Bienestar
Máscaras y personalidad: así es el significado psicológico del carnaval
Evasión, disfrute, juego, ilusión y deseo… A muchas personas les atrae la posibilidad de disfrazarse en carnaval, una celebración que precede a la cuaresma y que se caracteriza por ser un periodo de desinhibición en el que tienen cabida las mascaradas , las comparsas y los bailes . Adoptar el rol de otra personalidad mediante el uso de maquillaje , disfraces o máscaras puede resultar especialmente sugerente. Sin embargo, este acto de ocultar y revelar simultáneamente aspectos de uno mismo puede interpretarse desde el punto de vista psicológico como una representación de cómo esa persona se presenta al mundo: la identidad que muestra y la que mantiene oculta. De hecho, como explican los expertos del equipo de Unobravo , la psicología ya exploró a finales de los cincuenta este fenómeno con estudios como el de Goffman, que concluyó que la presentación del ‘yo’ en la vida cotidiana refuerza la idea de que la identidad se construye en un equilibrio entre lo que mostramos y lo que reservamos para nuestro espacio interno. Pero más allá de las máscaras físicas que se usen en el Carnaval, en la vida cotidiana se asumen diferentes roles (profesionales, familiares y sociales) que actúan como máscaras y que, en ocasiones, pueden alejar a la persona de su verdadera esencia. No en vano, la necesidad de ser aceptados o el temor al rechazo pueden llevar a una persona a adoptar roles que no reflejan completamente su verdadera identidad. Carl Jung hablaba de ello a través de su definición del concepto de persona, como la fachada social que se muestra al mundo y que se diferencia del concepto de sombra, que hace referencia a las partes de la persona que se reprimen o se ignoran.Noticias relacionadas estandar No «Solemos dar valor a quienes nos hicieron daño y lo quitamos a quienes nos ayudaron» Raquel Alcolea estandar No Sonia Díaz Rois, ‘Y si me enfado, ¿qué?’ «No enfadarse nunca no es equilibrio emocional; es que algo se está reprimiendo» Melissa GonzálezLos psicólogos debaten frecuentemente en torno al conflicto entre la autenticidad y la necesidad de pertenencia , según explica Silvia Dal Ben, psicóloga y Clinical Manager de Unobravo en España, quien apunta que el miedo al juicio social puede impulsar a moldear la imagen para encajar en determinadas expectativas. En este sentido la experta apunta que el Carnaval ofrece un espacio de libertad donde estas normas se suspenden temporalmente, lo que permite explorar facetas ocultas de la personalidad. La festividad del carnaval, por tanto, representa un momento de ruptura con la rutina y las normas sociales , una oportunidad para explorar nuevos aspectos de uno mismo. «Este periodo de desinhibición crea una situación excepcional en la que se permite manifestar aquello que en un momento dado no se podría», señala Dal Ben. «Esto puede tener una función liberadora, pero también nos lleva a reflexionar sobre cuánto nos condicionan las expectativas externas el resto del año», añade.La teoría de la desinhibición social (Zimbardo, 1969) apoya precisamente esta idea explicando que, en ciertos contextos festivos, la pérdida de restricciones sociales puede ayudar a la expresión de partes reprimidas de la identidad. La psicología contemporánea, no obstante, subraya que no tenemos una única identidad fija , sino que somos un conjunto de partes que coexisten. «Aceptar nuestra complejidad sin rigidez nos permite vivir con mayor autenticidad y bienestar», concluye Silvia Dal Ben, quien aclara que el Carnaval nos recuerda que la identidad no es un ente estático, sino que en realidad es una construcción fluida que se puede explorar y enriquecer.El carnaval da así la oportunidad de jugar con la identidad, pero también invita a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.Noticias relacionadas estandar No Pódcast María de Mondo Cómo anular el efecto negativo de las opiniones de los demás sobre ti Laura Pintos estandar Si Abuso emocional encubierto Ley del hielo: así afecta esta táctica de manipulación psicológica Raquel Alcolea¿Máscaras todo el año?Algunas personas no sólo llevan máscaras en carnaval, sino durante el resto del año. Algo que, como sugiere la psicóloga María Padilla, fundadora de Capital Psicólogos; sugiere que tal ven hayan aprendido a no ser ellos mismos. «Si esas personas creen que siendo de otra manera consiguen más cosas que les interesan y les resultan más preciadas como el amor, la admiración, el dinero o el lujo elegirán de forma consciente o inconsciente llevar una máscara todo el año», argumenta.La cuestión es que este tipo de personas que llevan máscaras todo el año en realidad no tienen integrada su personalidad en su totalidad pues, según asegura la psicóloga, la máscara se convierte en el delator que indica que algo no funciona bien en su interior: «Algunas porque son inmaduras