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La industria automovilística de UE pide retirar multas por exceso de CO₂ en 2025

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EL NUEVO DIARIO, BRUSELAS.- La industria europea de la automoción considera que la transición hacia los vehículos limpios es irreversible, pero reclama al Ejecutivo comunitario más flexibilidad y la retirada de las multas por exceso de CO₂ previstas para 2025 para poder mantener el rumbo sin lastrar la competitividad del sector.

«No se trata de cambiar el destino, sino de ajustar la forma en que llegamos hasta ahí», comentó hoy la directora general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Sigrid de Vries, en una charla con la prensa en la que también participaron otros expertos de la industria del motor, que representa en torno al 7 % del PIB de la UE y se enfrenta a grandes turbulencias.

Los fabricantes automovilísticos se encuentran en plena negociación con el Ejecutivo comunitario para adaptar las exigencias climáticas a una realidad menos optimista para el vehículo eléctrico que cuando se aprobaron los objetivos, en un «diálogo estratégico» que alumbrará un plan de acción para la automoción que la Comisión Europea presentará el próximo 5 de marzo.

Ese ejercicio de revisión de la hoja de ruta está directamente supervisado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y en ese marco los fabricantes se reunirán mañana con el comisario de Clima, Wopke Hoekstra; el jueves con la vicepresidenta comunitaria de Empleo, Roxana Minzatu; y la próxima semana con su homóloga de Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen.

El objetivo de este diálogo es recuperar la competitividad de los fabricantes europeos, ya que la electrificación del parque automovilístico avanza a un ritmo más lento de lo esperado y, en 2024, las ventas de coches eléctricos en la UE cayeron un 5,9 % respecto a 2023.

La industria se queja de que no se ha desarrollado el ecosistema necesario para impulsar la producción de baterías en la UE, no hay suficientes puntos de carga, ni incentivos fiscales a la compra de vehículos limpios ni una clara ventaja de precio al cargar los coches con electricidad autogenerada en vez de comprar gasolina.

Los fabricantes insisten en que la electrificación está para quedarse, pero piden un ajuste en los planes para que la transformación funcione.

Multas en 2025

La legislación comunitaria exige que en 2025 las flotas vendidas emitan un 15 % menos de CO₂ que en 2021, meta que ascenderá al 55 % en 2030 y al 100 % en 2035, por lo que el problema más acuciante para los constructores son las multas que tendrán que pagar si no cumplen la meta en 2025.

Los fabricantes no atacan aún a la fecha clave de 2035, pues entienden que se puede abordar más adelante si fuera necesario y por ahora se limitan a reclamar planes realistas a corto, medio y largo plazo.

Esas multas rondarían los 15.000 millones de euros, según los fabricantes, por lo que si no hay un alivio a corto plazo tanto para coches como para furgonetas, esos recursos se desviarán de las inversiones en tecnologías limpias y sostienen que la revisión legislativa genera daños.

Sugieren que, además de soluciones como pagar las multas o reducir la producción (lo que implicaría menos ingresos y menos empleos), se pueden buscar otras fórmulas como las que aplican Reino Unido o Corea, que establecen objetivos anuales pero permiten que se alcancen en períodos de tres años en vez de anualmente.

Insisten, además, que el problema no son las multas en sí, que no supondrían un gran golpe financiero en 2025, ya que los fabricantes digieren en interno esos sobrecostes, por ejemplo recortando producción y empleos.

Los fabricantes sostienen que el gran obstáculo es la incertidumbre regulatoria y su impacto en las decisiones de inversión, dado que las ventas de vehículos eléctricos han caído un 25 % entre marzo y octubre de 2024, un retroceso similar al experimentado durante la pandemia.

Tensiones comerciales

Los fabricantes recuerdan también que Europa depende de otros mercados, especialmente de China, para aprovisionarse de componentes y materias primas esenciales para el vehículo eléctrico.

En ese sentido, los fabricantes de coches europeos no quieren una guerra de aranceles entre la UE y China, a la que la Comisión Europea ha decidido aplicar aranceles de hasta el 35 % al entender que Pekín subsidia ilegalmente a sus fabricantes, lo que ha provocado una respuesta arancelaria del gigante asiático contra Mercedes y, en menor medida, BMW.

Tampoco quieren ver una guerra comercial entre el bloque comunitario y Estados Unidos. Reconocen que no hay una respuesta fácil, pero los fabricantes subrayan que la automoción de la Unión Europea es la única industria verdaderamente global que vende en todos los mercados del mundo y aseguran que las tarifas le harían daño.

Vehículos de empresa

Una de las propuestas que ha ganado interés en la Comisión Europea es la introducción de cuotas mínimas obligatorias de vehículos limpios en las flotas corporativas, que representan aproximadamente el 40 % de los coches nuevos vendidos en la UE.

Sin embargo, los fabricantes avisan de que ese concepto puede ser un arma de doble filo. Las empresas podrían renovar sus flotas con menor frecuencia, por ejemplo si la infraestructura de recarga no es suficiente, lo que haría que el parque móvil fuera más viejo y menos eficiente que coches con motores de combustión más modernos y, por tanto, con menores emisiones de dióxido de carbono.

La entrada La industria automovilística de UE pide retirar multas por exceso de CO₂ en 2025 se publicó primero en El Nuevo Diario (República Dominicana).

