Bienestar
«Cuidar la microbiota no va de tomar probióticos, sino de digestión mental y estilo de vida»
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¿Se ha preguntado alguna vez por qué le molesta la tripa cada vez que su situación laboral se complica? ¿O por qué su hijo tiene diarrea cuando se acercan los exámenes? Muchas molestias intestinales y digestivas que se ignoran o normalizan tienen su origen en las preocupaciones, como explica la Dra. María Dolores de la Puerta que en su libro ‘ La microbiota estresada ‘ (HarperCollins) demuestra que todo lo que pasa por la cabeza influye automáticamente en el intestino y afecta a la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo. No solo en el intestino, donde son más numerosos y diversos, sino también en la piel, los genitales, la boca y el aparato digestivo. Basándose en su experiencia clínica y en sus estudios en permanente actualización, la doctora De la Puerta ofrece las claves para mantener sano ese micromundo y fomentar con ello lo que califica como «la química de la felicidad».—Lleva más de veinte años investigando sobre la microbiota, pero ahora parece haberse puesto de moda…—Sí, es un horror. Lo peor que le puede pasar a la microbiota es ponerse de moda. Hay personas que se hacen un curso de tres meses y ya se creen expertos. Pero la microbiota es uno de los órganos del cuerpo más multifactorial y deben valorarse muchos factores para entenderla y plantear un tratamiento. Hace falta conocimiento y experiencia porque además es transversal, tanto en su desorden como en su abordaje. —¿Cuáles son los errores más dañinos de los divulgadores inexpertos?—Hablar del SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) sin conocimiento. El SIBO es una moda canalla, porque no es más que un desorden de microbiota, como tantos otros. Pero el planteamiento actual parece pasar siempre por el consumo de antibióticos. Lo que se necesita es averiguar qué se ha desordenado en el organismo para que se produzca ese sobrecrecimiento bacteriano, no discutir si se trata con herbáceos o con antibióticos. El SIBO es la consecuencia de un problema, no el origen.—De los estudios recientes en torno a la microbiota, ¿qué abordaje le parece relevante?—En los últimos dos años llama la atención el gran volumen de artículos que hacen referencia al eje intestino-cerebro. Es la línea de investigación más poderosa en la actualidad.—¿A qué cree que se debe?—Esa conexión es el gran modulador inflamatorio. La inflamación es la casilla de salida de la mayoría de los problemas porque afecta a la salud física, intestinal y emocional. Y eso ofrece un recorrido enorme en el ámbito de la investigación.—El desorden de la microbiota está implicado en numerosas patologías, ¿qué relación es menos conocida?—La migraña, por ejemplo. No se suele relacionar con un desorden de microbiota que genera un patrón de moléculas vasoactivo y psicoactivo, es decir, migrañoso. —¿Y la más directa o popular?—El colon irritable sí se relaciona con la microbiota porque es un trastorno funcional sin tratamiento en la medicina convencional. Afortunadamente ya no se ve como una condena, sino como algo con solución si se estudia desde la microbiota.«El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—El punto de partida de su obra fue observar cómo dañaba el estrés a sus pacientes…—Sí, les hago una historia clínica exhaustiva y al acabar la sesión siempre pienso: ¡Maldito estrés! Por eso creo que merece la pena dar visibilidad de forma científica el impacto del estilo de vida y el estrés sobre la microbiota y viceversa.—¿Se afectan entre sí?—La microbiota es un camino de ida y vuelta, para mal si la maltratas; y para bien si la proteges. Cuidar la microbiota es comprar bienestar físico, mental y emocional: mejor descanso nocturno, buen ánimo y habilidad para manejar el estrés.—¿Cómo se sabe que el estrés está dañando la microbiota?