios, obreros y maquinaria pesada forman parte del proyecto de rescate de la Ciudad Colonial, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ejecutado por el Ministerio de Turismo, la Alcaldía del Distrito Nacional y la Unión Europea. Sin embargo, en la mencionada calle, los signos del abandono parecen resistirse a cualquier intento de revitalización.“Un factor que afecta el comercio en la calle es el ambiente que se ha generado en los últimos años. La situación no es la misma de antes. Además, la proliferación de plazas comerciales ha restado atractivo a la zona”, indicó José María, supervisor de la tienda Mi Gusto.En su estado actual, esta histórica vía ha dejado de ser una opción para paseos familiares. El deterioro y la presencia de personas en situación de vulnerabilidad han restado el encanto que alguna vez atrajo a turistas y locales. Más que un destino para disfrutar, la calle El Conde se ha convertido en un recordatorio del paso del tiempo y de la urgencia de rescatar uno de los espacios más emblemáticos de Santo Domingo.La impronta de los comerciantes españolesA lo largo de su historia, la calle El Conde ha sido testigo de siglos de comercio e intercambio cultural. En este contexto, la influencia de los comerciantes españoles ha sido determinante. Con visión empresarial y tradición mercantil, dejaron una huella indeleble en el desarrollo económico y social de la ciudad.Luis Ángel García, administrador de Blumin’s y miembro de una familia española con más de 40 años en el lugar, señaló que actualmente el principal problema de la zona es el acceso. Con las obras en curso, muchas vías están cerradas y no hay espacios de estacionamiento.“El único parqueo disponible era el de la intersección de El Conde con José Reyes, pero fue demolido y no sabemos si lo reconstruirán. Sin parqueo, resulta casi imposible venir. Los visitantes deben dar múltiples vueltas para encontrar dónde dejar sus vehículos, lo que ha desmotivado a muchas personas a frecuentar la zona”, explicó. «La adaptación a un entorno digital es algo que ha afectado a empresas tradicionales (en Santo Domingo)» Francisco (Paco) Pérez Presidente Camacoesrd “Un lugar emblemático Según García, el deterioro de la calle ha afectado enormemente el comercio. Antes, El Conde era un lugar emblemático con gran afluencia de personas, pero la proliferación de plazas comerciales que ofrecen facilidades de parqueo y acceso, ha llevado al cierre de muchos negocios.“Hoy en día, la mayoría de los establecimientos que quedan son de comida, mientras las tiendas han desaparecido en gran medida”, precisó.El historiador y empresario Manuel A. García Arévalo, en su artículo Legionarios del progreso: El empresariado español en la República Dominicana, publicado en la revista conmemorativa del centenario de la Cámara Oficial de Comercio de España en el país, apuntó que, desde finales del siglo XIX y durante buena parte del siglo XX, empresarios españoles desempeñaron un papel clave en la evolución comercial de El Conde.Muchos vieron en el país un lugar propicio para el comercio. Cambios económicos y urbanos en Santo Domingo Con el paso de los años, los cambios económicos y urbanos transformaron el paisaje comercial de la calle. La llegada de grandes centros comerciales a otras partes de la ciudad, sumada a la modernización de los hábitos de consumo, impactó el modelo de pequeño comercio que caracterizaba a los empresarios españoles. Muchas tiendas tradicionales cerraron o fueron reemplazadas por nuevas propuestas.Francisco (Paco) J. Pérez presidente de la Cámara Oficial de Comercio de España en la República Dominicana, señala que algunos de los factores clave en la desaparición de estos negocios han sido el aumento de la competencia, los cambios en los hábitos de consumo y las dificultades para acceder a financiamiento.“Desde la Cámara, creemos que fomentar políticas de apoyo empresarial, mejorar el acceso a financiamiento y brindar más formación en transformación digital puede ayudar a fortalecer a estas empresas. También es crucial fortalecer el acompañamiento a empresas nuevas para que se adapten al mercado local”, dijo a Diario Libre Paco Pérez.A pesar de estos cambios, la herencia de los comerciantes españoles sigue presente en la memoria colectiva y en algunos establecimientos que han logrado adaptarse a las nuevas dinámicas económicas. Su influencia perdura en las historias de familias que, a lo largo de generaciones, han mantenido el espíritu emprendedor que caracterizó a aquellos primeros inmigrantes. Economía, Turismo, Joaquín Caraballo, Santo Domingo, Comercio, Calle El Conde, Zona Colonial 

Continue Reading
Advertisement