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Los retos de las madrastras del siglo XXI

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“Cuando una madre experimenta sentimientos difíciles hacia sus hijos, sabemos que necesita apoyo social y psicológico. De la misma manera, cuando una madrastra tiene dificultades con sus hijastros, no hay que castigarla, sino ofrecerle el apoyo adecuado”, señalan Berta Capdevila y Aina Buforn.

Capdevila y Buforn, terapeutas especializadas en acompañamiento a madrastras y familias enlazadas, se encargan de brindar ese apoyo, a través del primer espacio de divulgación y apoyo para madrastras en España y el pódcast ‘Ser Madrastra’ (@sermadrastra), contando con una comunidad ‘online’ de más de 7,000 madrastras en redes sociales. 

Explican que las familias enlazadas, aquellas que se forman a partir de la unión de una pareja en la que uno o ambos miembros de la pareja aportan hijos de una relación anterior, son un fenómeno social que está en auge, calculándose que solo en España hay 800,000 núcleos familiares de esta características, de acuerdo a cifras oficiales.

Añaden que una de las consecuencias de esta nueva realidad, derivada de la proliferación de separaciones y divorcios, es un creciente número de las denominadas ‘madrastras modernas’, mujeres que deben afrontar una serie de importantes retos prácticos, psicológicos y emocionales en su relación con su pareja actual y los hijos de los cuales ese hombre es padre. 

Expandir imagenhttps://resources.diariolibre.com/images/2025/02/21/55016018134-1.jpg

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La madrastridad moderna es un rol altamente exigente. (FUENTE EXTERNA)

“La madrastridad moderna es un rol altamente exigente y, por este motivo, como primer paso es necesario cambiar el estigma que acarrea hoy en día por un buen sistema de apoyo profesional y social”, según señalan.

Para dar respuestas a la necesidad de acabar con este estigma y cubrir las necesidades de las madrastras de familias enlazadas, Capdevila y Buforn comparten en un libro su experiencia personal y profesional sobre “lo que sienten las madrastras de carne y hueso”, y ofrecen herramientas prácticas para superar los retos que les plantea cada etapa del camino en ese rol.

En su ‘Manual para la madrastra moderna’ explican cómo:

  • Sobrellevar una relación con alguien que ya tiene hijos
  • Afrontar la sensación de ser una forastera en tu propia casa
  • Resolver la tensión de no saber nunca cuál es tu lugar,
  • Manejar la compleja relación que se mantiene con los niños y no tan niños 

Además, ofrecen claves para gestionar de manera positiva el hecho de tener muy presente en su vida familiar a una ‘ex’, es decir a la madre de los hijos de su pareja actual

Capdevila y Buforn describen a continuación tres de los principales retos a los que se enfrentan las madrastras en una familia enlazada.

Además proponen algunas recomendaciones para que las madrastras puedan resolver sus dificultades, consiguiendo una sensación de empoderamiento y liberación que les ayudará a disfrutar de su relación en pareja sin dejar de ser ellas mismas, confiando en su criterio y tomando las riendas para definir su propia forma de ejercer la madrastridad.

Expandir imagenhttps://resources.diariolibre.com/images/2025/02/21/55016018134-4.jpg

Infografía

Las autoras del libro Manual para la madrastra moderna. (FUENTE EXTERNA)

Un nombre que estigmatiza

“El primer gran reto es el estigma del nombremadrastra’ y la dificultad que conlleva este rol”, según Capdevila y Buforn. 

“En nuestra sociedad aún está mal visto y genera mucha sospecha el rol de la madrastra, una mujer que inicia una relación con alguien que tiene hijos de una relación anterior, porque se mantiene la creencia de que una madrastra es algo así como una madre, sin que en realidad tenga nada que ver”, apuntan. 

“Romper esa imagen de madrastra malvada y conseguir que te vean como la persona que eres, es el primer escollo a sortear”, recalcan.

“La palabra ‘madrastra’ podrá gustarnos más o menos, pero es la palabra que existe en nuestra lengua para denominarnos, y la que nos define y nos vincula dentro de la familia enlazada, por lo cual es fundamental perderle el miedo a llamarnos así”, recomiendan.

“Una vez acogemos esa palabra, podemos aceptar que el juicio ajeno sobre si somos malvadas o no, es algo que no nos pertenece. Cada madrastra y su viaje para encontrar su forma de ser y estar dentro de la familia son únicos y suyos. Siempre habrá opiniones acerca de si lo hace bien o mal, pero seguramente ninguna de esas opiniones vendrá de otra madrastra”, apuntan.

Una familia enlazada

“El segundo reto es que la madrastra está en la relación por amor a su pareja y se encuentra con una situación cuya magnitud no podía imaginar”, señalan las autoras y también madrastras.   