—Para entender el impacto clínico del estrés hay que estudiar, por una parte, la sintomatología asociada a ese desorden, que abarca desde la piel hasta el digestivo. Se dan casos de digestiones pesadas, gases, distensión abdominal, dolor de tripa, diarrea, estreñimiento, problemas de la piel, cefalea, cansacio, fatiga, calambres, dolores musculares o articulares… Y por otro lado hay que analizar los datos indirectos que aporta la microbiota a través de un estudio sobre su estado.Noticias relacionadas estandar No Cenar tarde y otros dos hábitos nefastos que te enferman poco a poco Raquel Alcolea estandar No Alimentación Cómo saber si tu microbiota está enferma: diez preguntas con respuesta Raquel Alcolea—Se dice que la pandemia de este siglo es el sedentarismo…—La pandemia del siglo XXI es el estrés porque se ha normalizado la eficacia y el utilitarismo. Pero defiendo que se puede trabajar mucho y no tener estrés, si se lleva una agenda ordenada, se descansa bien, se medita… Es necesario tener la conciencia de que uno es capaz de manejar ese estrés. Vivir rápido y agobiados desde primera hora de la mañana haciendo varias cosas a la vez y sin poner foco en nada hace que se normalice estar estresados.—¿Es mejor para la microbiota la ‘slow life’ o vida lenta?—Vivir deprisa es desperdiciar el tiempo y dañar la salud. Parte del tratamiento de mis pacientes es invitarles a meditar, a respirar de forma consciente o a dar paseos contemplativos que les permitan estar presentes en cada cosa que hagan.—¿Qué estresa y perjudica más a la microbiota?—En el libro recojo una lista de estresores físicos y emocionales que clasifico por mayor o menor impacto. Algunas cosas como el consumo de antibióticos o una colonoscopia son más obvias pero es menos conocido que los anticonceptivos y los antiinflamatorios también la dañan. No digo que no se tomen fármacos sino que se debe tener la conciencia de cómo afectan y cómo se puede reducir su impacto negativo.«La microbiota es un camino de ida y vuelta, para mal si la maltratas y para bien si la proteges» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—¿Se hereda la microbiota?—En los primeros días de vida hay una parte pequeña que depende de la microbiota de la madre y se transmite en el parto y la lactancia, pero después depende solo de lo que haga esa persona: cuanta más interacción haya con el entorno (más hermanos, más mascotas, más relaciones humanas…) más fuerte, sólida y diversa será.—¿Qué alimentos le gustan más a la microbiota?—Fibra, fermentados y polifenoles. La fibra es la gran amiga de la microbiota porque de ella obtiene ácidos grasos de cadena corta, imprescindibles para la salud. Igualmente adora los fermentados como el yogur, el queso, el kéfir, la cuajada, la kombucha, el chucrut, el tempeh, el miso, el natto, el açai, o los encurtidos de toda la vida. También son positivos los polifenoles de los frutos rojos, la granada, el aceite de oliva, el cacao, el té, el café, la cúrcuma, las setas, los champiñones…—¿Cuál es el tipo de ejercicio que más la protege?—Si escribiese la carta a los Reyes Magos del mejor ejercicio para la microbiota sería mantener a diario una variedad de ejercicio aeróbico (caminar, cinta, elíptica, nadar…) y dedicar dos o tres veces a la semana a ejercitar la fuerza.—¿Y los mejores probióticos?—La microbiota se mantiene con hábitos saludables, no con probióticos. En consulta se pueden aconsejar algunos concretos para ayudar con un problema puntual. Pero uno vive con su microbiota desde que nace hasta que se muere y se cuida con hábitos saludables. No debemos preguntarnos qué probiótico tomar sino qué comemos, cuánto nos movemos, cómo nos relacionamos y cómo se atienden las emociones. Cuidar la microbiota no va de tomar probióticos sino de estilo de vida y de digestión mental. Buena alimentación, ejercicio, respeto por la calidad del sueño, manejo del estrés, adaptación a los ritmos circadianos… —Hay mucho a lo que atender…—No, en realidad cuidar la microbiota debería ser parecido a lavarse los dientes: diario y automático. Habría que incorporar cada día pequeñas acciones que la beneficien. Ojalá un día se normalice el cuidado de la microbiota en lugar del estrés.«Cuidar la microbiota debería ser como lavarse los dientes: algo diario y automático» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—¿Se confunde la inflamación con la hinchazón?—¡Sí! Me dicen en consulta que tienen la tripa inflamadísima, pero la inflamación no se ve, es microscópica. Lo que se ve es la distensión y la hinchazón de la tripa. Y eso puede llevar detrás una inflamación, pero no siempre. A veces se debe a problemas de gases o de malas digestiones, por ejemplo.