Bienestar
La paradoja del ‘boom’ de la salud mental: estamos más informados pero con menos medios para acudir a una terapia

Desde la pandemia el interés por la psicología y la salud mental no solo se ha normalizado sino que ha crecido sin freno. Lo vemos en la popularidad de libros de autoayuda —el género más vendido en España—, en el contenido de los medios de comunicación, en pódcasts, en cuentas de Instagram y Tik Tok, en retiros y en otros muchos formatos que abordan el bienestar emocional y la salud mental. Ya no es suficiente con cumplir expectativas o satisfacer necesidades materiales, ahora se busca la felicidad y la plenitud . Pero paradójicamente la ansiedad y el vacío existencial parecen males endémicos de la sociedad de la hiperconexión y la productividad. Esta crisis de valores hace que muchos busquen respuestas en caminos que a menudo conducen a pseudoterapias, charlatanes o vende humos. Desde distintos frentes —entre los que se incluyen partidos políticos y otras fuerzas sociales— se insiste en la importancia de la salud mental y la necesidad de normalizar y visibilizar un sufrimiento que, aunque no sea visible como las dolencias físicas provoca un profundo malestar en quienes lo padecen. Y parece que en este sentido se ha avanzado significativamente pues ya se habla sobre el tema sin tapujos. Sin embargo, lo que se pregunta el psicólogo de Marbella Buenaventura del Charco ( @ventura.psicologo ); psicólogo sanitario, docente universitario, divulgador y director clínico de ‘ Estar Contigo Terapia ‘, es: «¿De qué sirve normalizar la salud mental si, en la práctica, las personas no pueden acceder a un tratamiento adecuado?». Abordamos con él algunas de las claves de este asunto que invita a analizar de cerca pues, según explica, este inusitado interés por la salud mental ya empieza a cobrar tintes de simple acto de postureo o de eslogan vacío de contenido. ¿De qué manera cree que se está instrumentalizando el mayor interés de la sociedad por la salud mental?Creo que en parte se está intentando psicopatologizar procesos que muchas veces tienen que ver con otros aspectos que tienen más que ver con fenómenos sociológicos que con los psicológicos, como es el caso de la precariedad laboral.Además, ahora parece que todo se reduce a una cuestión de tener habilidades y herramientas para gestionar las emociones. Pero aunque haya una parte que sí que se pueda gestionar, creo que no se puede responsabilizar al sujeto a nivel individual de procesos que muchas veces son colectivos. Puede ser que una persona tenga actitudes psicológicas que le puedan ayudar a contrarrestar o a amortiguar ese malestar, pero no puede negar el impacto que tiene lo que pasa a su alrededor.Pero se supone que tenemos responsabilidad sobre lo que podemos hacer nosotros, pero sobre el entorno y sobre lo que pasa, podemos hacer más bien poco…No podemos hacer mucho pero sí que ser conscientes de ello ayuda a no sentirse tan culpable. Muchas personas tienen siempre esa sensación de que no lo hacen bien, de que no se saben gestionar lo que les pasa o de que no tienen herramientas para ello. Pero insisto en que ya puede uno tener todas las herramientas que quiera, que por mucho que se esfuerce siempre habrá una parte en la que se dé de bruces con algo: las cosas son como son. Y esto nos lleva a una paradoja. Por un lado se recalca a menudo la importancia de la salud mental pero, por otra, no se aportan los recursos necesarios para ello. De alguna manera, se está creando la necesidad sin cubrir la demanda. Se ha puesto de moda preocuparse por la salud mental…Sí, pero además de que sea cierto de que exista una especie de moda cultural relacionada con la psicología, también sucede que muchas personas acuden a la autoayuda, a los pódcast de psicología, a los creadores de contenido y a los ‘influencers’ porque no se puede pagar una terapia psicológica. ¿Y cómo se puede saber si esos divulgadores de psicología y salud son fiables o nos pueden perjudicar?Esa es mi cruzada particular. El problema es que hay muchas cosas que pueden sonar lógicas ya vengan de profesionales sanitarios o de pseudo-gurús. Pero además lo que sucede es que en psicología la American Psychological Association (APA), que es como la «FIFA de la mente», reconoce 192 tipos de terapias, cada una de las cuales tiene diferentes planteamientos entre sí. La terapia que yo hago, por ejemplo, va en contra de la idea de la herramienta psicológica que es el modelo imperante.