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Cuando un ratón cae inconsciente, otro ratón sabe perfectamente lo que tiene que hacer: acudir en su rescate

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Hasta que lleguen los robots enfermeros (un futuro que parece no tan lejano), los humanos seguiremos desempeñando una tarea milenaria: cuidar de personas con necesidades especiales. Esto incluye un amplio abanico de situaciones, siendo una de ellas la de los primeros auxilios. Hemos ido perfeccionando nuestras técnicas y herramientas para ofrecer una mejor atención inmediata a quien lo necesite, pero hay algo importante que no podemos saltar por alto: no somos los únicos que lo hacemos en el reino animal.

Un grupo de investigadores ha puesto a prueba hasta qué punto los ratones aplican técnicas similares a las humanas para reanimar a un compañero caído. Y los resultados son… interesantes.

¿Instinto? A lo largo de los años, hemos comprobado cómo algunos animales ayudan a sus compañeros en ciertas situaciones. Por ejemplo, los perros lamen las heridas de humanos y otros perros, algo que puede tener un efecto antibacterianos. Hay primates que comparten su comida con individuos enfermos y elefantes o delfines ayudan a sus compañeros lesionados para que anden o respiren en la superficie, respectivamente.

Sin embargo, se trataba de observaciones anecdóticas que no se han estudiado en profundidad y no se ha determinado bien hasta qué punto estas reacciones son esporádicas o responden a un mecanismo que ponen en práctica siempre que un compañero lo necesita. Y, precisamente, es lo que investigadores de la Universidad del Sur de California -USC por sus siglas- han querido determinar.

A prueba. Los sujetos de estudio han sido ratones de laboratorio en condiciones controladas. Los investigadores querían ver hasta qué punto muestran de manera natural estos comportamientos estereotipados en respuesta a compañeros sociales que están inconscientes. El vídeo que acompaña estas líneas nos permite ver a estos ratones paramédicos en acción con un comportamiento muy curioso.

Cuando un ratón encontraba a un compañero en estado de inconsciencia inducido por anestesia, empezaba a desplegar una serie de mecanismos. Primero, olfateaba al sujeto, luego lo acicalaba, podía dar una serie de ‘golpes’ con las patas y, por último, abrían la boca y tiraban de la lengua del compañero. Esta acción, aparentemente, la realizaron para abrir las vías respiratorias del compañero o eliminar algún objeto extraño de su boca.

Y todo se desencadenaba cuando el compañero llevaba un rato sin moverse y ante la falta de respuesta de éste a los estímulos, cesando cuando el ratón dormido ‘revivía’.

Sesgo de familiaridad. Algo interesante es que los ratones parecían más interesados en aplicar estas técnicas a otros ratones conocidos, y no tanto a los extraños. Gracias a grabaciones electrofisiológicas y a la imagenología de calcio, los investigadores pudieron ver el trabajo neutral de los ratones que realizaban los primeros auxilios, observando un aumento de la oxitocina, una hormona relacionada con, entre otras cosas, los vínculos sociales.

En los experimentos, el equipo de Sun encerró a los ratones destinados a dar los primeros auxilios tanto con ratones conocidos como extraños. Las interacciones se producían principalmente con los ratones que les eran familiares y los investigadores observaron que, en el 50% de los casos, el ratón consciente tiró de la lengua del compañero, ayudando a que se reanimara antes que los ratones que no recibieron esa asistencia.

Hay dos vídeos que ilustran esto. En el primero, el ratón durmiente era conocido del ratón rescatador, y éste se lanza a por él para intentar reanimarlo. Después, en la misma situación, inhiben la hormona correspondiente y vemos cómo el reanimador pasa olímpicamente del que debe ser reanimado.

En el segundo, ocurre lo contrario: al coincidir con un ratón desconocido, no le hace ni caso, pero cuando se activa la hormina, corre a ayudar.

Éxito. Además, en un 80% de los casos, el ratón rescatador retiró un objeto previamente colocado por los científicos en la boca del ratón anestesiado. También introdujeron objetos colocados en el recto y los genitales, pero ahí los ratones hicieron caso omiso. Y, entre las pruebas, también observaron que los ratones que aplicaban esos primeros auxilios se centraban en los compañeros muertos, no en los que simplemente estaban dormidos.

