Espectáculo
Pasear junto a Daniel Capó
Hay escritores que buscan la fuerza en sus palabras, mientras que otros prefieren guiarte suavemente a descifrar enigmas. Daniel Capó pertenece a estos últimos. Como columnista, intenta mostrarle a sus lectores parte del misterio que percibe, jugar con el silencio y que sus frases queden resonando.
Para él, en el columnismo hay algo de Ulises en la Odisea, una especie de hombre con mil caras. Es una forma de disciplina que exige tratar temas muy diversos de forma articulada para que al menos una idea le llegue al lector.
Asimismo, le interesa que sus textos perduren en el tiempo, pues este tipo de periodismo trabaja con emociones humanas y con elementos que son propios de la literatura.
Su madre, siendo sueca, le inculcó la tradición de la lectura en casa, algo muy arraigado en los países nórdicos.
Creció en una época con menos distracciones que ahora, cuando la principal forma de combatir el aburrimiento era sumergirse en los libros. Especialmente, en los veranos con sus abuelos, donde solo podía deambular por la naturaleza, perderse en los bosques o leer.
Gracias a un profesor en la universidad, aprendió la metodología de la lectura lenta, lo que le abrió una perspectiva completamente nueva.
Esta técnica consiste en fijarse en los detalles y descubrir las pistas que va dejando el escritor, para ir más allá de la capa superficial de la acción. Esto no solo le ha servido como lector, sino que ha enriquecido su propia escritura.
A través de sus columnas, Daniel busca andar con el lector, enseñarle con palabras un paisaje y hacerlo partícipe de su mirada.
Sin emitir juicios, señala que las valoraciones ocurren más en lo no dicho, y es ahí donde pueden surgir las interrogantes. Le parece invasivo decirle al lector lo que debe pensar, prefiere invitarlo a reflexionar.
Sus textos se caracterizan por tener un registro suave e hipnótico, otorgándole un poco de fuerza al lector para que vaya más allá de la cadencia.
Capó destaca la importancia de que un escritor tenga un mundo propio. Por su parte, él comparte sus preguntas e intereses, como lo haría con un amigo.
Allí, sus lectores nos sentimos como parte de su círculo íntimo, el lugar donde nos toma de la mano y nos invita a pensar como si paseáramos juntos.