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Otro alarmante impacto en la salud por beber agua embotellada

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Una solución al problema podría ser limitar la propagación de plásticos desechables y que los gobiernos inviertan «en infraestructura de agua potable».


Investigadores chinos han descubierto que el agua embotellada es la principal fuente de microplásticos, los principales transportadores de benzopireno, que dañan la pared intestinal y los riñones, causando inflamación sistémica, informa el portal The Cooldown.
El contaminante ambiental benzopireno (BaP) se encuentra comúnmente en el medioambiente, y los microplásticos actúan como sus principales transportadores hacia los organismos vivos, aumentando su presencia dentro de organismos.
El estudio en ratones reveló que la combinación de poliestireno (PS) y BaP altera el metabolismo lipídico renal, lo que provoca muerte celular, conocida como ferroptosis. Las vías específicas no se comprenden completamente, pero hay evidencia de que el BaP se absorbe principalmente a través del intestino tras la ingestión oral, lo que supone riesgos para la salud.
¿Qué son los microplásticos?
Conforme a la definición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los microplásticos son diminutas partículas de plástico compuestas de polímeros y aditivos potencialmente tóxicos. Su tamaño hace casi imposible limpiar estas sustancias dañinas en el medioambiente.
La presencia de microplásticos ya se ha detectado en diversos alimentos, y se estima que para 2050 se producirán aproximadamente 33.000 millones de toneladas de residuos plásticos. Además, el plástico se ha encontrado en diversas partes del cuerpo humano, como el tracto digestivo, los pulmones, la sangre, la orina, las heces e incluso la placenta, señala el estudio publicado en Communications Biology.
¿Qué se aconseja para reducir el ingreso de microplásticos en nuestros organismos?
Un estudio, publicado en septiembre de 2024 por el Centro Médico Weill Cornell de EE.UU., apunta a que el agua del grifo es una opción más ecológica.
Los autores del artículo afirman que, si bien se han realizado algunos esfuerzos para facilitar el uso de agua potable en restaurantes y lugares públicos, y para limitar la propagación de plásticos desechables, esto no es suficiente.
«La dependencia del agua embotellada conlleva importantes costos sanitarios, financieros y ambientales, lo que requiere una revaluación urgente de su uso generalizado», concluyen los autores del estudio del Centro Médico Weill Cornell.
«Los gobiernos deben abordar urgentemente estos problemas», incluyendo los de países de ingresos bajos y medios, donde existe una necesidad apremiante de invertir en infraestructura de agua potable», añadieron.