—¿Y se sigue hablando de flora intestinal aunque sea un término obsoleto?Originalmente se llamó flora intestinal, pero lo cierto es que hay ni una sola flor ahí. Y es verdad que algunas personas la siguen llamando así pero no tiene ningún sentido. Creo que se hace por influencia de los anuncios de la televisión de hace unos años. El término microbiota es más razonable porque hace referencia a los microbios o al conjunto de microorganismos que nos habitan.—¿De qué manera se conecta las ganas de dulce a todas horas con el estado de la microbiota?Cuidado porque aunque esa conexión se ha vuelto muy popular, pero puede haber más cosas. De hecho no todos los antojos tienen detrás un déficit de minerales o vitaminas. Es algo que tiene que investigar y determinar un médico. —¿Por qué asegura que hay que darse respiros en forma de ayuno?El ayuno es maravilloso pero no todo el mundo lo puede hacer. Además, aunque una persona esté sana, el metabolismo se tiene que ir flexibilizando para tolerarlo y adaptarse a ello porque en realidad estamos sobrealimentados. Venimos de la recomendación reciente de hacer cinco comidas diarias y eso implica tener todo el día a la microbiota trabajando. Y lo que hay que entender es que la microbiota no solo trabaja para la digestión, sino que cumple un montón de funciones para cuidar la salud. Además es un ecosistema que se repara a sí mismo. Hay que dejarla en paz para que pueda activar sus recursos de reseteo. Sin embargo, algunas personas incluso se levantan por la noche a comer y eso es algo completamente emocional, no es fisiológico.—La inflamación crónica causa disbiosis y la disbiosis causa inflamación crónica, ¿por dónde se aborda esto?—Es la pescadilla que se muerde la cola pero se puede intervenir en ambas. La inflamación es una respuesta a lo que perjudica al cuerpo y la microbiota es un órgano vivo, así que si se desordena, genera inflamación y eso maltrata a su vez a la microbiota. Puede entrarse en un bucle que acabe en enfermedad, pero ambas tienen abordaje en consulta. Lo que está claro es que el estrés es un gatillo de la inflamación crónica.Dra. María Dolores de la Puerta. guillermo navarro Muy personal María Dolores de la Puerta (Cartagena, 1964). Se enamoró del mundo de la microbiota en 2000 y desde hace 20 años ayuda en consulta a cientos de personas. Sin embargo, como ella misma dice, su capacidad asistencial es limitada, y por eso en 2019 inició su etapa de divulgación científica en redes sociales y a través de sus libros: ‘Un intestino feliz’ (2023) y ‘La microbiota estresada’ (2025), ambos en HarperCollins. Asegura que lo que siempre le ha ayudado a caminar recto y a no darse nunca por vencida en la medicina y en la vida es ser flexible. Su as en la manga es enfocarse en la respiración. «Respirar de forma consciente es lo que más me ayuda pues te coloca en el mundo y lo puedes hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Y con solo dedicarle 30 segundos ya te ayuda. También hago cosas como quedarme hipnotizada mirando la vela que tengo bajo una tetera de cristal o bajarme a mirar al mar y a pasear por la orilla y observar el faro (vivo en Cabo de Palos durante tres meses al año). Solo se necesitan cinco minutos al día para parar el ritmo de una jornada intensa», revela.—¿Se expresan las emociones a través de síntomas físicos?—Es más fácil decir que te duele la tripa que aceptar que te han roto el corazón. Y se dan asociaciones similares: tengo un examen y me molestan las cervicales, sufro una tragedia familiar y siento opresión en el pecho, tengo problemas en el trabajo y me siento hinchada…—¿Existen emociones antiinflamatorias y proinflamatorias?—Si, toda emoción, pensamiento y sentimiento tiene detrás un grupo de moléculas. Las hay antiinflamatorias, que generan una bioquímica que nos hacen sentir bien porque van asociadas la calma, la felicidad, la paz, la empatía y la proactividad… Y también inflamatorias, como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina que van asociadas al estrés, el agobio, la frustración, el enfado.. Si éstas se cronifican en el tiempo son muy proinflamatorias. Pero lo más interesante es que se pueden contrarrestar unas con otras.