Tecnología
Larry Ellison quiso alimentar al mundo cultivando lechugas en su isla privada: las regó con 500 millones de dólares
Larry Ellison es conocido por ser cofundador de Oracle, consultor cercano a Donald Trump y la cuarta mayor fortuna del mundo, según la lista de millonarios de Forbes. El millonario invirtió cientos de millones de dólares en un proyecto de agricultura tecnológica en Lanai, su isla privada de Hawái, según publicaba The Wall Street Journal.
Su idea era revolucionar la forma en la que producen los alimentos mediante un enfoque innovador y sostenible, combinando tecnología avanzada con métodos de agricultura hidropónica moderna.
Para llevar a cabo el proyecto, Ellison creó la empresa Sensei Ag, que prometía desarrollar un modelo innovador de cultivo de vegetales que permitiría multiplicar la producción de alimentos en el futuro. Sin embargo, este ambicioso plan no se ha desarrollado como Ellison esperaba y se ha convertido en un ejemplo más de los retos tecnológicos que la agricultura tiene por delante.
Lanai, el paraíso de Ellison
En 2012, Larry Ellison compró el 98% de la isla de Lanai, en Hawái, por 200 millones de dólares. Su intención, además de convertirla en su retiro vacacional, fue transformarla en un laboratorio de sostenibilidad.
Uno de sus proyectos clave fue el desarrollo de la agricultura vertical por parte de Sensei Ag, que aspiraba a producir alimentos frescos y saludables utilizando menos superficie de tierra y recursos naturales.
De acuerdo con WSJ, Ellison destinó una inversión inicial de 500 millones de dólares con el objetivo de construir seis invernaderos equipados con alta tecnología y diseñar un sistema de riego inteligente que optimizara el uso del agua.
«Las estructuras de invernadero fueron optimizadas para los tulipanes en Holanda en el siglo XVII y no han sufrido grandes mejoras desde entonces», aseguraba David Agus, amigo de Ellison y uno de los fundadores de Sensei Ag.
Sensei Ag construyó invernaderos y los equipó con sensores avanzados, inteligencia artificial y sistemas de control de clima. Estos invernaderos debían asegurar las condiciones propicias para producir frutas, verduras y otros alimentos de alta calidad, reduciendo el impacto ambiental. Además, el fundador de Oracle planeaba utilizar energía renovable para alimentar estas instalaciones para crear un modelo sostenible completo, de forma que pudiera desplegarse en otras partes del mundo. La isla no se lo puso fácil.
Si algo puede fallar, fallará
En los años 20 del siglo pasado, Lanai se convirtió en un enorme latifundio dedicado al cultivo de la piña, hasta el punto de producir el 75% del suministro mundial de esta fruta. Este cultivo intensivo y los agentes químicos utilizados para acelerar la maduración hicieron estragos en los campos, que redujeron la productividad del suelo de la isla.
La climatología de la isla también planteó problemas ya que los ingenieros israelíes que construyeron los invernaderos no tuvieron en cuenta ni la humedad de la isla ni sus ráfagas de viento. Por lo que las coberturas de 12 millones de dólares de los invernaderos volaron por los aires, disparando el coste de reparación hasta los 50 millones de dólares.
Elon Musk, amigo personal de Larry Ellison, se encargó de proporcionar los paneles solares que alimentaría la tecnología de los invernaderos. Sin embargo, de nuevo los fuertes vientos ensuciaban constantemente los paneles que quedaban inutilizados. Según apuntaba el artículo de The Wall Street Journal, en muchas ocasiones tenían que obtener electricidad conectando generadores diésel.
Además de fallar las cubiertas, la energía solar y el terreno, los empleados de Sensei Ag tuvieron que hacer frente a un problema inesperado: fallos en la cobertura Wifi. Puede parecer un mal menor, pero en un invernadero de alta tecnología en el que hay cientos de sensores que gradúan la luz, la temperatura, la humedad o la ventilación, tener Wifi marca la diferencia entre una cosecha exitosa o un fracaso.
500 millones de dólares en tomates cherry
Aunque los planes Sensei Ag eran muy ambicisos, el proyecto se enfrentó a los mismos dilemas de rentabilidad que sufren los agricultores en cualquier rincón del planeta. «La visión era muy grande, pero luego se fue diluyendo poco a poco a medida que nos enfrentábamos a las realidades de la implementación en Lanai», aseguró En Young, ex gerente general de las instalaciones de Lanai.
Los costos operativos de las instalaciones avanzadas y el mantenimiento de los invernaderos eran demasiado altos en comparación con los ingresos generados por la venta de alimentos. Y eso que Sensei se convirtió en el mayor productor de distintos tipos de lechuga y tomate cherry de Hawái. Su objetivo fundacional de «alimentar al mundo» ha sido un absoluto fracaso.
