Bienestar
Ni el estrés ni la falta de sueño: esto explica tu agotamiento crónico

Cansancio, fatiga, debilidad, agotamiento, bajón… Son muchas las personas que se quejan a diario de su falta de energía , de no ser capaces de remontar y de llegar cada día a casa tras la jornada laboral completamente agotados. Hablar del cansancio es frecuente, no solo en en las conversaciones de café, también forma parte de la conversación social, incluso del contexto médico. Recientemente el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia , el doctor Lorenzo Armenteros, aseguró que ocho de cada diez pacientes acuden al médico aquejados de un agotamiento que no remite ni se repara con el descanso nocturno. El estrés , la falta de sueño y la hiperconexión son algunos de los factores que a menudo citan los expertos como los causantes de esa fatiga omnipresente. Sin embargo, como explica José María Catalina de la Peña ( @josemacatalina ), dietista experto en nutrición en realidad, en realidad responde a «un cúmulo varios pequeños atentados contra nuestro diseño que cometemos a diario, impulsados por el ritmo de una sociedad que va de cabeza al abismo». Tras varios años de investigación y de estudio de las reacciones tanto de su cuerpo (es ciclista federado y compite en la categoría ‘master’) como el de otros deportistas, Catalina decidió cuestionar en su libro ‘ El diseño humano ‘ muchas de las recomendaciones oficiales en torno a la nutrición que siempre se dieron por buenas pero que, según afirma, son las que nos han convertido en una presa fácil de la obesidad, las enfermedades metabólicas y el cansancio crónico.Noticias relacionadas estandar No Cenar tarde y otros dos hábitos nefastos que te enferman poco a poco Raquel Alcolea estandar No Comer cinco veces al día: el hábito popular que puede ser pésimo para tu salud Raquel AlcoleaEstos son los cinco hábitos nefastos y frecuentes que explican por qué nos sentimos agotados a menudo:1. Los ritmos circadianos han desaparecidoVivimos alejados de los horarios que marcan nuestros ritmos circadianos . Y es algo que no solo sucede a las personas que desempeñan trabajos nocturnos, sino que es habitual en la mayoría de las dinámicas laborales y vitales. «Lo realmente grave de esto es que las personas llevan sus relojes a extremos también en sus horas de ocio y sobre todo desde la infancia», plantea Catalina. Así, se dan casos como niños que despiertan de la siesta casi de noche, adolescentes que salen a jugar cuando ya se ha puesto el sol y que cenan cuando ya deberían estar dormidos y una dinámica familiar general repleta de pantallas y móviles cuya luz le está diciendo a su cerebro que son las doce del mediodía en vez de las doce de la noche. Se duermen menos horas de las que se deben casi desde la infancia y en la dinámica diaria se han retrasado los relojes dos horas con respecto a nuestros relojes biológicos . «Comemos a las tres de la tarde y cenamos a las once de la noche, lo que supone un descontrol para nuestras hormonas», plantea el experto.2. La pirámide alimentaria oficial está obsoletaEmpezar el día desayunando hidratos de carbono (azúcares) y seguir con la misma base durante el resto del día no hace más que alimentar una rueda de desequilibrios energéticos. Según explica el experto, en el día a día se vive en una montaña rusa de glucosa que obliga al páncreas a segregar insulina para contrarrestar esos picos cuya presencia nos genera hipoglucemias, cansancio, desequilibrios hormonales y más hambre cada menos horas. Con ello aportamos otro punto importante que suma puntos al carro del agotamiento crónico.3. La vida, en interiores y alejados de la naturaleza «No deja de ser curioso que mientras el sol brilla en el cielo las personas estén metidas en interiores en vez de estar en la calle recibiendo sus beneficios, y se decidan a salir al exterior precisamente de noche, cuando deberían respetar en la medida de lo posible ese periodo tan necesario de oscuridad», argumenta Catalina. El experto aclara que cuando hace referencia a este tema ni siquiera está culpando a los horarios de oficina que nos obligan a permanecer ocho horas frente al ordenador, sino que intenta ir más allá poniendo el acento en esas horas de ocio que usamos (después de la jornada laboral en interiores ) «para tumbarnos en un sofá a ver nuestra serie favorita o ir al gimnasio de enfrente para subirnos en una cinta