y otras porque ésta funciona como un mecanismo de defensa. En definitiva, sería un indicativo de que es una personalidad mal formada y puede esconder desde narcisismo hasta rigidez pasando por problemas en relaciones sociales como la timidez», comenta.Pero además la fundadora de Capital Psicólogos revela que existen diferentes tipos de máscaras y hace una aproximación de lo que puede querer esconder cada una de ellas:Tipos de máscaras Máscara del enfado: «Esa persona pone una distancia en sus relaciones y manifiesta una torpeza social en lo que se refiere al contacto con las demás, no comprende las relaciones sociales», explica. Máscara de la sonrisa: «Cuando alguien están siempre sonriendo es un indicativo de que detrás hay una tristeza», comenta. Máscara de risa: «Si en lugar de sonrisa hablamos de risa, esto puede esconder detrás un nerviosismo que indica incomodidad con la gente y miedo al juicio», dice. Máscara de ‘Soy normal’: Según explica la psicóloga se trata de personas que actúan o intentan actuar con normalidad y que intentan mostrarse «normales», pero que en realidad se comparan continuamente con los demás y no se muestran como son. Máscara jerárquica: Es la que caracteriza a esas personas que creen que valen en base a su posición social y así juzgan también a los demás. Máscara facial: Caracteriza a perfiles que se suelen esconder detrás de su belleza y que basan su autoestima en el hecho de ser «guapo» o «guapa». Máscara «sin máscara»: Personas que no quieren ser falsos y que supuestamente van con la verdad por delante. Manifiestan que saben lo que está bien y lo que está mal, lo que se debe hacer y lo que no. Pero lo que se esconde detrás de esa no máscara es una persona rígida, nada empática y sin tacto que se define por la frase: «Lo que haga yo está bien y lo que hagan los demás, no».En cuanto a las sensaciones que pueden ayudar a saber las consecuencias de llevar este tipo de máscaras, Padilla apunta que normalmente las personas que la llevan y la sienten como un muro entre ellos y el mundo tal vez se tengan que enfrentar a un problema de baja autoestima. «Tu máscara en estos casos es causar la mejor impresión al otro y ser visto desde sus ojos, sin defraudarle ni decepcionarle porque lo que prima en tu interior es un miedo al rechazo. Esto implica que en algún momento de tu vida integraste en tu interior que tienes más probabilidades de ser rechazado que otra persona y eso creó un complejo de inferioridad», argumenta.
Evasión, disfrute, juego, ilusión y deseo… A muchas personas les atrae la posibilidad de disfrazarse en carnaval, una celebración que precede a la cuaresma y que se caracteriza por ser un periodo de desinhibición en el que tienen cabida las mascaradas , las comparsas y los bailes . Adoptar el rol de otra personalidad mediante el uso de maquillaje , disfraces o máscaras puede resultar especialmente sugerente. Sin embargo, este acto de ocultar y revelar simultáneamente aspectos de uno mismo puede interpretarse desde el punto de vista psicológico como una representación de cómo esa persona se presenta al mundo: la identidad que muestra y la que mantiene oculta. De hecho, como explican los expertos del equipo de Unobravo , la psicología ya exploró a finales de los cincuenta este fenómeno con estudios como el de Goffman, que concluyó que la presentación del ‘yo’ en la vida cotidiana refuerza la idea de que la identidad se construye en un equilibrio entre lo que mostramos y lo que reservamos para nuestro espacio interno. Pero más allá de las máscaras físicas que se usen en el Carnaval, en la vida cotidiana se asumen diferentes roles (profesionales, familiares y sociales) que actúan como máscaras y que, en ocasiones, pueden alejar a la persona de su verdadera esencia. No en vano, la necesidad de ser aceptados o el temor al rechazo pueden llevar a una persona a adoptar roles que no reflejan completamente su verdadera identidad. Carl Jung hablaba de ello a través de su definición del concepto de persona, como la fachada social que se muestra al mundo y que se diferencia del concepto de sombra, que hace referencia a las partes de la persona que se reprimen o se ignoran.Noticias relacionadas estandar No «Solemos dar valor a quienes nos hicieron daño y lo quitamos a quienes nos ayudaron» Raquel Alcolea estandar No Sonia Díaz Rois, ‘Y si me enfado, ¿qué?’ «No enfadarse nunca no es equilibrio emocional; es que algo se está reprimiendo» Melissa GonzálezLos psicólogos debaten frecuentemente en torno al conflicto entre la autenticidad y la necesidad de pertenencia , según explica Silvia Dal Ben, psicóloga y Clinical Manager de Unobravo en España, quien apunta que el miedo al juicio social puede impulsar a moldear la imagen para encajar en determinadas expectativas. En este sentido la experta apunta que el Carnaval ofrece un espacio de libertad donde estas normas se suspenden temporalmente, lo que permite explorar facetas ocultas de la personalidad. La festividad del carnaval, por tanto, representa un momento de ruptura con la rutina y las normas sociales , una oportunidad para explorar nuevos aspectos de uno mismo. «Este periodo de desinhibición crea una situación excepcional en la que se permite manifestar aquello que en un momento dado no se podría», señala Dal Ben. «Esto puede tener una función liberadora, pero también nos lleva a reflexionar sobre cuánto nos condicionan las expectativas externas el resto del año», añade.La teoría de la desinhibición social (Zimbardo, 1969) apoya precisamente esta idea explicando que, en ciertos contextos festivos, la pérdida de restricciones sociales puede ayudar a la expresión de partes reprimidas de la identidad. La psicología contemporánea, no obstante, subraya que no tenemos una única identidad fija , sino que somos un conjunto de partes que coexisten. «Aceptar nuestra complejidad sin rigidez nos permite vivir con mayor autenticidad y bienestar», concluye Silvia Dal Ben, quien aclara que el Carnaval nos recuerda que la identidad no es un ente estático, sino que en realidad es una construcción fluida que se puede explorar y enriquecer.El carnaval da así la oportunidad de jugar con la identidad, pero también invita a reflexionar sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás.Noticias relacionadas estandar No Pódcast María de Mondo Cómo anular el efecto negativo de las opiniones de los demás sobre ti Laura Pintos estandar Si Abuso emocional encubierto Ley del hielo: así afecta esta táctica de manipulación psicológica Raquel Alcolea¿Máscaras todo el año?Algunas personas no sólo llevan máscaras en carnaval, sino durante el resto del año. Algo que, como sugiere la psicóloga María Padilla, fundadora de Capital Psicólogos; sugiere que tal ven hayan aprendido a no ser ellos mismos. «Si esas personas creen que siendo de otra manera consiguen más cosas que les interesan y les resultan más preciadas como el amor, la admiración, el dinero o el lujo elegirán de forma consciente o inconsciente llevar una máscara todo el año», argumenta.La cuestión es que este tipo de personas que llevan máscaras todo el año en realidad no tienen integrada su personalidad en su totalidad pues, según asegura la psicóloga, la máscara se convierte en el delator que indica que algo no funciona bien en su interior: «Algunas porque son inmaduras y otras porque ésta funciona como un mecanismo de defensa. En definitiva, sería un indicativo de que es una personalidad mal formada y puede esconder desde narcisismo hasta rigidez pasando por problemas en relaciones sociales como la timidez», comenta.Pero además la fundadora de Capital Psicólogos revela que existen diferentes tipos de máscaras y hace una aproximación de lo que puede querer esconder cada una de ellas:Tipos de máscaras Máscara del enfado: «Esa persona pone una distancia en sus relaciones y manifiesta una torpeza social en lo que se refiere al contacto con las demás, no comprende las relaciones sociales», explica. Máscara de la sonrisa: «Cuando alguien están siempre sonriendo es un indicativo de que detrás hay una tristeza», comenta. Máscara de risa: «Si en lugar de sonrisa hablamos de risa, esto puede esconder detrás un nerviosismo que indica incomodidad con la gente y miedo al juicio», dice. Máscara de ‘Soy normal’: Según explica la psicóloga se trata de personas que actúan o intentan actuar con normalidad y que intentan mostrarse «normales», pero que en realidad se comparan continuamente con los demás y no se muestran como son. Máscara jerárquica: Es la que caracteriza a esas personas que creen que valen en base a su posición social y así juzgan también a los demás. Máscara facial: Caracteriza a perfiles que se suelen esconder detrás de su belleza y que basan su autoestima en el hecho de ser «guapo» o «guapa». Máscara «sin máscara»: Personas que no quieren ser falsos y que supuestamente van con la verdad por delante. Manifiestan que saben lo que está bien y lo que está mal, lo que se debe hacer y lo que no. Pero lo que se esconde detrás de esa no máscara es una persona rígida, nada empática y sin tacto que se define por la frase: «Lo que haga yo está bien y lo que hagan los demás, no».En cuanto a las sensaciones que pueden ayudar a saber las consecuencias de llevar este tipo de máscaras, Padilla apunta que normalmente las personas que la llevan y la sienten como un muro entre ellos y el mundo tal vez se tengan que enfrentar a un problema de baja autoestima. «Tu máscara en estos casos es causar la mejor impresión al otro y ser visto desde sus ojos, sin defraudarle ni decepcionarle porque lo que prima en tu interior es un miedo al rechazo. Esto implica que en algún momento de tu vida integraste en tu interior que tienes más probabilidades de ser rechazado que otra persona y eso creó un complejo de inferioridad», argumenta.