Ahora, el proyecto va a centrarse en el desarrollo de software de gestión agrícola, utilizando sus invernaderos como laboratorio de prueba, con el objetivo de vender el software y hardware necesario en forma de paquete que otras granjas puedan franquiciar. Además, ha iniciado operaciones al sur de California para implantar sistemas de cultivo robotizados que automaticen los cuidados de las plantaciones.
Para Lanai, el cierre parcial del proyecto de Sensei Ag generó dudas sobre los planes a largo plazo de Ellison para la isla. Algunos residentes criticaron que sus recursos agrícolas fueran utilizados para experimentos tecnológicos en lugar de para ayudar al suministro de provisiones de la isla, que debe importar entre el 80% y el 90% de los productos que consume.
En Xataka | La ciencia está más cerca de lograr uno de sus grandes retos: tomates más dulces sin sacrificar su tamaño
Imagen |Sensei Ag, Unsplash (Erda Estremera)
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La noticia
Larry Ellison quiso alimentar al mundo cultivando lechugas en su isla privada: las regó con 500 millones de dólares
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Rubén Andrés
.
Larry Ellison es conocido por ser cofundador de Oracle, consultor cercano a Donald Trump y la cuarta mayor fortuna del mundo, según la lista de millonarios de Forbes. El millonario invirtió cientos de millones de dólares en un proyecto de agricultura tecnológica en Lanai, su isla privada de Hawái, según publicaba The Wall Street Journal.
Su idea era revolucionar la forma en la que producen los alimentos mediante un enfoque innovador y sostenible, combinando tecnología avanzada con métodos de agricultura hidropónica moderna.
Para llevar a cabo el proyecto, Ellison creó la empresa Sensei Ag, que prometía desarrollar un modelo innovador de cultivo de vegetales que permitiría multiplicar la producción de alimentos en el futuro. Sin embargo, este ambicioso plan no se ha desarrollado como Ellison esperaba y se ha convertido en un ejemplo más de los retos tecnológicos que la agricultura tiene por delante.
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Uno de sus proyectos clave fue el desarrollo de la agricultura vertical por parte de Sensei Ag, que aspiraba a producir alimentos frescos y saludables utilizando menos superficie de tierra y recursos naturales.
De acuerdo con WSJ, Ellison destinó una inversión inicial de 500 millones de dólares con el objetivo de construir seis invernaderos equipados con alta tecnología y diseñar un sistema de riego inteligente que optimizara el uso del agua.
«Las estructuras de invernadero fueron optimizadas para los tulipanes en Holanda en el siglo XVII y no han sufrido grandes mejoras desde entonces», aseguraba David Agus, amigo de Ellison y uno de los fundadores de Sensei Ag.
Sensei Ag construyó invernaderos y los equipó con sensores avanzados, inteligencia artificial y sistemas de control de clima. Estos invernaderos debían asegurar las condiciones propicias para producir frutas, verduras y otros alimentos de alta calidad, reduciendo el impacto ambiental. Además, el fundador de Oracle planeaba utilizar energía renovable para alimentar estas instalaciones para crear un modelo sostenible completo, de forma que pudiera desplegarse en otras partes del mundo. La isla no se lo puso fácil.
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En los años 20 del siglo pasado, Lanai se convirtió en un enorme latifundio dedicado al cultivo de la piña, hasta el punto de producir el 75% del suministro mundial de esta fruta. Este cultivo intensivo y los agentes químicos utilizados para acelerar la maduración hicieron estragos en los campos, que redujeron la productividad del suelo de la isla.
La climatología de la isla también planteó problemas ya que los ingenieros israelíes que construyeron los invernaderos no tuvieron en cuenta ni la humedad de la isla ni sus ráfagas de viento. Por lo que las coberturas de 12 millones de dólares de los invernaderos volaron por los aires, disparando el coste de reparación hasta los 50 millones de dólares.
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Además de fallar las cubiertas, la energía solar y el terreno, los empleados de Sensei Ag tuvieron que hacer frente a un problema inesperado: fallos en la cobertura Wifi. Puede parecer un mal menor, pero en un invernadero de alta tecnología en el que hay cientos de sensores que gradúan la luz, la temperatura, la humedad o la ventilación, tener Wifi marca la diferencia entre una cosecha exitosa o un fracaso.
500 millones de dólares en tomates cherry
Aunque los planes Sensei Ag eran muy ambicisos, el proyecto se enfrentó a los mismos dilemas de rentabilidad que sufren los agricultores en cualquier rincón del planeta. «La visión era muy grande, pero luego se fue diluyendo poco a poco a medida que nos enfrentábamos a las realidades de la implementación en Lanai», aseguró En Young, ex gerente general de las instalaciones de Lanai.
Los costos operativos de las instalaciones avanzadas y el mantenimiento de los invernaderos eran demasiado altos en comparación con los ingresos generados por la venta de alimentos. Y eso que Sensei se convirtió en el mayor productor de distintos tipos de lechuga y tomate cherry de Hawái. Su objetivo fundacional de «alimentar al mundo» ha sido un absoluto fracaso.
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Imagen |Sensei Ag, Unsplash (Erda Estremera)
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