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España está importando una táctica de EEUU para vaciar casas de difuntos: convertirlas en mercadillos temporales

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Seguramente lo habrás visto decenas de veces en pelis americanas. De repente alguien quiere vaciar una casa por la razón que sea, porque era el apartamento de un familiar recién fallecido, porque tiene que mudarse o simplemente porque se ha dado cuenta de que tiene el desván hasta arriba, así que organiza un mercadillo en la propia vivienda. Hasta tiene un nombre: estate sale. Una suerte de Wallapop presencial y dedicado a un único hogar en el que se vende de todo, desde cubertería a zapatos, pasando por abrigos, muebles, cuadros o loza.

Cada vez más esa imagen de los mercadillos en casas está dejando de ser un recurso de Hollywood para convertirse en algo habitual (y socorrido) en España.

Una casa (y un mercado). Entre las tiendas vintage, los rastrillos y los hogares normales y corrientes hay un punto intermedio: los «mercadillos en viviendas». Su nombre lo dice todo. Son casas que se abren al público para que la gente pueda pasar, ojear lo que hay dentro y decidir luego si quiere llevarse alguno de sus objetos, previamente inventariados, tasados en detalle y etiquetados.

Desde unos palos de golf a un abrigo, un armario, una mesa, una lámpara, un juego de tazas o unos esquís. En las casas hay de todo. En los estate sale, también. De hecho es habitual ver en pelis de EEUU una variante que suele celebrase al aire libre y organizan los propios dueños de la vivienda con toda clase de artículos rescatados del desván, los denominados garage sales, o yard sales.


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Objetivo: vaciar casas. El objetivo es doble: vaciar una vivienda y encontrar nuevo dueño a viejos objetos. Todo eso por supuesto previo pago de las cantidades en las que se haya tasado cada artículo. No hay una única razón por la que se llega al vaciado de una casa, aunque un motivo habitual es que su dueño haya fallecido o ya no vaya a volver a habitar en ella porque se muda. Cuando eso ocurre toca pensar qué hacer con todo lo que deja atrás, desde muebles a ropa.

Al fin y al cabo si algo son las casas son depósitos en los que, con el paso de los años, se acumulan recuerdos y objetos. Con los primeros se puede cargar, mal que bien. Para los segundos hace falta algo que no siempre abunda: espacio.

Cuestión de mudanzas… o difuntos. «Aquí hay de todo. Gente que quiere vaciar el piso porque lo heredó de sus abuelos y no quiere ver sus pertenencias en un cubo de basura y casos como este, que es un piso de alquiler y sus inquilinos deben abandonarlo», aclaraba hace poco a El Comercio Marola Argüelles, de Orden Vintage, una firma de home market. Mientras hablaba con el diario organizaba de hecho un mercadillo en una vivienda de Oviedo.

«Existen muchas razones para vaciar una casa», coincide otra empresa del sector. «Desde un  viaje por trabajo a la otra punta del mundo, hasta razones más tristes como pueden ser vaciar las casas de nuestros mayores o  tras un cambio en nuestra estructura familiar como puede ser una mudanza, una jubilación o un divorcio».

¿Pero se celebran en España? Y tanto. Llega con darse una vuelta por Google y ojear la prensa local para encontrar un buen puñado de ejemplos. A lo largo de los últimos meses se han organizado mercadillos en viviendas de Oviedo, León, Sevilla o Madrid. Y eso por citar solo un puñado de casos. En pleno centro de la capital, en la calle Bravo Murillo, se celebró uno en otoño que ayuda a entender mejor cómo y por qué se montan esta especie de Wallapops presenciales y temáticos.

En aquella ocasión el apartamento vaciado, relata El Español, había servido de hogar a un matrimonio. Él ya falleció. Ella, una mujer de más de 90 años, vive en una residencia. El objetivo del mercadillo era dar una segunda vida a los objetos que habían dejado en el piso: muebles, figuras, prendas, un sofá… La cita atrajo a decenas de personas, desde curiosos a anticuarios o una vendedora de arte a la que gusta observar los objetos en su entorno. «No es lo mismo que en un mercadillo».