¿En qué consiste la terapia qua aplica?Me he formado en las grandes corrientes de la psicología pero lo que aplico junto a mi equipo es lo que se llama terapia focalizada en la emoción que intenta cambiar la sensación, es decir, si las herramientas buscan paliar el efecto de algo, como por ejemplo, de la ansiedad, lo que hace la terapia con la que trabajamos es buscar de dónde viene esa ansiedad, se trabaja esa sensación. La idea es que si tu ansiedad viene, por ejemplo, de que tienes miedo a no estar a la altura y eso te hace ser perfeccionista, lo que se trabaja en la terapia es cambiar esa sensación de no estar altura y con ello reducir tanto el perfeccionismo como la ansiedad. Noticias relacionadas estandar No «Solemos dar valor a quienes nos hicieron daño y lo quitamos a quienes nos ayudaron» Raquel Alcolea estandar No Miedo a ser uno mismo: «Nunca ha sido tan fácil como hoy parecer sin ser» Tomás Navarro¿Puede resultar abrumador que haya tantos tipos de terapias distintas?Puedo entender que a los pacientes o a los consumidores de contenido sobre salud mental les pueda generar una cierta angustia percibir tanta variedad pues tienen que conocer distintos enfoques y saber con cuál se sienten más identificado o cuál les encaja más. Pero si siguen coexistiendo los diferentes tipos de terapia es porque funcionan y porque a cada persona le puede funcionar una distinta en función de su forma de entender la vida y de sus valores. Por ejemplo en las psicoterapias humanistas se atienda a los valores y al sentido de vida y eso le puede encajar más a personas con creencias que den importancia a los principio éticos que a personas más pragmáticas que tienen más en cuenta las rutinas o los hábitos de vida. Independientemente de que uno haga esa búsqueda para saber lo que más le encaja, hay un mensaje básico que no se puede olvidar: informarse sobre salud no exime de acudir al médico cuando te pase algo. Y lo mismo sucede en el ámbito de la psicología. EL hecho de informarse sobre salud mental nunca sustituye la acción de un psicólogo. Eso se suele ver claro en el ámbito de la medicina, pero no tanto en el caso de la psicoterapia no tanto.¿Para qué sirve informarse sobre aspectos relacionados con la psicología?Informarse sobre salud mental sirve para entender mejor lo que te está ocurriendo. Incluso puede ayudar a distinguir si necesitas ayuda profesional o puede ser un agobio puntual o una consecuencia de un estado de estrés. A veces se puede vivir algo sintomático y se le puede poner un nombre como por ejemplo depresión o trastorno de ansiedad. Y otras veces ese estado responde más bien a una especie de crisis existencial que a veces no tiene una etiqueta concreta pero sí que genera un malestar significativo. Ahora, por ejemplo, se está empezando a hablar de la depresión funcional. Los que la sufren no tienen un cuadro depresivo ni ganas de estar llorando o de estar tumbados en la cama, sino que funcionan. Trabajan, cuidan a sus hijos, viven pero por dentro tienen la sensación de que no le ven sentido a la vida y de que hacen las cosas en piloto automático. Es como si vivieran en modo zombi. Pero si coges un manual clínico, no encontrarás una etiqueta o un diagnóstico, pero genera un malestar pero sí que tiene sentido que se atienda en terapia. De todas formas, creo mucho en el criterio personal. No creo que tenga que ser el medio o el contenido o la información lo que dicte cuándo se necesita ir a terapia o cuándo se está enfermo.«El hecho de informarse sobre salud mental nunca sustituye la acción de un psicólogo. Eso se suele ver claro en el ámbito de la medicina, pero no tanto en el caso de la psicoterapia» Buenaventura del Charco Psicólogo y docente¿Por qué asegura que existen falta de medios para atender los problemas de salud mental?Por varios motivos. Por un lado en la Seguridad Social, España cuenta con solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, una cifra que nos sitúa al nivel de países como Bulgaria o Rumanía, y muy por debajo de la media europea de 18 profesionales. Además, los tiempos de espera para iniciar tratamiento superan los 6 meses, y cuando finalmente se accede a terapia, esta se limita a una sesión mensual, una frecuencia claramente insuficiente que convierte la intervención en poco más que un simulacro terapéutico, lejos de ser una solución clínica eficaz.Además, los escasos profesionales en psiquiatría y psicología