“Tú solo querías tener novio y ahora formas parte de una familia enlazada, donde puede ser un juego de malabares bastante complicado, mantener la chispa amorosa en la pareja y a la vez configurar tu posición dentro de esa nueva familia”, advierten. 

“Es una tarea ardua, porque los miembros de la familia enlazada están en un periodo de ajuste ante tanta novedad, y hay muchas expectativas que pueden ser una fuente de malestar, como por ejemplo la fantasía de que, si todos nos esforzamos mucho y nos queremos, seremos una familia ‘normal’, añaden.

Para estas especialistas es fundamental “reservar un tiempo de calidad para disfrutarlo en pareja, y respetarlo”.

“Solemos focalizar nuestros esfuerzos en los niños y su bienestar, olvidando que es importante que la pareja de adultos con quienes conviven también debe estar bien. Los niños son una responsabilidad, y el cuidado de la pareja es una prioridad, que requiere un tiempo para nutrirlo y funcionar en equipo”, destacan.

Un entorno social complejo

Para Capdevila y Buforn “el tercer reto para una madrastra, y uno de los más complejos, consiste en desenvolverse en el entorno social de su pareja y sus hijos”. 

“Te sientes como la ‘bruja mala’; no sabes muy bien cómo comportarte en tu casa y con los hijos de tu pareja y además te ves envuelta en una vida social con una familia extensa, el colegio, las actividades extraescolares y una serie de amistades, cuyas normas aún no conoces”, explican. 

“Te das cuenta de que las personas de ese entorno familiar y social no saben cómo tratarte y te juzgan en función de tu desempeño dentro de la familia, por lo que muchas veces intentas llegar a un estándar de perfección imposible de alcanzar, mientras te preguntas, ¿Quién soy yo?”, describen las autoras.

“Si nos enfocamos en las expectativas ajenas, nos descuidamos a nosotras mismas”, advierten Berta Capdevila y Aina Buforn.

“Cuando eres madrastra es fácil caer en la trampa de hacer de todo por gustar a los demás, hasta que descubres que has dejado en pausa tu vida pensando que de esta forma te aceptarían mejor en la familia o no serías percibida como la mala, pero las cosas no son así”, señalan. 

“La madrastridad implica un cambio de mentalidad que empieza en ti. No estás aquí para gustar a nadie. Estás por amor y para ser feliz. Nunca debes perder eso de vista” concluyen.

 