a caminar». Una alternativa sería hacer lo mismo en un parque cercano o incluso abrir la ventana sin ropa para que el contacto con el sol nos ayude a sintetizar vitamina D y ponga «nuestros relojes en hora».4. Ocio basado en alcohol y nocturnidadLamentablemente una gran parte de la vida social tiene dos puntos en común en la actualidad: nocturnidad y alcohol . Y eso son, según alerta el autor de ‘El diseño humano’, dos puntos claves que destrozan la salud. Parece que sin ellos es imposible socializar y a menudo da la impresión de que en determinados colectivos el hecho de socializar supone acostarse por la mañana. «Recordemos que las cinco o las seis son de la mañana (todavía) y que si estamos de fiesta a esas horas y no hemos dormido sin duda estamos alterando un poco más a nuestro organismo», explica.Pero lo cierto es que aunque no se haga vida nocturna, suele suceder algo similar. Se cena tarde y a menudo nos sentamos frente a la televisión con luces azules potentes que le dicen a nuestro núcleo supraquiasmático (NSQ) que son las doce del mediodía (porque él no entiende de luces artificiales). Y lo que sucede es que nuestro programa favorito acaba cuando deberíamos llevar durmiendo cuatro horas. Todo eso nos roba horas de sueño y nos acerca un poco más a la enfermedad. Existen gafas que bloquean la luz azul para mitigar los efectos, pero lo ideal es seguir los hábitos adecuados para que no sean necesarias. 5. El sedentarismo es la normaLa falta de movimiento (sobre todo en exteriores) es otro de los pilares sobre los que se sostiene la fatiga crónica. El sedentarismo, propio de un estilo de vida cada vez más cómodo, se ha apoderado de la sociedad. Cuando no realizamos ejercicio físico dejamos de lado sus beneficios a todos los niveles y también dormimos peor. Detrás de la falta de ejercicio no solo están las enfermedades cardiovasculares, la obesidad o la diabetes, entre otras patologías metabólicas. Además se ha demostrado que afecta psicológicamente. Hay literatura científica que demuestra que las personas sedentarias presentan unos niveles más altos de estrés, ansiedad o depresión; mientras que aquellas personas que realizan más ejercicio tienen niveles de autoconcepto y autoestima mucho más altos.
Cansancio, fatiga, debilidad, agotamiento, bajón… Son muchas las personas que se quejan a diario de su falta de energía , de no ser capaces de remontar y de llegar cada día a casa tras la jornada laboral completamente agotados. Hablar del cansancio es frecuente, no solo en en las conversaciones de café, también forma parte de la conversación social, incluso del contexto médico. Recientemente el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia , el doctor Lorenzo Armenteros, aseguró que ocho de cada diez pacientes acuden al médico aquejados de un agotamiento que no remite ni se repara con el descanso nocturno. El estrés , la falta de sueño y la hiperconexión son algunos de los factores que a menudo citan los expertos como los causantes de esa fatiga omnipresente. Sin embargo, como explica José María Catalina de la Peña ( @josemacatalina ), dietista experto en nutrición en realidad, en realidad responde a «un cúmulo varios pequeños atentados contra nuestro diseño que cometemos a diario, impulsados por el ritmo de una sociedad que va de cabeza al abismo». Tras varios años de investigación y de estudio de las reacciones tanto de su cuerpo (es ciclista federado y compite en la categoría ‘master’) como el de otros deportistas, Catalina decidió cuestionar en su libro ‘ El diseño humano ‘ muchas de las recomendaciones oficiales en torno a la nutrición que siempre se dieron por buenas pero que, según afirma, son las que nos han convertido en una presa fácil de la obesidad, las enfermedades metabólicas y el cansancio crónico.Noticias relacionadas estandar No Cenar tarde y otros dos hábitos nefastos que te enferman poco a poco Raquel Alcolea estandar No Comer cinco veces al día: el hábito popular que puede ser pésimo para tu salud Raquel AlcoleaEstos son los cinco hábitos nefastos y frecuentes que explican por qué nos sentimos agotados a menudo:1. Los ritmos circadianos han desaparecidoVivimos alejados de los horarios que marcan nuestros ritmos circadianos . Y es algo que no solo sucede a las personas que desempeñan trabajos nocturnos, sino que es habitual en la mayoría de las dinámicas laborales y vitales. «Lo realmente grave