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Migrantes deportados escriben ayuda en ventana de hotel en Panamá
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«Help (ayuda)» es la palabra que una familia de migrantes escribió este martes en la ventana de un céntrico hotel de Ciudad de Panamá, donde se encuentran a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras ser deportados de Estados Unidos.Con un rotulador rojo, la familia de seis miembros escribió ese mensaje desde el ventanal de su habitación, a la que se mostraron con timidez, del hotel Decápolis, situado cerca de la vía marítima de la capital panameña, según presenció EFE.No eran los únicos: familias con bebés, niños y adultos se asomaban poco a poco a las ventanas de los otros cuartos del hotel.A su lado, la ropa colgaba en perchas para secarse con las altas temperaturas de esta época menos lluviosa en Panamá.En cuestión de minutos, más de una decena de migrantes de aparente origen surasiático se reclinaron en los amplios vidrios cruzando los brazos en forma de cruz, abriendo y cerrando los puños, y mostrando una pulsera blanca de plástico en sus muñecas.Ellos son parte de los «alrededor de 300″ migrantes deportados en tres vuelos de Estados Unidos a Panamá, según confirmó a EFE una fuente conocedora de la situación, a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras el endurecimiento de las políticas migratorias con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.El Gobierno panameño informó la semana pasada de un primer vuelo con más de un centenar de migrantes de la India, China, Uzbekistán, Irán, Vietnam, Turquía, Nepal, Pakistán, Afganistán, y Sri Lanka. Y pese a que advirtió de la llegada de otros dos aviones, no confirmó su arribo.»Salva a las chicas afganas» y «No estamos a salvo en nuestro país»Ante las cámaras de los periodistas, muchos de ellos pedían con señas no fotografiar su cara mientras que otros se apuraban a escribir mensajes en inglés en varios papeles blancos.Una de ellas fue una niña, vestida con un traje blanco y mascarilla, de esa familia de seis miembros: «Save afghan girls (Salva a las chicas afganas)», escribió escondiendo su rostro tras el papel, después de solicitarlo con insistencia mediante gestos manuales.Inmediatamente, otra niña llegaba con más papeles en blanco y entre las dos conformaban un segundo mensaje: «We are not save in our country (No estamos a salvo en nuestro país)», sostenido durante apenas unos minutos.Desde el regreso al poder de los talibanes en 2021 en Afganistán, los derechos de las mujeres han sufrido graves restricciones, recluyéndolas al interior del hogar, como la prohibición de la educación secundaria y superior para las jóvenes y las limitaciones en los códigos de vestimenta y el empleo. Te puede interesar Un primer avión con 119 migrantes deportados de EEUU aterriza en Panamá De Panamá a sus paísesPanamá aceptó ser un «puente» para las deportaciones masivas de EE.UU. después de la visita del secretario de Estado de EE.UU, Marco Rubio, al país centroamericano en medio de las tensiones por las amenazas de Trump para «recuperar» el Canal.Según el pacto explicado por las autoridades panameñas, Panamá presta la pista de aterrizaje y los albergues de las zonas urbanas de la provincia de Darién, donde está la peligrosa selva que hace de frontera natural con Colombia y que atraviesan los migrantes para llegar a Norteamérica, aunque cada vez con menos frecuencia por las duras políticas antimigratorias del Gobierno.En concreto, los migrantes son primero alojados en un hotel de la capital y luego movilizados hasta el Darién, donde partirán a sus países en vuelos pagados por EE.UU. «a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR», según explicó la Cancillería la semana pasada.Sin embargo, este martes un portavoz de la OIM explicó a EFE que su labor se limita a trabajar «con los funcionarios locales para ayudar a los afectados, apoyando los retornos voluntarios de quienes los solicitan e identificando alternativas seguras para otros».»El papel de la OIM en la asistencia a las personas deportadas de los Estados Unidos se centra en brindar apoyo humanitario, facilitando los retornos cuando sea seguro hacerlo. Si bien no tenemos una participación directa en la detención o restricción de movimiento de personas, estamos comprometidos a garantizar que todos los migrantes sean tratados con dignidad y de acuerdo con los estándares internacionales», detalló esa fuente.