​ Revista, Buena vida, Efe Reportajes, Santo Domingo, Familia, Madrastras “Cuando una madre experimenta sentimientos difíciles hacia sus hijos, sabemos que necesita apoyo social y psicológico. De la misma manera, cuando una madrastra tiene dificultades con sus hijastros, no hay que castigarla, sino ofrecerle el apoyo adecuado”, señalan Berta Capdevila y Aina Buforn.Capdevila y Buforn, terapeutas especializadas en acompañamiento a madrastras y familias enlazadas, se encargan de brindar ese apoyo, a través del primer espacio de divulgación y apoyo para madrastras en España y el pódcast ‘Ser Madrastra’ (@sermadrastra), contando con una comunidad ‘online’ de más de 7,000 madrastras en redes sociales. Explican que las familias enlazadas, aquellas que se forman a partir de la unión de una pareja en la que uno o ambos miembros de la pareja aportan hijos de una relación anterior, son un fenómeno social que está en auge, calculándose que solo en España hay 800,000 núcleos familiares de esta características, de acuerdo a cifras oficiales.Añaden que una de las consecuencias de esta nueva realidad, derivada de la proliferación de separaciones y divorcios, es un creciente número de las denominadas ‘madrastras modernas’, mujeres que deben afrontar una serie de importantes retos prácticos, psicológicos y emocionales en su relación con su pareja actual y los hijos de los cuales ese hombre es padre. https://resources.diariolibre.com/images/2025/02/21/55016018134-1.jpgLa madrastridad moderna es un rol altamente exigente. (FUENTE EXTERNA)“La madrastridad moderna es un rol altamente exigente y, por este motivo, como primer paso es necesario cambiar el estigma que acarrea hoy en día por un buen sistema de apoyo profesional y social”, según señalan.Para dar respuestas a la necesidad de acabar con este estigma y cubrir las necesidades de las madrastras de familias enlazadas, Capdevila y Buforn comparten en un libro su experiencia personal y profesional sobre “lo que sienten las madrastras de carne y hueso”, y ofrecen herramientas prácticas para superar los retos que les plantea cada etapa del camino en ese rol.En su ‘Manual para la madrastra moderna’ explican cómo: Sobrellevar una relación con alguien que ya tiene hijos Afrontar la sensación de ser una forastera en tu propia casa Resolver la tensión de no saber nunca cuál es tu lugar, Manejar la compleja relación que se mantiene con los niños y no tan niños Además, ofrecen claves para gestionar de manera positiva el hecho de tener muy presente en su vida familiar a una ‘ex’, es decir a la madre de los hijos de su pareja actual. Capdevila y Buforn describen a continuación tres de los principales retos a los que se enfrentan las madrastras en una familia enlazada.Además proponen algunas recomendaciones para que las madrastras puedan resolver sus dificultades, consiguiendo una sensación de empoderamiento y liberación que les ayudará a disfrutar de su relación en pareja sin dejar de ser ellas mismas, confiando en su criterio y tomando las riendas para definir su propia forma de ejercer la madrastridad.https://resources.diariolibre.com/images/2025/02/21/55016018134-4.jpgLas autoras del libro Manual para la madrastra moderna. (FUENTE EXTERNA)Un nombre que estigmatiza“El primer gran reto es el estigma del nombre ‘madrastra’ y la dificultad que conlleva este rol”, según Capdevila y Buforn. “En nuestra sociedad aún está mal visto y genera mucha sospecha el rol de la madrastra, una mujer que inicia una relación con alguien que tiene hijos de una relación anterior, porque se mantiene la creencia de que una madrastra es algo así como una madre, sin que en realidad tenga nada que ver”, apuntan. “Romper esa imagen de madrastra malvada y conseguir que te vean como la persona que eres, es el primer escollo a sortear”, recalcan.“La palabra ‘madrastra’ podrá gustarnos más o menos, pero es la palabra que existe en nuestra lengua para denominarnos, y la que nos define y nos vincula dentro de la familia enlazada, por lo cual es fundamental perderle el miedo a llamarnos así”, recomiendan.“Una vez acogemos esa palabra, podemos aceptar que el juicio ajeno sobre si somos malvadas o no, es algo que no nos pertenece. Cada madrastra y su viaje para encontrar su forma de ser y estar dentro de la familia son únicos y suyos. Siempre habrá opiniones acerca de si lo hace bien o mal, pero seguramente ninguna de esas opiniones vendrá de otra madrastra”, apuntan.Una familia enlazada“El segundo reto es que la madrastra está en la relación por amor a su pareja y se encuentra con una situación cuya magnitud no podía imaginar”, señalan las autoras y también madrastras.   “Tú solo querías tener novio y ahora formas parte de una familia enlazada, donde puede ser un juego de malabares bastante complicado, mantener la chispa amorosa en la pareja y a la vez configurar tu posición dentro de esa nueva familia”, advierten. “Es una tarea ardua, porque los miembros de la familia enlazada están en un periodo de ajuste ante tanta novedad, y hay muchas expectativas que pueden ser una fuente de malestar, como por ejemplo la fantasía de que, si todos nos esforzamos mucho y nos queremos, seremos una familia ‘normal’, añaden.Para estas especialistas es fundamental “reservar un tiempo de calidad para disfrutarlo en pareja, y respetarlo”.“Solemos focalizar nuestros esfuerzos en los niños y su bienestar, olvidando que es importante que la pareja de adultos con quienes conviven también debe estar bien. Los niños son una responsabilidad, y el cuidado de la pareja es una prioridad, que requiere un tiempo para nutrirlo y funcionar en equipo”, destacan.Un entorno social complejoPara Capdevila y Buforn “el tercer reto para una madrastra, y uno de los más complejos, consiste en desenvolverse en el entorno social de su pareja y sus hijos”. “Te sientes como la ‘bruja mala’; no sabes muy bien cómo comportarte en tu casa y con los hijos de tu pareja y además te ves envuelta en una vida social con una familia extensa, el colegio, las actividades extraescolares y una serie de amistades, cuyas normas aún no conoces”, explican. “Te das cuenta de que las personas de ese entorno familiar y social no saben cómo tratarte y te juzgan en función de tu desempeño dentro de la familia, por lo que muchas veces intentas llegar a un estándar de perfección imposible de alcanzar, mientras te preguntas, ¿Quién soy yo?”, describen las autoras.“Si nos enfocamos en las expectativas ajenas, nos descuidamos a nosotras mismas”, advierten Berta Capdevila y Aina Buforn.“Cuando eres madrastra es fácil caer en la trampa de hacer de todo por gustar a los demás, hasta que descubres que has dejado en pausa tu vida pensando que de esta forma te aceptarían mejor en la familia o no serías percibida como la mala, pero las cosas no son así”, señalan. “La madrastridad implica un cambio de mentalidad que empieza en ti. No estás aquí para gustar a nadie. Estás por amor y para ser feliz. Nunca debes perder eso de vista” concluyen. RELACIONADAS Buena vida Día de las Madres: la otra cara de las madrastras  Revista

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