​ Medio Ambiente, Portada 

EL NUEVO DIARIO, BRUSELAS.- La industria europea de la automoción considera que la transición hacia los vehículos limpios es irreversible, pero reclama al Ejecutivo comunitario más flexibilidad y la retirada de las multas por exceso de CO₂ previstas para 2025 para poder mantener el rumbo sin lastrar la competitividad del sector.

«No se trata de cambiar el destino, sino de ajustar la forma en que llegamos hasta ahí», comentó hoy la directora general de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), Sigrid de Vries, en una charla con la prensa en la que también participaron otros expertos de la industria del motor, que representa en torno al 7 % del PIB de la UE y se enfrenta a grandes turbulencias.

Los fabricantes automovilísticos se encuentran en plena negociación con el Ejecutivo comunitario para adaptar las exigencias climáticas a una realidad menos optimista para el vehículo eléctrico que cuando se aprobaron los objetivos, en un «diálogo estratégico» que alumbrará un plan de acción para la automoción que la Comisión Europea presentará el próximo 5 de marzo.

Ese ejercicio de revisión de la hoja de ruta está directamente supervisado por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y en ese marco los fabricantes se reunirán mañana con el comisario de Clima, Wopke Hoekstra; el jueves con la vicepresidenta comunitaria de Empleo, Roxana Minzatu; y la próxima semana con su homóloga de Soberanía Tecnológica, Henna Virkkunen.

El objetivo de este diálogo es recuperar la competitividad de los fabricantes europeos, ya que la electrificación del parque automovilístico avanza a un ritmo más lento de lo esperado y, en 2024, las ventas de coches eléctricos en la UE cayeron un 5,9 % respecto a 2023.

La industria se queja de que no se ha desarrollado el ecosistema necesario para impulsar la producción de baterías en la UE, no hay suficientes puntos de carga, ni incentivos fiscales a la compra de vehículos limpios ni una clara ventaja de precio al cargar los coches con electricidad autogenerada en vez de comprar gasolina.

Los fabricantes insisten en que la electrificación está para quedarse, pero piden un ajuste en los planes para que la transformación funcione.

Multas en 2025

La legislación comunitaria exige que en 2025 las flotas vendidas emitan un 15 % menos de CO₂ que en 2021, meta que ascenderá al 55 % en 2030 y al 100 % en 2035, por lo que el problema más acuciante para los constructores son las multas que tendrán que pagar si no cumplen la meta en 2025.

Los fabricantes no atacan aún a la fecha clave de 2035, pues entienden que se puede abordar más adelante si fuera necesario y por ahora se limitan a reclamar planes realistas a corto, medio y largo plazo.

Esas multas rondarían los 15.000 millones de euros, según los fabricantes, por lo que si no hay un alivio a corto plazo tanto para coches como para furgonetas, esos recursos se desviarán de las inversiones en tecnologías limpias y sostienen que la revisión legislativa genera daños.

Sugieren que, además de soluciones como pagar las multas o reducir la producción (lo que implicaría menos ingresos y menos empleos), se pueden buscar otras fórmulas como las que aplican Reino Unido o Corea, que establecen objetivos anuales pero permiten que se alcancen en períodos de tres años en vez de anualmente.

Insisten, además, que el problema no son las multas en sí, que no supondrían un gran golpe financiero en 2025, ya que los fabricantes digieren en interno esos sobrecostes, por ejemplo recortando producción y empleos.

Los fabricantes sostienen que el gran obstáculo es la incertidumbre regulatoria y su impacto en las decisiones de inversión, dado que las ventas de vehículos eléctricos han caído un 25 % entre marzo y octubre de 2024, un retroceso similar al experimentado durante la pandemia.

Tensiones comerciales

Los fabricantes recuerdan también que Europa depende de otros mercados, especialmente de China, para aprovisionarse de componentes y materias primas esenciales para el vehículo eléctrico.

En ese sentido, los fabricantes de coches europeos no quieren una guerra de aranceles entre la UE y China, a la que la Comisión Europea ha decidido aplicar aranceles de hasta el 35 % al entender que Pekín subsidia ilegalmente a sus fabricantes, lo que ha provocado una respuesta arancelaria del gigante asiático contra Mercedes y, en menor medida, BMW.

Tampoco quieren ver una guerra comercial entre el bloque comunitario y Estados Unidos. Reconocen que no hay una respuesta fácil, pero los fabricantes subrayan que la automoción de la Unión Europea es la única industria verdaderamente global que vende en todos los mercados del mundo y aseguran que las tarifas le harían daño.

Vehículos de empresa

Una de las propuestas que ha ganado interés en la Comisión Europea es la introducción de cuotas mínimas obligatorias de vehículos limpios en las flotas corporativas, que representan aproximadamente el 40 % de los coches nuevos vendidos en la UE.

Sin embargo, los fabricantes avisan de que ese concepto puede ser un arma de doble filo. Las empresas podrían renovar sus flotas con menor frecuencia, por ejemplo si la infraestructura de recarga no es suficiente, lo que haría que el parque móvil fuera más viejo y menos eficiente que coches con motores de combustión más modernos y, por tanto, con menores emisiones de dióxido de carbono.

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