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Un corazón que no se cansa: ¿El fin de la espera por trasplantes?

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Un corazón artificial de titanio ha permitido a un australiano vivir fuera del hospital durante más de 100 días a la espera de un trasplante, lo que supone una posible solución para millones de personas con insuficiencia cardíaca.


En un hito médico sin precedentes, un hombre australiano de 40 años se convirtió en la primera persona en el mundo en abandonar un hospital con un corazón artificial de titanio, un dispositivo casi indestructible que lo mantuvo con vida durante 105 días, mientras esperaba un trasplante de corazón humano. Este avance podría cambiar el futuro de los tratamientos cardíacos.
El corazón de titanio, desarrollado por la compañía BiVACOR, utiliza un rotor magnético que levita para bombear sangre sin desgastarse. Este diseño innovador, con solo una parte móvil, evita la fricción y el deterioro, que lo hace virtualmente irrompible. Además, su tamaño compacto permite que se adapte incluso al cuerpo de un niño.
El paciente, que antes solo podía caminar 10-15 metros sin dificultad, ahora realiza actividades que no podía hacer hace años. Los médicos dicen que, sin el nuevo invento, no habría podido esperar a un donante. El cirujano jefe, Paul Jansz, declaró a la prensa australiana que el invento «cambia completamente las reglas del juego» y que el acontecimiento le puso «la piel de gallina».
El invento es el resultado de más de dos décadas del trabajo de Daniel Timms, un ingeniero biomédico australiano, que comenzó a desarrollar el dispositivo tras el infarto de su padre en 2001. Aunque el corazón de titanio aún no está disponible comercialmente, su éxito en ensayos clínicos sugiere un futuro prometedor.
Con solo 6.000 trasplantes de corazón realizados anualmente en el mundo, esta tecnología podría salvar a millones de personas con daño cardíaco severo, que no pueden esperar a un donante.