—Pero una emoción es algo abstracto…—No, es absolutamente bioquímica. Esos neurotransmisores que generan el intestino y el cerebro son las palabras del sistema nervioso. El 90% de la serotonina, la llamada hormona de la felicidad, se produce en el intestino. Somos pura química.—¿Es posible autofabricar moléculas de felicidad?—Si, a través de una forma de vivir y de estar en el mundo y con los tuyos desde el amor, la paz y la calma. Mirar la puesta de sol, caminar descalzo, conectar con la naturaleza, abrazar a un ser querido, escuchar música que te guste… Todo ayuda. Cada persona encontrará lo que le resulte más efectivo.«El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—Le preguntarán a menudo qué deben hacer…—Ojalá me preguntasen qué deben hacer, lo que me plantean es qué se toman. Pero cuidar la microbiota no va de qué me tomo, sino que va de qué hago. Va de entender qué caminos le han llevado a esa persona a esa situación y de reconducirlos o buscar enfoques nuevos hacia la salud.—¿Qué señales indican que se están somatizando las emociones?—Lo vemos con las dificultades en el tránsito intestinal como diarrea y estreñimiento. Pero también con calambres y contracturas. O con el insomnio. El sueño es una diana de somatización tremenda. Incluso en los problemas de la piel, pues en momentos de estrés hay eczemas en el cuello y en la nuca, por ejemplo. Muchas dolencias físicas van asociadas a situaciones emocionales.—¿Cómo se evita somatizar?—Hay que ponerse de cara frente a lo que se siente con amabilidad y con respeto para buscar soluciones y mirarse a uno mismo en ese contexto de enfermedad o de desorden. Puede tratarse el síntoma pero si no se conoce y se resuelve el gatillo, tarde o temprano volverá. Y además lo hará una y otra vez.—En su obra habla de hacer una digestión mental…—Eso implica ser capaces de digerir lo que pasa, enfrentarse a ello y buscar cómo resolverlo. Si nos quedamos en la rumiación, no avanzamos. El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo. Por eso es importante sondear el eje intestino-cerebro y conocer cómo afectan el trabajo, las relaciones familiares, la falta de sueño, el estrés… Hay que reconducir esa vía de expresión de las somatizaciones.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué le molesta la tripa cada vez que su situación laboral se complica? ¿O por qué su hijo tiene diarrea cuando se acercan los exámenes? Muchas molestias intestinales y digestivas que se ignoran o normalizan tienen su origen en las preocupaciones, como explica la Dra. María Dolores de la Puerta que en su libro ‘ La microbiota estresada ‘ (HarperCollins) demuestra que todo lo que pasa por la cabeza influye automáticamente en el intestino y afecta a la microbiota, que es el conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo. No solo en el intestino, donde son más numerosos y diversos, sino también en la piel, los genitales, la boca y el aparato digestivo. Basándose en su experiencia clínica y en sus estudios en permanente actualización, la doctora De la Puerta ofrece las claves para mantener sano ese micromundo y fomentar con ello lo que califica como «la química de la felicidad».—Lleva más de veinte años investigando sobre la microbiota, pero ahora parece haberse puesto de moda…—Sí, es un horror. Lo peor que le puede pasar a la microbiota es ponerse de moda. Hay personas que se hacen un curso de tres meses y ya se creen expertos. Pero la microbiota es uno de los órganos del cuerpo más multifactorial y deben valorarse muchos factores para entenderla y plantear un tratamiento. Hace falta conocimiento y experiencia porque además es transversal, tanto en su desorden como en su abordaje. —¿Cuáles son los errores más dañinos de los divulgadores inexpertos?—Hablar del SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) sin conocimiento. El SIBO es una moda canalla, porque no es más que un desorden de microbiota, como tantos otros. Pero el planteamiento actual parece pasar siempre por el consumo de antibióticos. Lo que se necesita es averiguar qué se ha desordenado en el organismo para que se produzca ese sobrecrecimiento bacteriano, no discutir si se trata con herbáceos o con antibióticos. El SIBO es la consecuencia de un problema, no el origen.—De los estudios recientes en torno a la microbiota, ¿qué abordaje le parece relevante?