clínica se reservan para los casos más graves, mientras que los trastornos más comunes, como la ansiedad o la depresión, terminan siendo atendidos por médicos de familia sin la formación especializada necesaria, cuya única opción suele ser la prescripción de psicofármacos. En cuanto a los seguros privados tampoco ofrecen un servicio de calidad. La mayoría de las aseguradoras en España limitan el acceso a 20 sesiones de psicoterapia anuales, de apenas 30 minutos cada una, cuando la mayoría de los tratamientos requieren entre 20 y 25 sesiones de 45 a 60 minutos. Además, estas sesiones solo están disponibles tras una consulta previa con el psiquiatra, lo que conlleva esperas de entre 8 y 12 semanas. Una vez agotado este cupo, el paciente debe asumir el coste si desea continuar con su tratamiento.Otro inconveniente es que los pacientes no pueden elegir a su psicólogo, siendo asignados de manera automática. Esto es problemático, ya que la relación terapéutica es un factor clave en el éxito de la psicoterapia, como demuestran numerosas investigaciones científicas. En la actualidad, la única manera de acceder a un tratamiento psicológico de calidad de forma inmediata es a través de profesionales privados , cuyo coste oscila entre los 200 y los 300 euros mensuales. Una cifra inasumible para muchos. Esta presión económica también impacta en el tratamiento. Si el coste de la terapia genera ansiedad o estrés, es difícil avanzar hacia la calma. Además, la urgencia por ver resultados rápidos, para reducir el gasto cuanto antes, aumenta la autoexigencia del paciente y puede llevar a terminar la terapia prematuramente, incrementando el riesgo de recaída .¿Y cómo se puede resolver?Esa paradoja de la salud mental que hemos comentado es la quenos lleva a estar cada vez más informados, pero con menos medios para ir a terapia. Y es precisamente esa necesidad de facilitar el acceso a terapia a las personas que tienen dificultades para costeárselo lo que hemos abordado con el lanzamiento del proyecto ‘ Estar Contigo Terapia ‘, que lleva más de un año de funcionamiento. Se trata de una clínica online con un equipo de psicólogos que apuesta por dar accesibilidad a la terapia psicológica a través de la financiación de los tratamientos y que implementa una terapia que vaya más allá de tratar los síntomas con herramientas pues aborda la causa del problema a través de la Terapia Focalizada en la Emoción.Pero además hemos visto que esa posibilidad de financiar los tratamientos también ha tenido implicaciones positivas en la calidad clínica de los tratamientos pues Ese marco de presión económica al que se tenían que enfrentar muchas personas podía llegar a potenciar factores neuróticos o disruptivos del paciente que le llevasen a seguir la terapia desde la autoexigencia y la autocrícia. Por eso el hecho de financiar los tratamientos también ha tenido implicaciones positivas en la calidad clínica de los tratamientos gracias a la liberación de esa presión. Noticias relacionadas estandar No Prevención de recaídas o cómo ayudar a detectar potenciales situaciones de riesgo para la mente Jesús Matos estandar No Por qué algunas personas son infelices aunque parezca que lo tienen todo Raquel Alcolea¿Qué tipo de implicaciones positivas?Completar los tratamientos. Los estudios demuestran que la mayoría de las patologías psicológicas no graves pueden resolverse en unas 20 o 25 sesiones pero desde mi experiencia clínica y también desde la de mis compañeros de profesión te puedo asegurar que muchos pacientes dejaban la terapia en cuanto se veían mejor y reducían la sintomatología. Ese abandono terapéutico o alta voluntaria antes de tiempo, en torno a las ocho o diez sesiones, les permite seguir con su vida, pero no supone una mejora completa. Y esa es una de las razones por las que las tasas de recaídas son tan altas en los problemas de salud mental. Por tanto, cuando se libera esa presión económica se sienten aliviados y se permiten completar los tratamientos.¿Cuál es la clave del éxito de un tratamiento psicológico?El mayor factor de predicción de éxito de una terapia es la sensación de conexión entre el terapeuta y el paciente . La técnica psicológica solo explica el 15% del cambio del paciente. La calidad de la relación ente el terapeuta y el paciente explica entre el 35% y el 45%. Por eso además de facilitar esa financiación es importante proporcionar hasta cuatro sesiones de valoración gratuitas con un psicólogo para que puedan saber si conectan o no con esa terapeuta.