En otro estudio se observó cómo los ratones no sólo buscan reanimar a compañeros caídos, sino reducir el estrés de otros

Sí, pero. Ahora bien, pese a lo observado y documentado, los investigadores consideran que no tienen los suficientes datos como para afirmar con total certeza que los ratones tienen la intención consciente de ayudar. Es decir, puede ser un mecanismo automático que se activa debido a las feromonas, sin que el ratón tome la “decisión” de ayudar al compañero.

Se podría decir que sus acciones son fruto de la curiosidad, pero el equipo de Sun comenta que es complicado que sea simplemente eso cuando intentan revivir a sus compañeros durante periodos largos de tiempo (cinco días, en algunos casos). Eso, sumado a la preferencia por miembros conocidos, es lo que lleva al equipo de neurocientíficos a pensar que no es simple curiosidad, sino una especie de primeros auxilios.

Y, aunque hablemos de “primeros auxilios”, no es como el que podemos hacer los humanos, con técnicas meditadas sobre las mejores formas de ofrecer esos primeros cuidados a alguien herido o inconsciente. El comportamiento de los ratones, como explica uno de los autores, sería más como… un bofetón.

No es un caso aislado. Al margen del estudio de la USC, este 2025 se han publicado otros dos estudios que abordan el tema de los cuidados que los ratones dan a sus compañeros. La acción de tirar de la lengua se detalló en un estudiocompartido en enero, y sólo un día después de la publicación del texto de la USC, otro equipo publicó sus hallazgos al respecto de este comportamiento prosocial entre los ratones.

Parabichos. Lo curioso es que estas acciones de los ratones como si fueran paramédicos no es algo que sólo hayamos observado recientemente en estos animales. El año pasado, un grupo de investigadores culminó su estudio sobre unas hormigas que, directamente, realizaban cirugías a sus compañeras. Mediante la amputación de ciertos segmentos de sus extremidades, las hormigas tratadas podían seguir viviendo y desempeñando un rol en la sociedad.

Era un comportamiento más altruista por parte de sus compañeras cirujanas, ya que trataban a cualquier hormiga que fuera de su colonia, incluso dedicando varios minutos a esa amputación y cuidados de la hormiga herida. En el caso de los ratones, ya hemos visto que tiene más que ver con el sistema de oxitocina, pero aunque los mamíferos puedan ser algo más “egoístas” (esto con muchísimas comillas), su comportamiento no deja de ser de lo más interesante.

Al final, responde a un comportamiento innato que podría estar ampliamente presente entre los animales sociales como herramienta de cohesión del grupo con el mismo objetivo: aumentar las posibilidades de supervivencia.

Imágenes | Science (2)

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Cuando un ratón cae inconsciente, otro ratón sabe perfectamente lo que tiene que hacer: acudir en su rescate

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alejandro Alcolea

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  Hasta que lleguen los robots enfermeros (un futuro que parece no tan lejano), los humanos seguiremos desempeñando una tarea milenaria: cuidar de personas con necesidades especiales. Esto incluye un amplio abanico de situaciones, siendo una de ellas la de los primeros auxilios. Hemos ido perfeccionando nuestras técnicas y herramientas para ofrecer una mejor atención inmediata a quien lo necesite, pero hay algo importante que no podemos saltar por alto: no somos los únicos que lo hacemos en el reino animal.

Un grupo de investigadores ha puesto a prueba hasta qué punto los ratones aplican técnicas similares a las humanas para reanimar a un compañero caído. Y los resultados son… interesantes.

¿Instinto? A lo largo de los años, hemos comprobado cómo algunos animales ayudan a sus compañeros en ciertas situaciones. Por ejemplo, los perros lamen las heridas de humanos y otros perros, algo que puede tener un efecto antibacterianos. Hay primates que comparten su comida con individuos enfermos y elefantes o delfines ayudan a sus compañeros lesionados para que anden o respiren en la superficie, respectivamente.

Sin embargo, se trataba de observaciones anecdóticas que no se han estudiado en profundidad y no se ha determinado bien hasta qué punto estas reacciones son esporádicas o responden a un mecanismo que ponen en práctica siempre que un compañero lo necesita. Y, precisamente, es lo que investigadores de la Universidad del Sur de California -USC por sus siglas- han querido determinar.

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A prueba. Los sujetos de estudio han sido ratones de laboratorio en condiciones controladas. Los investigadores querían ver hasta qué punto muestran de manera natural estos comportamientos estereotipados en respuesta a compañeros sociales que están inconscientes. El vídeo que acompaña estas líneas nos permite ver a estos ratones paramédicos en acción con un comportamiento muy curioso.