—En los últimos dos años llama la atención el gran volumen de artículos que hacen referencia al eje intestino-cerebro. Es la línea de investigación más poderosa en la actualidad.—¿A qué cree que se debe?—Esa conexión es el gran modulador inflamatorio. La inflamación es la casilla de salida de la mayoría de los problemas porque afecta a la salud física, intestinal y emocional. Y eso ofrece un recorrido enorme en el ámbito de la investigación.—El desorden de la microbiota está implicado en numerosas patologías, ¿qué relación es menos conocida?—La migraña, por ejemplo. No se suele relacionar con un desorden de microbiota que genera un patrón de moléculas vasoactivo y psicoactivo, es decir, migrañoso. —¿Y la más directa o popular?—El colon irritable sí se relaciona con la microbiota porque es un trastorno funcional sin tratamiento en la medicina convencional. Afortunadamente ya no se ve como una condena, sino como algo con solución si se estudia desde la microbiota.«El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—El punto de partida de su obra fue observar cómo dañaba el estrés a sus pacientes…—Sí, les hago una historia clínica exhaustiva y al acabar la sesión siempre pienso: ¡Maldito estrés! Por eso creo que merece la pena dar visibilidad de forma científica el impacto del estilo de vida y el estrés sobre la microbiota y viceversa.—¿Se afectan entre sí?—La microbiota es un camino de ida y vuelta, para mal si la maltratas; y para bien si la proteges. Cuidar la microbiota es comprar bienestar físico, mental y emocional: mejor descanso nocturno, buen ánimo y habilidad para manejar el estrés.—¿Cómo se sabe que el estrés está dañando la microbiota?—Para entender el impacto clínico del estrés hay que estudiar, por una parte, la sintomatología asociada a ese desorden, que abarca desde la piel hasta el digestivo. Se dan casos de digestiones pesadas, gases, distensión abdominal, dolor de tripa, diarrea, estreñimiento, problemas de la piel, cefalea, cansacio, fatiga, calambres, dolores musculares o articulares… Y por otro lado hay que analizar los datos indirectos que aporta la microbiota a través de un estudio sobre su estado.Noticias relacionadas estandar No Cenar tarde y otros dos hábitos nefastos que te enferman poco a poco Raquel Alcolea estandar No Alimentación Cómo saber si tu microbiota está enferma: diez preguntas con respuesta Raquel Alcolea—Se dice que la pandemia de este siglo es el sedentarismo…—La pandemia del siglo XXI es el estrés porque se ha normalizado la eficacia y el utilitarismo. Pero defiendo que se puede trabajar mucho y no tener estrés, si se lleva una agenda ordenada, se descansa bien, se medita… Es necesario tener la conciencia de que uno es capaz de manejar ese estrés. Vivir rápido y agobiados desde primera hora de la mañana haciendo varias cosas a la vez y sin poner foco en nada hace que se normalice estar estresados.—¿Es mejor para la microbiota la ‘slow life’ o vida lenta?—Vivir deprisa es desperdiciar el tiempo y dañar la salud. Parte del tratamiento de mis pacientes es invitarles a meditar, a respirar de forma consciente o a dar paseos contemplativos que les permitan estar presentes en cada cosa que hagan.—¿Qué estresa y perjudica más a la microbiota?—En el libro recojo una lista de estresores físicos y emocionales que clasifico por mayor o menor impacto. Algunas cosas como el consumo de antibióticos o una colonoscopia son más obvias pero es menos conocido que los anticonceptivos y los antiinflamatorios también la dañan. No digo que no se tomen fármacos sino que se debe tener la conciencia de cómo afectan y cómo se puede reducir su impacto negativo.«La microbiota es un camino de ida y vuelta, para mal si la maltratas y para bien si la proteges» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—¿Se hereda la microbiota?—En los primeros días de vida hay una parte pequeña que depende de la microbiota de la madre y se transmite en el parto y la lactancia, pero después depende solo de lo que haga esa persona: cuanta más interacción haya con el entorno (más hermanos, más mascotas, más relaciones humanas…) más fuerte, sólida y diversa será.—¿Qué alimentos le gustan más a la microbiota?