Desde la pandemia el interés por la psicología y la salud mental no solo se ha normalizado sino que ha crecido sin freno. Lo vemos en la popularidad de libros de autoayuda —el género más vendido en España—, en el contenido de los medios de comunicación, en pódcasts, en cuentas de Instagram y Tik Tok, en retiros y en otros muchos formatos que abordan el bienestar emocional y la salud mental. Ya no es suficiente con cumplir expectativas o satisfacer necesidades materiales, ahora se busca la felicidad y la plenitud . Pero paradójicamente la ansiedad y el vacío existencial parecen males endémicos de la sociedad de la hiperconexión y la productividad. Esta crisis de valores hace que muchos busquen respuestas en caminos que a menudo conducen a pseudoterapias, charlatanes o vende humos. Desde distintos frentes —entre los que se incluyen partidos políticos y otras fuerzas sociales— se insiste en la importancia de la salud mental y la necesidad de normalizar y visibilizar un sufrimiento que, aunque no sea visible como las dolencias físicas provoca un profundo malestar en quienes lo padecen. Y parece que en este sentido se ha avanzado significativamente pues ya se habla sobre el tema sin tapujos. Sin embargo, lo que se pregunta el psicólogo de Marbella Buenaventura del Charco ( @ventura.psicologo ); psicólogo sanitario, docente universitario, divulgador y director clínico de ‘ Estar Contigo Terapia ‘, es: «¿De qué sirve normalizar la salud mental si, en la práctica, las personas no pueden acceder a un tratamiento adecuado?». Abordamos con él algunas de las claves de este asunto que invita a analizar de cerca pues, según explica, este inusitado interés por la salud mental ya empieza a cobrar tintes de simple acto de postureo o de eslogan vacío de contenido. ¿De qué manera cree que se está instrumentalizando el mayor interés de la sociedad por la salud mental?Creo que en parte se está intentando psicopatologizar procesos que muchas veces tienen que ver con otros aspectos que tienen más que ver con fenómenos sociológicos que con los psicológicos, como es el caso de la precariedad laboral.Además, ahora parece que todo se reduce a una cuestión de tener habilidades y herramientas para gestionar las emociones. Pero aunque haya una parte que sí que se pueda gestionar, creo que no se puede responsabilizar al sujeto a nivel individual de procesos que muchas veces son colectivos. Puede ser que una persona tenga actitudes psicológicas que le puedan ayudar a contrarrestar o a amortiguar ese malestar, pero no puede negar el impacto que tiene lo que pasa a su alrededor.Pero se supone que tenemos responsabilidad sobre lo que podemos hacer nosotros, pero sobre el entorno y sobre lo que pasa, podemos hacer más bien poco…No podemos hacer mucho pero sí que ser conscientes de ello ayuda a no sentirse tan culpable. Muchas personas tienen siempre esa sensación de que no lo hacen bien, de que no se saben gestionar lo que les pasa o de que no tienen herramientas para ello. Pero insisto en que ya puede uno tener todas las herramientas que quiera, que por mucho que se esfuerce siempre habrá una parte en la que se dé de bruces con algo: las cosas son como son. Y esto nos lleva a una paradoja. Por un lado se recalca a menudo la importancia de la salud mental pero, por otra, no se aportan los recursos necesarios para ello. De alguna manera, se está creando la necesidad sin cubrir la demanda. Se ha puesto de moda preocuparse por la salud mental…Sí, pero además de que sea cierto de que exista una especie de moda cultural relacionada con la psicología, también sucede que muchas personas acuden a la autoayuda, a los pódcast de psicología, a los creadores de contenido y a los ‘influencers’ porque no se puede pagar una terapia psicológica. ¿Y cómo se puede saber si esos divulgadores de psicología y salud son fiables o nos pueden perjudicar?Esa es mi cruzada particular. El problema es que hay muchas cosas que pueden sonar lógicas ya vengan de profesionales sanitarios o de pseudo-gurús. Pero además lo que sucede es que en psicología la American Psychological Association (APA), que es como la «FIFA de la mente», reconoce 192 tipos de terapias, cada una de las cuales tiene diferentes planteamientos entre sí. La terapia que yo hago, por ejemplo, va en contra de la idea de la herramienta psicológica que es el modelo imperante.