Cuando un ratón encontraba a un compañero en estado de inconsciencia inducido por anestesia, empezaba a desplegar una serie de mecanismos. Primero, olfateaba al sujeto, luego lo acicalaba, podía dar una serie de ‘golpes’ con las patas y, por último, abrían la boca y tiraban de la lengua del compañero. Esta acción, aparentemente, la realizaron para abrir las vías respiratorias del compañero o eliminar algún objeto extraño de su boca.

Y todo se desencadenaba cuando el compañero llevaba un rato sin moverse y ante la falta de respuesta de éste a los estímulos, cesando cuando el ratón dormido ‘revivía’.

Sesgo de familiaridad. Algo interesante es que los ratones parecían más interesados en aplicar estas técnicas a otros ratones conocidos, y no tanto a los extraños. Gracias a grabaciones electrofisiológicas y a la imagenología de calcio, los investigadores pudieron ver el trabajo neutral de los ratones que realizaban los primeros auxilios, observando un aumento de la oxitocina, una hormona relacionada con, entre otras cosas, los vínculos sociales.

En los experimentos, el equipo de Sun encerró a los ratones destinados a dar los primeros auxilios tanto con ratones conocidos como extraños. Las interacciones se producían principalmente con los ratones que les eran familiares y los investigadores observaron que, en el 50% de los casos, el ratón consciente tiró de la lengua del compañero, ayudando a que se reanimara antes que los ratones que no recibieron esa asistencia.

Hay dos vídeos que ilustran esto. En el primero, el ratón durmiente era conocido del ratón rescatador, y éste se lanza a por él para intentar reanimarlo. Después, en la misma situación, inhiben la hormona correspondiente y vemos cómo el reanimador pasa olímpicamente del que debe ser reanimado.

En el segundo, ocurre lo contrario: al coincidir con un ratón desconocido, no le hace ni caso, pero cuando se activa la hormina, corre a ayudar.

Éxito. Además, en un 80% de los casos, el ratón rescatador retiró un objeto previamente colocado por los científicos en la boca del ratón anestesiado. También introdujeron objetos colocados en el recto y los genitales, pero ahí los ratones hicieron caso omiso. Y, entre las pruebas, también observaron que los ratones que aplicaban esos primeros auxilios se centraban en los compañeros muertos, no en los que simplemente estaban dormidos.

En otro estudio se observó cómo los ratones no sólo buscan reanimar a compañeros caídos, sino reducir el estrés de otros

Sí, pero. Ahora bien, pese a lo observado y documentado, los investigadores consideran que no tienen los suficientes datos como para afirmar con total certeza que los ratones tienen la intención consciente de ayudar. Es decir, puede ser un mecanismo automático que se activa debido a las feromonas, sin que el ratón tome la “decisión” de ayudar al compañero.

Se podría decir que sus acciones son fruto de la curiosidad, pero el equipo de Sun comenta que es complicado que sea simplemente eso cuando intentan revivir a sus compañeros durante periodos largos de tiempo (cinco días, en algunos casos). Eso, sumado a la preferencia por miembros conocidos, es lo que lleva al equipo de neurocientíficos a pensar que no es simple curiosidad, sino una especie de primeros auxilios.

Y, aunque hablemos de “primeros auxilios”, no es como el que podemos hacer los humanos, con técnicas meditadas sobre las mejores formas de ofrecer esos primeros cuidados a alguien herido o inconsciente. El comportamiento de los ratones, como explica uno de los autores, sería más como… un bofetón.

No es un caso aislado. Al margen del estudio de la USC, este 2025 se han publicado otros dos estudios que abordan el tema de los cuidados que los ratones dan a sus compañeros. La acción de tirar de la lengua se detalló en un estudiocompartido en enero, y sólo un día después de la publicación del texto de la USC, otro equipo publicó sus hallazgos al respecto de este comportamiento prosocial entre los ratones.

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Era un comportamiento más altruista por parte de sus compañeras cirujanas, ya que trataban a cualquier hormiga que fuera de su colonia, incluso dedicando varios minutos a esa amputación y cuidados de la hormiga herida. En el caso de los ratones, ya hemos visto que tiene más que ver con el sistema de oxitocina, pero aunque los mamíferos puedan ser algo más “egoístas” (esto con muchísimas comillas), su comportamiento no deja de ser de lo más interesante.

Al final, responde a un comportamiento innato que podría estar ampliamente presente entre los animales sociales como herramienta de cohesión del grupo con el mismo objetivo: aumentar las posibilidades de supervivencia.

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