—Fibra, fermentados y polifenoles. La fibra es la gran amiga de la microbiota porque de ella obtiene ácidos grasos de cadena corta, imprescindibles para la salud. Igualmente adora los fermentados como el yogur, el queso, el kéfir, la cuajada, la kombucha, el chucrut, el tempeh, el miso, el natto, el açai, o los encurtidos de toda la vida. También son positivos los polifenoles de los frutos rojos, la granada, el aceite de oliva, el cacao, el té, el café, la cúrcuma, las setas, los champiñones…—¿Cuál es el tipo de ejercicio que más la protege?—Si escribiese la carta a los Reyes Magos del mejor ejercicio para la microbiota sería mantener a diario una variedad de ejercicio aeróbico (caminar, cinta, elíptica, nadar…) y dedicar dos o tres veces a la semana a ejercitar la fuerza.—¿Y los mejores probióticos?—La microbiota se mantiene con hábitos saludables, no con probióticos. En consulta se pueden aconsejar algunos concretos para ayudar con un problema puntual. Pero uno vive con su microbiota desde que nace hasta que se muere y se cuida con hábitos saludables. No debemos preguntarnos qué probiótico tomar sino qué comemos, cuánto nos movemos, cómo nos relacionamos y cómo se atienden las emociones. Cuidar la microbiota no va de tomar probióticos sino de estilo de vida y de digestión mental. Buena alimentación, ejercicio, respeto por la calidad del sueño, manejo del estrés, adaptación a los ritmos circadianos… —Hay mucho a lo que atender…—No, en realidad cuidar la microbiota debería ser parecido a lavarse los dientes: diario y automático. Habría que incorporar cada día pequeñas acciones que la beneficien. Ojalá un día se normalice el cuidado de la microbiota en lugar del estrés.«Cuidar la microbiota debería ser como lavarse los dientes: algo diario y automático» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—¿Se confunde la inflamación con la hinchazón?—¡Sí! Me dicen en consulta que tienen la tripa inflamadísima, pero la inflamación no se ve, es microscópica. Lo que se ve es la distensión y la hinchazón de la tripa. Y eso puede llevar detrás una inflamación, pero no siempre. A veces se debe a problemas de gases o de malas digestiones, por ejemplo.—¿Y se sigue hablando de flora intestinal aunque sea un término obsoleto?Originalmente se llamó flora intestinal, pero lo cierto es que hay ni una sola flor ahí. Y es verdad que algunas personas la siguen llamando así pero no tiene ningún sentido. Creo que se hace por influencia de los anuncios de la televisión de hace unos años. El término microbiota es más razonable porque hace referencia a los microbios o al conjunto de microorganismos que nos habitan.—¿De qué manera se conecta las ganas de dulce a todas horas con el estado de la microbiota?Cuidado porque aunque esa conexión se ha vuelto muy popular, pero puede haber más cosas. De hecho no todos los antojos tienen detrás un déficit de minerales o vitaminas. Es algo que tiene que investigar y determinar un médico. —¿Por qué asegura que hay que darse respiros en forma de ayuno?El ayuno es maravilloso pero no todo el mundo lo puede hacer. Además, aunque una persona esté sana, el metabolismo se tiene que ir flexibilizando para tolerarlo y adaptarse a ello porque en realidad estamos sobrealimentados. Venimos de la recomendación reciente de hacer cinco comidas diarias y eso implica tener todo el día a la microbiota trabajando. Y lo que hay que entender es que la microbiota no solo trabaja para la digestión, sino que cumple un montón de funciones para cuidar la salud. Además es un ecosistema que se repara a sí mismo. Hay que dejarla en paz para que pueda activar sus recursos de reseteo. Sin embargo, algunas personas incluso se levantan por la noche a comer y eso es algo completamente emocional, no es fisiológico.—La inflamación crónica causa disbiosis y la disbiosis causa inflamación crónica, ¿por dónde se aborda esto?