¿En qué consiste la terapia qua aplica?Me he formado en las grandes corrientes de la psicología pero lo que aplico junto a mi equipo es lo que se llama terapia focalizada en la emoción que intenta cambiar la sensación, es decir, si las herramientas buscan paliar el efecto de algo, como por ejemplo, de la ansiedad, lo que hace la terapia con la que trabajamos es buscar de dónde viene esa ansiedad, se trabaja esa sensación. La idea es que si tu ansiedad viene, por ejemplo, de que tienes miedo a no estar a la altura y eso te hace ser perfeccionista, lo que se trabaja en la terapia es cambiar esa sensación de no estar altura y con ello reducir tanto el perfeccionismo como la ansiedad. Noticias relacionadas estandar No «Solemos dar valor a quienes nos hicieron daño y lo quitamos a quienes nos ayudaron» Raquel Alcolea estandar No Miedo a ser uno mismo: «Nunca ha sido tan fácil como hoy parecer sin ser» Tomás Navarro¿Puede resultar abrumador que haya tantos tipos de terapias distintas?Puedo entender que a los pacientes o a los consumidores de contenido sobre salud mental les pueda generar una cierta angustia percibir tanta variedad pues tienen que conocer distintos enfoques y saber con cuál se sienten más identificado o cuál les encaja más. Pero si siguen coexistiendo los diferentes tipos de terapia es porque funcionan y porque a cada persona le puede funcionar una distinta en función de su forma de entender la vida y de sus valores. Por ejemplo en las psicoterapias humanistas se atienda a los valores y al sentido de vida y eso le puede encajar más a personas con creencias que den importancia a los principio éticos que a personas más pragmáticas que tienen más en cuenta las rutinas o los hábitos de vida. Independientemente de que uno haga esa búsqueda para saber lo que más le encaja, hay un mensaje básico que no se puede olvidar: informarse sobre salud no exime de acudir al médico cuando te pase algo. Y lo mismo sucede en el ámbito de la psicología. EL hecho de informarse sobre salud mental nunca sustituye la acción de un psicólogo. Eso se suele ver claro en el ámbito de la medicina, pero no tanto en el caso de la psicoterapia no tanto.¿Para qué sirve informarse sobre aspectos relacionados con la psicología?Informarse sobre salud mental sirve para entender mejor lo que te está ocurriendo. Incluso puede ayudar a distinguir si necesitas ayuda profesional o puede ser un agobio puntual o una consecuencia de un estado de estrés. A veces se puede vivir algo sintomático y se le puede poner un nombre como por ejemplo depresión o trastorno de ansiedad. Y otras veces ese estado responde más bien a una especie de crisis existencial que a veces no tiene una etiqueta concreta pero sí que genera un malestar significativo. Ahora, por ejemplo, se está empezando a hablar de la depresión funcional. Los que la sufren no tienen un cuadro depresivo ni ganas de estar llorando o de estar tumbados en la cama, sino que funcionan. Trabajan, cuidan a sus hijos, viven pero por dentro tienen la sensación de que no le ven sentido a la vida y de que hacen las cosas en piloto automático. Es como si vivieran en modo zombi. Pero si coges un manual clínico, no encontrarás una etiqueta o un diagnóstico, pero genera un malestar pero sí que tiene sentido que se atienda en terapia. De todas formas, creo mucho en el criterio personal. No creo que tenga que ser el medio o el contenido o la información lo que dicte cuándo se necesita ir a terapia o cuándo se está enfermo.«El hecho de informarse sobre salud mental nunca sustituye la acción de un psicólogo. Eso se suele ver claro en el ámbito de la medicina, pero no tanto en el caso de la psicoterapia» Buenaventura del Charco Psicólogo y docente¿Por qué asegura que existen falta de medios para atender los problemas de salud mental?Por varios motivos. Por un lado en la Seguridad Social, España cuenta con solo 6 psicólogos por cada 100.000 habitantes, una cifra que nos sitúa al nivel de países como Bulgaria o Rumanía, y muy por debajo de la media europea de 18 profesionales. Además, los tiempos de espera para iniciar tratamiento superan los 6 meses, y cuando finalmente se accede a terapia, esta se limita a una sesión mensual, una frecuencia claramente insuficiente que convierte la intervención en poco más que un simulacro terapéutico, lejos de ser una solución clínica eficaz.Además, los escasos profesionales en psiquiatría y psicología clínica se reservan para los casos más graves, mientras que los