¿Quiénes lo organizan? Profesionales que han encontrado en el estate sale un negocio por explotar en España. Un ejemplo es Espacio en Claro, que describe su labor de forma simple: «Vaciamos tu casa, pero antes nos encargamos de vender lo que no quieras, dando una segunda vida y recibiendo un dinero a cambio».

Hace unos meses la impulsora de la firma, Blanca de Carlos explicaba a El Confidencial que se familiarizó con esta clase de mercadillos en casas durante el tiempo que vivió en EEUU. Ya de regreso a España y tras el fallecimiento de su padre se dio cuenta de las ventajas que tendría importar el servicio.

Su firma no es la única que se dedica a vaciar casas y organizar mercadillos. Arquitectura del Orden, The Circular Market, Orden Vintage, Myhome, Antiquae, Antico Sevilla Interiores… son negocios con un enfoque similar y que facilitan el vaciado de casas y la organización de mercadillos en la propia vivienda para evitar que aquellos muebles, ropa y objetos en general que ya no quieran (o puedan tener) sus dueños acaben en un contenedor, el punto limpio o un trastero.

El arte del vaciado. Los detalles de cada caso pueden variar, pero es habitual que las labores de vaciado y los mercadillos compartan ciertas características: las casas se preparan para el día de puertas abiertas, se recurre  al sistema de visitas concertadas para evitar las aglomeraciones, las piezas se registran y tasan y la empresa que gestiona las citas se lleva un porcentaje de todas las ventas.

El objetivo, reconocen las empresas, es que no quede «nada sin vender» en las viviendas, por lo que los precios que puden suelen ser asequibles.

Imágenes | leumas_1974 (Flickr) y Wikipedia

En Xataka | En Estados Unidos hay un nuevo tipo de fiesta que ya mueve multitudes y tiene lista de espera: las quedadas para leer


La noticia

España está importando una táctica de EEUU para vaciar casas de difuntos: convertirlas en mercadillos temporales

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Carlos Prego

.

  Seguramente lo habrás visto decenas de veces en pelis americanas. De repente alguien quiere vaciar una casa por la razón que sea, porque era el apartamento de un familiar recién fallecido, porque tiene que mudarse o simplemente porque se ha dado cuenta de que tiene el desván hasta arriba, así que organiza un mercadillo en la propia vivienda. Hasta tiene un nombre: estate sale. Una suerte de Wallapop presencial y dedicado a un único hogar en el que se vende de todo, desde cubertería a zapatos, pasando por abrigos, muebles, cuadros o loza.

Cada vez más esa imagen de los mercadillos en casas está dejando de ser un recurso de Hollywood para convertirse en algo habitual (y socorrido) en España.

Una casa (y un mercado). Entre las tiendas vintage, los rastrillos y los hogares normales y corrientes hay un punto intermedio: los «mercadillos en viviendas». Su nombre lo dice todo. Son casas que se abren al público para que la gente pueda pasar, ojear lo que hay dentro y decidir luego si quiere llevarse alguno de sus objetos, previamente inventariados, tasados en detalle y etiquetados.

Desde unos palos de golf a un abrigo, un armario, una mesa, una lámpara, un juego de tazas o unos esquís. En las casas hay de todo. En los estate sale, también. De hecho es habitual ver en pelis de EEUU una variante que suele celebrase al aire libre y organizan los propios dueños de la vivienda con toda clase de artículos rescatados del desván, los denominados garage sales, o yard sales.

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Objetivo: vaciar casas. El objetivo es doble: vaciar una vivienda y encontrar nuevo dueño a viejos objetos. Todo eso por supuesto previo pago de las cantidades en las que se haya tasado cada artículo. No hay una única razón por la que se llega al vaciado de una casa, aunque un motivo habitual es que su dueño haya fallecido o ya no vaya a volver a habitar en ella porque se muda. Cuando eso ocurre toca pensar qué hacer con todo lo que deja atrás, desde muebles a ropa.

