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El coipú, una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, está a las puertas de Barcelona
Puede recordar al castor o a la rata almizclera, pero el coipú es otra cosa. Proveniente de América del Sur, este roedor es «similar a una rata grande de pequeñas orejas, con el extremo del hocico y las mejillas de color blanco». Tiene el cuerpo «robusto y arqueado», el pelaje «de color pardo» y pueden superar los 60 cm de longitud y los 6 kilos y medio de peso.
Además, en España, es una especie invasora. Una especie invasora que no para de crecer.
¿Qué hace un ratón como tú en un sitio como este?. A Cataluña, según el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, se introdujeron por primera vez a principios del siglo XX con la intención de criarlos par aprovechar su piel. Y, aunque hay documentadas fugas de granjas desde los años 70, solo desde el 2000 (cuando apareció una nueva fuente de coipús: Francia) empezaron a expandirse desde el Empordá.
El problema es que ahora se han detectado en el río Congost. Es decir, están a las puertas de la región metropolitana de Barcelona y todo hace pensar que van a acabar llegando.
¿Por qué? Porque «el coipú tiene una alta fecundidad, así que cuando llega a zonas con un clima lo suficientemente favorable y con alimento, como ha encontrado en Cataluña, es poco probable que se detenga su expansión», explica Marc Riera, investigador del CREAF.
Es más, Barcelona solo sería el principio. «Esta situación provoca que el coipú pueda extenderse por el litoral catalán» y llegar «hasta la Comunidad Valenciana».
¿Y cuál es exactamente el problema? Eso es lo que se pregunta mucha gente. Al fin y al cabo, hablamos de un roedor inofensivo. Sin embargo, su impacto en el medio está muy documentado: «el coipú está teniendo un grave impacto sobre las zonas húmedas de todos los países a los que ha llegado».
Y no solo es que compita con el resto de especies por recursos como el alimento, es que «provoca impactos en las especies vegetales de los lugares donde habita y en los cultivos cercanos, ya que se alimenta de la base de los tallos de las plantas y excava para llegar también a las raíces».
De hecho, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo ha incluido en la lista de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo.
España frente a coipú. El verdadero problema, como explican desde el CREAF, es que «desafortunadamente, una vez que una especie exótica se convierte en invasora en un territorio, su erradicación total es prácticamente imposible».
Sobre todo, porque debemos tener claro que el coipú no será la última especie que llegue a nuestro territorio y amenace con poner todo patas arriba. En un contexto en las introducciones ilegales de animales están a la orden del día parece claro que hay que reflexionar sobre cómo estamos gestionando las especies exóticas y qué medios estamos poniendo para controlar el nuevo escenario mundial.
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La noticia
El coipú, una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, está a las puertas de Barcelona
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.
Puede recordar al castor o a la rata almizclera, pero el coipú es otra cosa. Proveniente de América del Sur, este roedor es «similar a una rata grande de pequeñas orejas, con el extremo del hocico y las mejillas de color blanco». Tiene el cuerpo «robusto y arqueado», el pelaje «de color pardo» y pueden superar los 60 cm de longitud y los 6 kilos y medio de peso.
Además, en España, es una especie invasora. Una especie invasora que no para de crecer.
¿Qué hace un ratón como tú en un sitio como este?. A Cataluña, según el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales, se introdujeron por primera vez a principios del siglo XX con la intención de criarlos par aprovechar su piel. Y, aunque hay documentadas fugas de granjas desde los años 70, solo desde el 2000 (cuando apareció una nueva fuente de coipús: Francia) empezaron a expandirse desde el Empordá.
El problema es que ahora se han detectado en el río Congost. Es decir, están a las puertas de la región metropolitana de Barcelona y todo hace pensar que van a acabar llegando.
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¿Por qué? Porque «el coipú tiene una alta fecundidad, así que cuando llega a zonas con un clima lo suficientemente favorable y con alimento, como ha encontrado en Cataluña, es poco probable que se detenga su expansión», explica Marc Riera, investigador del CREAF.
Es más, Barcelona solo sería el principio. «Esta situación provoca que el coipú pueda extenderse por el litoral catalán» y llegar «hasta la Comunidad Valenciana».
¿Y cuál es exactamente el problema? Eso es lo que se pregunta mucha gente. Al fin y al cabo, hablamos de un roedor inofensivo. Sin embargo, su impacto en el medio está muy documentado: «el coipú está teniendo un grave impacto sobre las zonas húmedas de todos los países a los que ha llegado».
Y no solo es que compita con el resto de especies por recursos como el alimento, es que «provoca impactos en las especies vegetales de los lugares donde habita y en los cultivos cercanos, ya que se alimenta de la base de los tallos de las plantas y excava para llegar también a las raíces».
De hecho, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo ha incluido en la lista de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo.
España frente a coipú. El verdadero problema, como explican desde el CREAF, es que «desafortunadamente, una vez que una especie exótica se convierte en invasora en un territorio, su erradicación total es prácticamente imposible».
Sobre todo, porque debemos tener claro que el coipú no será la última especie que llegue a nuestro territorio y amenace con poner todo patas arriba. En un contexto en las introducciones ilegales de animales están a la orden del día parece claro que hay que reflexionar sobre cómo estamos gestionando las especies exóticas y qué medios estamos poniendo para controlar el nuevo escenario mundial.
Imagen | Peleg | Exocat
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El coipú, una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo, está a las puertas de Barcelona
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Xataka
por
Javier Jiménez
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