trastornos más comunes, como la ansiedad o la depresión, terminan siendo atendidos por médicos de familia sin la formación especializada necesaria, cuya única opción suele ser la prescripción de psicofármacos. En cuanto a los seguros privados tampoco ofrecen un servicio de calidad. La mayoría de las aseguradoras en España limitan el acceso a 20 sesiones de psicoterapia anuales, de apenas 30 minutos cada una, cuando la mayoría de los tratamientos requieren entre 20 y 25 sesiones de 45 a 60 minutos. Además, estas sesiones solo están disponibles tras una consulta previa con el psiquiatra, lo que conlleva esperas de entre 8 y 12 semanas. Una vez agotado este cupo, el paciente debe asumir el coste si desea continuar con su tratamiento.Otro inconveniente es que los pacientes no pueden elegir a su psicólogo, siendo asignados de manera automática. Esto es problemático, ya que la relación terapéutica es un factor clave en el éxito de la psicoterapia, como demuestran numerosas investigaciones científicas. En la actualidad, la única manera de acceder a un tratamiento psicológico de calidad de forma inmediata es a través de profesionales privados , cuyo coste oscila entre los 200 y los 300 euros mensuales. Una cifra inasumible para muchos. Esta presión económica también impacta en el tratamiento. Si el coste de la terapia genera ansiedad o estrés, es difícil avanzar hacia la calma. Además, la urgencia por ver resultados rápidos, para reducir el gasto cuanto antes, aumenta la autoexigencia del paciente y puede llevar a terminar la terapia prematuramente, incrementando el riesgo de recaída .¿Y cómo se puede resolver?Esa paradoja de la salud mental que hemos comentado es la quenos lleva a estar cada vez más informados, pero con menos medios para ir a terapia. Y es precisamente esa necesidad de facilitar el acceso a terapia a las personas que tienen dificultades para costeárselo lo que hemos abordado con el lanzamiento del proyecto ‘ Estar Contigo Terapia ‘, que lleva más de un año de funcionamiento. Se trata de una clínica online con un equipo de psicólogos que apuesta por dar accesibilidad a la terapia psicológica a través de la financiación de los tratamientos y que implementa una terapia que vaya más allá de tratar los síntomas con herramientas pues aborda la causa del problema a través de la Terapia Focalizada en la Emoción.Pero además hemos visto que esa posibilidad de financiar los tratamientos también ha tenido implicaciones positivas en la calidad clínica de los tratamientos pues Ese marco de presión económica al que se tenían que enfrentar muchas personas podía llegar a potenciar factores neuróticos o disruptivos del paciente que le llevasen a seguir la terapia desde la autoexigencia y la autocrícia. Por eso el hecho de financiar los tratamientos también ha tenido implicaciones positivas en la calidad clínica de los tratamientos gracias a la liberación de esa presión. Noticias relacionadas estandar No Prevención de recaídas o cómo ayudar a detectar potenciales situaciones de riesgo para la mente Jesús Matos estandar No Por qué algunas personas son infelices aunque parezca que lo tienen todo Raquel Alcolea¿Qué tipo de implicaciones positivas?Completar los tratamientos. Los estudios demuestran que la mayoría de las patologías psicológicas no graves pueden resolverse en unas 20 o 25 sesiones pero desde mi experiencia clínica y también desde la de mis compañeros de profesión te puedo asegurar que muchos pacientes dejaban la terapia en cuanto se veían mejor y reducían la sintomatología. Ese abandono terapéutico o alta voluntaria antes de tiempo, en torno a las ocho o diez sesiones, les permite seguir con su vida, pero no supone una mejora completa. Y esa es una de las razones por las que las tasas de recaídas son tan altas en los problemas de salud mental. Por tanto, cuando se libera esa presión económica se sienten aliviados y se permiten completar los tratamientos.¿Cuál es la clave del éxito de un tratamiento psicológico?El mayor factor de predicción de éxito de una terapia es la sensación de conexión entre el terapeuta y el paciente . La técnica psicológica solo explica el 15% del cambio del paciente. La calidad de la relación ente el terapeuta y el paciente explica entre el 35% y el 45%. Por eso además de facilitar esa financiación es importante proporcionar hasta cuatro sesiones de valoración gratuitas con un psicólogo para que puedan saber si conectan o no con esa terapeuta.