«Help (ayuda)» es la palabra que una familia de migrantes escribió este martes en la ventana de un céntrico hotel de Ciudad de Panamá, donde se encuentran a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras ser deportados de Estados Unidos.
Con un rotulador rojo, la familia de seis miembros escribió ese mensaje desde el ventanal de su habitación, a la que se mostraron con timidez, del hotel Decápolis, situado cerca de la vía marítima de la capital panameña, según presenció EFE.
No eran los únicos: familias con bebés, niños y adultos se asomaban poco a poco a las ventanas de los otros cuartos del hotel.
A su lado, la ropa colgaba en perchas para secarse con las altas temperaturas de esta época menos lluviosa en Panamá.
En cuestión de minutos, más de una decena de migrantes de aparente origen surasiático se reclinaron en los amplios vidrios cruzando los brazos en forma de cruz, abriendo y cerrando los puños, y mostrando una pulsera blanca de plástico en sus muñecas.
Ellos son parte de los «alrededor de 300» migrantes deportados en tres vuelos de Estados Unidos a Panamá, según confirmó a EFE una fuente conocedora de la situación, a la espera de ser devueltos a sus países de origen tras el endurecimiento de las políticas migratorias con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
El Gobierno panameño informó la semana pasada de un primer vuelo con más de un centenar de migrantes de la India, China, Uzbekistán, Irán, Vietnam, Turquía, Nepal, Pakistán, Afganistán, y Sri Lanka. Y pese a que advirtió de la llegada de otros dos aviones, no confirmó su arribo.
«Salva a las chicas afganas» y «No estamos a salvo en nuestro país»
Ante las cámaras de los periodistas, muchos de ellos pedían con señas no fotografiar su cara mientras que otros se apuraban a escribir mensajes en inglés en varios papeles blancos.
Una de ellas fue una niña, vestida con un traje blanco y mascarilla, de esa familia de seis miembros: «Save afghan girls (Salva a las chicas afganas)», escribió escondiendo su rostro tras el papel, después de solicitarlo con insistencia mediante gestos manuales.
Inmediatamente, otra niña llegaba con más papeles en blanco y entre las dos conformaban un segundo mensaje: «We are not save in our country (No estamos a salvo en nuestro país)», sostenido durante apenas unos minutos.
Desde el regreso al poder de los talibanes en 2021 en Afganistán, los derechos de las mujeres han sufrido graves restricciones, recluyéndolas al interior del hogar, como la prohibición de la educación secundaria y superior para las jóvenes y las limitaciones en los códigos de vestimenta y el empleo.
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De Panamá a sus países
Panamá aceptó ser un «puente» para las deportaciones masivas de EE.UU. después de la visita del secretario de Estado de EE.UU, Marco Rubio, al país centroamericano en medio de las tensiones por las amenazas de Trump para «recuperar» el Canal.
Según el pacto explicado por las autoridades panameñas, Panamá presta la pista de aterrizaje y los albergues de las zonas urbanas de la provincia de Darién, donde está la peligrosa selva que hace de frontera natural con Colombia y que atraviesan los migrantes para llegar a Norteamérica, aunque cada vez con menos frecuencia por las duras políticas antimigratorias del Gobierno.
En concreto, los migrantes son primero alojados en un hotel de la capital y luego movilizados hasta el Darién, donde partirán a sus países en vuelos pagados por EE.UU. «a través de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR», según explicó la Cancillería la semana pasada.
Sin embargo, este martes un portavoz de la OIM explicó a EFE que su labor se limita a trabajar «con los funcionarios locales para ayudar a los afectados, apoyando los retornos voluntarios de quienes los solicitan e identificando alternativas seguras para otros».
«El papel de la OIM en la asistencia a las personas deportadas de los Estados Unidos se centra en brindar apoyo humanitario, facilitando los retornos cuando sea seguro hacerlo. Si bien no tenemos una participación directa en la detención o restricción de movimiento de personas, estamos comprometidos a garantizar que todos los migrantes sean tratados con dignidad y de acuerdo con los estándares internacionales», detalló esa fuente.
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