de esto es que las personas llevan sus relojes a extremos también en sus horas de ocio y sobre todo desde la infancia», plantea Catalina. Así, se dan casos como niños que despiertan de la siesta casi de noche, adolescentes que salen a jugar cuando ya se ha puesto el sol y que cenan cuando ya deberían estar dormidos y una dinámica familiar general repleta de pantallas y móviles cuya luz le está diciendo a su cerebro que son las doce del mediodía en vez de las doce de la noche. Se duermen menos horas de las que se deben casi desde la infancia y en la dinámica diaria se han retrasado los relojes dos horas con respecto a nuestros relojes biológicos . «Comemos a las tres de la tarde y cenamos a las once de la noche, lo que supone un descontrol para nuestras hormonas», plantea el experto.2. La pirámide alimentaria oficial está obsoletaEmpezar el día desayunando hidratos de carbono (azúcares) y seguir con la misma base durante el resto del día no hace más que alimentar una rueda de desequilibrios energéticos. Según explica el experto, en el día a día se vive en una montaña rusa de glucosa que obliga al páncreas a segregar insulina para contrarrestar esos picos cuya presencia nos genera hipoglucemias, cansancio, desequilibrios hormonales y más hambre cada menos horas. Con ello aportamos otro punto importante que suma puntos al carro del agotamiento crónico.3. La vida, en interiores y alejados de la naturaleza «No deja de ser curioso que mientras el sol brilla en el cielo las personas estén metidas en interiores en vez de estar en la calle recibiendo sus beneficios, y se decidan a salir al exterior precisamente de noche, cuando deberían respetar en la medida de lo posible ese periodo tan necesario de oscuridad», argumenta Catalina. El experto aclara que cuando hace referencia a este tema ni siquiera está culpando a los horarios de oficina que nos obligan a permanecer ocho horas frente al ordenador, sino que intenta ir más allá poniendo el acento en esas horas de ocio que usamos (después de la jornada laboral en interiores ) «para tumbarnos en un sofá a ver nuestra serie favorita o ir al gimnasio de enfrente para subirnos en una cinta a caminar». Una alternativa sería hacer lo mismo en un parque cercano o incluso abrir la ventana sin ropa para que el contacto con el sol nos ayude a sintetizar vitamina D y ponga «nuestros relojes en hora».4. Ocio basado en alcohol y nocturnidadLamentablemente una gran parte de la vida social tiene dos puntos en común en la actualidad: nocturnidad y alcohol . Y eso son, según alerta el autor de ‘El diseño humano’, dos puntos claves que destrozan la salud. Parece que sin ellos es imposible socializar y a menudo da la impresión de que en determinados colectivos el hecho de socializar supone acostarse por la mañana. «Recordemos que las cinco o las seis son de la mañana (todavía) y que si estamos de fiesta a esas horas y no hemos dormido sin duda estamos alterando un poco más a nuestro organismo», explica.Pero lo cierto es que aunque no se haga vida nocturna, suele suceder algo similar. Se cena tarde y a menudo nos sentamos frente a la televisión con luces azules potentes que le dicen a nuestro núcleo supraquiasmático (NSQ) que son las doce del mediodía (porque él no entiende de luces artificiales). Y lo que sucede es que nuestro programa favorito acaba cuando deberíamos llevar durmiendo cuatro horas. Todo eso nos roba horas de sueño y nos acerca un poco más a la enfermedad. Existen gafas que bloquean la luz azul para mitigar los efectos, pero lo ideal es seguir los hábitos adecuados para que no sean necesarias. 5. El sedentarismo es la normaLa falta de movimiento (sobre todo en exteriores) es otro de los pilares sobre los que se sostiene la fatiga crónica. El sedentarismo, propio de un estilo de vida cada vez más cómodo, se ha apoderado de la sociedad. Cuando no realizamos ejercicio físico dejamos de lado sus beneficios a todos los niveles y también dormimos peor. Detrás de la falta de ejercicio no solo están las enfermedades cardiovasculares, la obesidad o la diabetes, entre otras patologías metabólicas. Además se ha demostrado que afecta psicológicamente. Hay literatura científica que demuestra que las personas sedentarias presentan unos niveles más altos de estrés, ansiedad o depresión; mientras que aquellas personas que realizan más ejercicio tienen niveles de autoconcepto y autoestima mucho más altos.