Al fin y al cabo si algo son las casas son depósitos en los que, con el paso de los años, se acumulan recuerdos y objetos. Con los primeros se puede cargar, mal que bien. Para los segundos hace falta algo que no siempre abunda: espacio.

Cuestión de mudanzas… o difuntos. «Aquí hay de todo. Gente que quiere vaciar el piso porque lo heredó de sus abuelos y no quiere ver sus pertenencias en un cubo de basura y casos como este, que es un piso de alquiler y sus inquilinos deben abandonarlo», aclaraba hace poco a El Comercio Marola Argüelles, de Orden Vintage, una firma de home market. Mientras hablaba con el diario organizaba de hecho un mercadillo en una vivienda de Oviedo.

«Existen muchas razones para vaciar una casa», coincide otra empresa del sector. «Desde un  viaje por trabajo a la otra punta del mundo, hasta razones más tristes como pueden ser vaciar las casas de nuestros mayores o  tras un cambio en nuestra estructura familiar como puede ser una mudanza, una jubilación o un divorcio».

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En la Edad Media era habitual dormir dentro de armarios de madera. La gran pregunta es por qué dejamos de hacerlo

¿Pero se celebran en España? Y tanto. Llega con darse una vuelta por Google y ojear la prensa local para encontrar un buen puñado de ejemplos. A lo largo de los últimos meses se han organizado mercadillos en viviendas de Oviedo, León, Sevilla o Madrid. Y eso por citar solo un puñado de casos. En pleno centro de la capital, en la calle Bravo Murillo, se celebró uno en otoño que ayuda a entender mejor cómo y por qué se montan esta especie de Wallapops presenciales y temáticos.

En aquella ocasión el apartamento vaciado, relata El Español, había servido de hogar a un matrimonio. Él ya falleció. Ella, una mujer de más de 90 años, vive en una residencia. El objetivo del mercadillo era dar una segunda vida a los objetos que habían dejado en el piso: muebles, figuras, prendas, un sofá… La cita atrajo a decenas de personas, desde curiosos a anticuarios o una vendedora de arte a la que gusta observar los objetos en su entorno. «No es lo mismo que en un mercadillo».

¿Quiénes lo organizan? Profesionales que han encontrado en el estate sale un negocio por explotar en España. Un ejemplo es Espacio en Claro, que describe su labor de forma simple: «Vaciamos tu casa, pero antes nos encargamos de vender lo que no quieras, dando una segunda vida y recibiendo un dinero a cambio».

Hace unos meses la impulsora de la firma, Blanca de Carlos explicaba a El Confidencial que se familiarizó con esta clase de mercadillos en casas durante el tiempo que vivió en EEUU. Ya de regreso a España y tras el fallecimiento de su padre se dio cuenta de las ventajas que tendría importar el servicio.

Su firma no es la única que se dedica a vaciar casas y organizar mercadillos. Arquitectura del Orden, The Circular Market, Orden Vintage, Myhome, Antiquae, Antico Sevilla Interiores… son negocios con un enfoque similar y que facilitan el vaciado de casas y la organización de mercadillos en la propia vivienda para evitar que aquellos muebles, ropa y objetos en general que ya no quieran (o puedan tener) sus dueños acaben en un contenedor, el punto limpio o un trastero.

El arte del vaciado. Los detalles de cada caso pueden variar, pero es habitual que las labores de vaciado y los mercadillos compartan ciertas características: las casas se preparan para el día de puertas abiertas, se recurre  al sistema de visitas concertadas para evitar las aglomeraciones, las piezas se registran y tasan y la empresa que gestiona las citas se lleva un porcentaje de todas las ventas.

El objetivo, reconocen las empresas, es que no quede «nada sin vender» en las viviendas, por lo que los precios que puden suelen ser asequibles.

Imágenes | leumas_1974 (Flickr) y Wikipedia

En Xataka | En Estados Unidos hay un nuevo tipo de fiesta que ya mueve multitudes y tiene lista de espera: las quedadas para leer

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España está importando una táctica de EEUU para vaciar casas de difuntos: convertirlas en mercadillos temporales

fue publicada originalmente en

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Carlos Prego

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