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Ser parte del legado de Williams F1 sería el «mayor orgullo» de Sainz

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A Carlos Sainz no se le escapa la historia, ya que se convierte en el cuarto piloto de Fórmula 1 que corre para los tres equipos más laureados de la categoría: Ferrari, McLaren y ahora Williams.

El español se ha convertido en lo que peyorativamente se describiría como un journeyman, un piloto muy bueno por debajo del nivel de superestrella absoluta que ha cambiado con frecuencia de equipo en busca de un lugar permanente donde demostrar su talento, que en su caso no es sólo la velocidad, sino también su ingenio técnico y su mentalidad de trabajo en equipo, lo que le convirtió en un miembro muy valioso para sus anteriores escuderías.

Salido del conocido programa de jóvenes pilotos de Red Bull en una de sus épocas más productivas, Sainz optó por dejar Toro Rosso tras dos años para fichar por Renault, antes de aterrizar en de McLaren en 2019. Dos años más tarde, la posibilidad de tener un asiento de ensueño en Ferrari era imposible de rechazar, y su período de cuatro años en la Scuderia no solo fue el más largo en lo personal, sino que también el más exitoso, con cuatro victorias en el Gran Circo.

Pero el sueño de Sainz en Ferrari llegó a su fin de forma prematura, ya que el equipo italiana aprovechó la oportunidad que se le presentó para sacar a Lewis Hamilton de Mercedes.

Esa noticia supuso un duro golpe para Sainz, que tuvo que elegir entre un abanico de posibilidades mucho menos apetecibles que Ferrari. Pero desde entonces ha pasado página y ha aceptado un nuevo reto en Williams, el que fuera un gran equipo en su día que ahora se enfrenta a una gran reconstrucción gracias a su inversor, Dorilton Capital, y dirigido por el director del equipo James Vowles.

«Lo único que puedo decirte es que estoy muy contento, muy motivado, emocionado y que me siento apoyado», dijo Sainz después de conducir por primera vez su nuevo coche para 2025, el FW47.

Como cualquiera que lea esto puede atestiguar, no hay nada como sentirse valorado por tu jefe en cualquier ámbito profesional de la vida. Y Vowles estaba absolutamente desesperado por fichar a alguien del calibre de Sainz por su pedigrí en las carreras, su profundo conocimiento de los métodos de Ferrari para ganar carreras y su personalidad cooperativa, que sin duda congeniará bien con Alex Albon.

«Tengo un director de equipo y un equipo que confía plenamente en mis capacidades y que quiere escuchar lo que digo, y yo confío en mis capacidades para ayudar al equipo a avanzar».

«¿Cuánto echaré de menos ganar o cuánto envidiaré a la gente que lucha por los puestos por los que yo solía luchar? No puedo decirlo todavía, pero sí puedo decirte que estoy orgulloso y feliz de formar parte de un equipo como Williams y de unirme a un proyecto en el que el equipo ha confiado en mí para ayudarles en ese proceso de recuperación», añadió.

No nos equivoquemos. Si Lewis Hamilton no hubiera sentido el impulso de dejar Mercedes para tener una última oportunidad de correr de rojo y empezar de cero con Ferrari, en Maranello seguramente le habrían ofrecido a Sainz una renovación de contrato a largo plazo, que habría firmado sin pensárselo.

Pero incluso si ir a Williams no era su primera opción, y Sainz admitió que tiene curiosidad por saber cómo se las arreglará para pasar de luchar por podios y victorias a luchar por un punto, hay un gran atractivo en el histórico equipo que se extiende más allá de sus capacidades actuales.

Para los nuevos seguidores de la F1, puede que sea más difícil de imaginar, pero mucho antes de que aparecieran Red Bull y Mercedes, Williams, Ferrari y McLaren eran los indiscutibles. Tres grandes del deporte que dejaban meras migajas a sus rivales. Entre 1974 y 2004, sólo otros dos equipos ganaron el título mundial de constructores: Lotus en 1978, con Mario Andretti y Ronnie Peterson, y Benetton en 1995, con Michael Schumacher y Johnny Herbert. El palmarés de Williams, con nueve títulos, sólo fue igualado por McLaren el año pasado, segundo tras Ferrari, con dieciséis.

Generaciones enteras crecieron con Williams, Ferrari y McLaren dominando el mundial. Y también lo hizo Sainz, que de niño estaba pegado a la pantalla del televisor cuando el piloto de Williams Juan Pablo Montoya se enfrentó a Michael Schumacher, de Ferrari, y Kimi Raikkonen, de McLaren, en lo que resultaría ser la etapa más reciente de Williams como equipo puntero.

Poco, o más bien nada, sabía el ahora piloto español que acabaría corriendo para los tres, una hazaña que sólo tres pilotos consiguieron antes que él: Jacky Ickx, Nigel Mansell y Alain Prost.

No es la peor compañía para estar en una estadística, aunque las circunstancias de Williams ahora son muy diferentes de lo que eran cuando Mansell y Prost le dieron al equipo de Grove dos títulos consecutivos en 1992 y 1993, justo antes de que Sainz naciera.

Sin embargo, aunque fichar por Williams es un enorme paso atrás sobre el papel, completar el legado de los tres grandes equipos de la F1 para los que Sainz ya habrá pilotado tiene una dimensión histórica que no pasa desapercibida para el piloto de 30 años.

Cuando Motorsport.com le preguntó sobre la posibilidad de convertirse en el cuarto piloto en conseguir dicha hazaña, dijo con una amplia sonrisa en la boca: «Creo que si me hubieran preguntado cuando tenía 10 años y empecé a enamorarme de la F1 para qué equipos me hubiera gustado correr algún día, sin duda habría elegido a esos tres».

«Estoy en mi décimo año en la Fórmula 1 y me uno a Williams en un momento muy importante para ellos, donde están pasando por algunos cambios clave en su historia. Nada me haría más feliz y más orgulloso, y sin duda sería el momento de mayor orgullo de mi carrera, si algún día puedo subir a un podio con este equipo».

«Quiero ayudar en ese proceso de un equipo histórico. Es el segundo equipo más laureado de la F1 y formar parte de ese proceso de vuelta a la cima es lo que me motiva. Creo que se nota que estoy contento. Me siento apoyado por este equipo, y espero que saque la mejor versión de mí».

Sainz no está solo en su visión por la historia del deporte y de la propia Williams. El jefe del equipo, James Vowles, dice que es muy consciente de la responsabilidad de ser un custodio de la marca Williams y del legado dejado por Sir Frank Williams, el icónico fundador del equipo.

«Tenemos absolutamente una responsabilidad hacia el difunto Sir Frank», dijo Vowles. «Me uní a este equipo porque era el punto de referencia del deporte que redefine ciertos elementos para mí y que me trajo hasta este deporte. Y por eso estoy hoy aquí al frente de Williams. Significa algo para mí, algo muy profundo y personal».

«Mi objetivo es simplemente devolver esto a un nivel de campeonato y, en el camino, quiero asegurarme de que hacemos un bien a Sir Frank, a su nombre y a su legado».

Hay muchos indicios que sugieren que Williams está al menos en el camino para resurguir, pero sólo el tiempo dirá si llega de nuevo a la cima. Pero por muy lejos que llegue, junto a su contrastado Albon, a partir de ahora tiene otra figura clave en Sainz, que no dejará piedra sin remover para conseguirlo.

El tenaz e inteligente español es justo el tipo de piloto que le habría gustado a Sir Frank.

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