Tecnología
Skype lo tuvo todo para dominar las videollamadas. Ahora Microsoft acaba de ponerle fecha de defunción
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Ha sido XDA Developers quien adelantó la noticia que Microsoft acaba de confirmar públicamente: Skype va a ser cerrado para siempre. Ocurrirá en mayo, cuando le pongan el brochazo final a una historia que pudo ser muy diferente y que ahora será una herencia heredada por Teams, el ojito derecho de la empresa para las comunicaciones.
Hace mucho que parecía que el final de Skype era inminente. Fue lanzado en 2003 y comprado por Microsoft en 2011 por 8.500 millones de dólares, cifra que entonces parecía astronómica.
Skype fue un antes y un después. Convirtió las llamadas y videollamadas de larga distancia en algo accesible para cualquiera con Internet. Llegó a ser la metonimia de las videollamadas («¿hacemos un Skype?»), algo que muy pocos productos logran.
Pero la historia de Skype es más bien la de una oportunidad desperdiciada. Tuvo todo para convertirse en una plataforma dominante:
- Llegó muy pronto al mercado.
- Tuvo una gran adopción.
- Tenía una marca reconocible en todo el mundo.
- Y tenía detrás a los recursos de Microsoft.
Sin embargo, malas decisiones y una falta de innovación constante permitieron que rivales como FaceTime, Zoom, Google Meet, Discord o WhatsApp le comieran la tostada.
Visto en retrospectiva, el declive de Skype no fue repentino, sino gradual.
- En 2015 fue integrado en Windows 10, pero la experiencia era poco natural.
- Durante mucho tiempo, Microsoft mantuvo una extraña dualidad entre Skype y Skype for Business. Este último fue reemplazado por Teams en 2019.
Mientras tanto, otros avanzaron rápido. Zoom se catapultó durante los confinamientos de 2020 gracias a la coyuntura, pero también gracias a simplificar: eliminó requisitos de registros y de descargas. FaceTime se integró por completo en el ecosistema de Apple. Y WhatsApp aprovechó su omnipresencia y popularidad para ofrecerlas como un servicio más.
Y mientras tanto, Skype estaba estancada en un ciclo de rediseños que nunca resolvieron sus principales problemas (a veces los magnificaron): una interfaz inconsistente, problemas de rendimiento y una experiencia de usuario confusa.
Microsoft no solo está matando a Skype, está redirigiendo a sus usuarios hacia Teams, cada vez más popular. Los usuarios de Skype podrán usar sus credenciales para acceder a Teams y allí verán sus contactos y conversaciones. Durante el período de transición, los usuarios de ambas plataformas podrán comunicarse entre ellos. Luego solo habrá espacio para Teams.
Un final agridulce. Un cierre que parece casi misericordioso. Skype vivía atrapado en su propia identidad confusa. Se quedó como esa aplicación que manteníamos instalada «por si acaso» y que ya ni recordamos la última vez que la usamos pese a que en su momento jugó un papel fundamental.
Poder ver y hablar con otras personas en otros países fue revolucionario en los 2000s, Skype deja un gran impacto cultural que ahora se transforma en arqueología. Como regalo final, nos deja una lección: no importa que una plataforma esté muy establecida, puede volverse irrelevante si no evoluciona al compás de las necesidades de sus usuarios.
Fin de una era.
Imagen destacada | Xataka con Grok 3
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La noticia
Skype lo tuvo todo para dominar las videollamadas. Ahora Microsoft acaba de ponerle fecha de defunción
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
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Ha sido XDA Developers quien adelantó la noticia que Microsoft acaba de confirmar públicamente: Skype va a ser cerrado para siempre. Ocurrirá en mayo, cuando le pongan el brochazo final a una historia que pudo ser muy diferente y que ahora será una herencia heredada por Teams, el ojito derecho de la empresa para las comunicaciones.
Hace mucho que parecía que el final de Skype era inminente. Fue lanzado en 2003 y comprado por Microsoft en 2011 por 8.500 millones de dólares, cifra que entonces parecía astronómica.
Skype fue un antes y un después. Convirtió las llamadas y videollamadas de larga distancia en algo accesible para cualquiera con Internet. Llegó a ser la metonimia de las videollamadas («¿hacemos un Skype?»), algo que muy pocos productos logran.
Pero la historia de Skype es más bien la de una oportunidad desperdiciada. Tuvo todo para convertirse en una plataforma dominante:
Llegó muy pronto al mercado.
Tuvo una gran adopción.
Tenía una marca reconocible en todo el mundo.
Y tenía detrás a los recursos de Microsoft.
Sin embargo, malas decisiones y una falta de innovación constante permitieron que rivales como FaceTime, Zoom, Google Meet, Discord o WhatsApp le comieran la tostada.
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Visto en retrospectiva, el declive de Skype no fue repentino, sino gradual.
En 2015 fue integrado en Windows 10, pero la experiencia era poco natural.
Durante mucho tiempo, Microsoft mantuvo una extraña dualidad entre Skype y Skype for Business. Este último fue reemplazado por Teams en 2019.
Mientras tanto, otros avanzaron rápido. Zoom se catapultó durante los confinamientos de 2020 gracias a la coyuntura, pero también gracias a simplificar: eliminó requisitos de registros y de descargas. FaceTime se integró por completo en el ecosistema de Apple. Y WhatsApp aprovechó su omnipresencia y popularidad para ofrecerlas como un servicio más.
Y mientras tanto, Skype estaba estancada en un ciclo de rediseños que nunca resolvieron sus principales problemas (a veces los magnificaron): una interfaz inconsistente, problemas de rendimiento y una experiencia de usuario confusa.
Microsoft no solo está matando a Skype, está redirigiendo a sus usuarios hacia Teams, cada vez más popular. Los usuarios de Skype podrán usar sus credenciales para acceder a Teams y allí verán sus contactos y conversaciones. Durante el período de transición, los usuarios de ambas plataformas podrán comunicarse entre ellos. Luego solo habrá espacio para Teams.
Un final agridulce. Un cierre que parece casi misericordioso. Skype vivía atrapado en su propia identidad confusa. Se quedó como esa aplicación que manteníamos instalada «por si acaso» y que ya ni recordamos la última vez que la usamos pese a que en su momento jugó un papel fundamental.
Poder ver y hablar con otras personas en otros países fue revolucionario en los 2000s, Skype deja un gran impacto cultural que ahora se transforma en arqueología. Como regalo final, nos deja una lección: no importa que una plataforma esté muy establecida, puede volverse irrelevante si no evoluciona al compás de las necesidades de sus usuarios.
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fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Lacort
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