—Es la pescadilla que se muerde la cola pero se puede intervenir en ambas. La inflamación es una respuesta a lo que perjudica al cuerpo y la microbiota es un órgano vivo, así que si se desordena, genera inflamación y eso maltrata a su vez a la microbiota. Puede entrarse en un bucle que acabe en enfermedad, pero ambas tienen abordaje en consulta. Lo que está claro es que el estrés es un gatillo de la inflamación crónica.Dra. María Dolores de la Puerta. guillermo navarro Muy personal María Dolores de la Puerta (Cartagena, 1964). Se enamoró del mundo de la microbiota en 2000 y desde hace 20 años ayuda en consulta a cientos de personas. Sin embargo, como ella misma dice, su capacidad asistencial es limitada, y por eso en 2019 inició su etapa de divulgación científica en redes sociales y a través de sus libros: ‘Un intestino feliz’ (2023) y ‘La microbiota estresada’ (2025), ambos en HarperCollins. Asegura que lo que siempre le ha ayudado a caminar recto y a no darse nunca por vencida en la medicina y en la vida es ser flexible. Su as en la manga es enfocarse en la respiración. «Respirar de forma consciente es lo que más me ayuda pues te coloca en el mundo y lo puedes hacer en cualquier lugar y en cualquier momento. Y con solo dedicarle 30 segundos ya te ayuda. También hago cosas como quedarme hipnotizada mirando la vela que tengo bajo una tetera de cristal o bajarme a mirar al mar y a pasear por la orilla y observar el faro (vivo en Cabo de Palos durante tres meses al año). Solo se necesitan cinco minutos al día para parar el ritmo de una jornada intensa», revela.—¿Se expresan las emociones a través de síntomas físicos?—Es más fácil decir que te duele la tripa que aceptar que te han roto el corazón. Y se dan asociaciones similares: tengo un examen y me molestan las cervicales, sufro una tragedia familiar y siento opresión en el pecho, tengo problemas en el trabajo y me siento hinchada…—¿Existen emociones antiinflamatorias y proinflamatorias?—Si, toda emoción, pensamiento y sentimiento tiene detrás un grupo de moléculas. Las hay antiinflamatorias, que generan una bioquímica que nos hacen sentir bien porque van asociadas la calma, la felicidad, la paz, la empatía y la proactividad… Y también inflamatorias, como el cortisol, la adrenalina y la noradrenalina que van asociadas al estrés, el agobio, la frustración, el enfado.. Si éstas se cronifican en el tiempo son muy proinflamatorias. Pero lo más interesante es que se pueden contrarrestar unas con otras.—Pero una emoción es algo abstracto…—No, es absolutamente bioquímica. Esos neurotransmisores que generan el intestino y el cerebro son las palabras del sistema nervioso. El 90% de la serotonina, la llamada hormona de la felicidad, se produce en el intestino. Somos pura química.—¿Es posible autofabricar moléculas de felicidad?—Si, a través de una forma de vivir y de estar en el mundo y con los tuyos desde el amor, la paz y la calma. Mirar la puesta de sol, caminar descalzo, conectar con la naturaleza, abrazar a un ser querido, escuchar música que te guste… Todo ayuda. Cada persona encontrará lo que le resulte más efectivo.«El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo» Dra. Dolores de la Puerta Médico y divulgadora—Le preguntarán a menudo qué deben hacer…—Ojalá me preguntasen qué deben hacer, lo que me plantean es qué se toman. Pero cuidar la microbiota no va de qué me tomo, sino que va de qué hago. Va de entender qué caminos le han llevado a esa persona a esa situación y de reconducirlos o buscar enfoques nuevos hacia la salud.—¿Qué señales indican que se están somatizando las emociones?—Lo vemos con las dificultades en el tránsito intestinal como diarrea y estreñimiento. Pero también con calambres y contracturas. O con el insomnio. El sueño es una diana de somatización tremenda. Incluso en los problemas de la piel, pues en momentos de estrés hay eczemas en el cuello y en la nuca, por ejemplo. Muchas dolencias físicas van asociadas a situaciones emocionales.—¿Cómo se evita somatizar?—Hay que ponerse de cara frente a lo que se siente con amabilidad y con respeto para buscar soluciones y mirarse a uno mismo en ese contexto de enfermedad o de desorden. Puede tratarse el síntoma pero si no se conoce y se resuelve el gatillo, tarde o temprano volverá. Y además lo hará una y otra vez.—En su obra habla de hacer una digestión mental…—Eso implica ser capaces de digerir lo que pasa, enfrentarse a ello y buscar cómo resolverlo. Si nos quedamos en la rumiación, no avanzamos. El atasco en la digestión mental siempre implica un problema digestivo. Por eso es importante sondear el eje intestino-cerebro y conocer cómo afectan el trabajo, las relaciones familiares, la falta de sueño, el estrés… Hay que reconducir esa vía de expresión de las somatizaciones.