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Trump saca a EEUU del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y congela fondos para refugiados palestinos
Trump retira a EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y mantiene suspensión de fondos a la Unrwa
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes una orden ejecutiva mediante la cual su país pone fin oficialmente a su participación en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH) y mantiene la suspensión de fondos destinados a la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa). Esta decisión marca un nuevo episodio en la política exterior estadounidense, caracterizada por una postura crítica hacia organismos multilaterales durante la administración Trump.
Motivos de la salida del Consejo de Derechos Humanos
El gobierno de Trump justificó la decisión argumentando que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha mostrado un sesgo sistemático contra Israel, un aliado clave de EE.UU. en el Medio Oriente. La entonces embajadora de EE.UU. ante la ONU, Nikki Haley, declaró que el Consejo estaba “corrompido por prejuicios políticos” y que permitía la presencia de países con regímenes autoritarios que violan sistemáticamente los derechos humanos, como China, Venezuela y Cuba.
Estados Unidos ya había amenazado en varias ocasiones con abandonar el Consejo si no se implementaban reformas que garantizaran una mayor transparencia y equidad en su funcionamiento. Finalmente, la administración Trump optó por retirarse, sumándose a una serie de decisiones que buscaban reducir la participación de EE.UU. en instituciones internacionales, como su retiro del Acuerdo de París sobre el cambio climático y su salida de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante la pandemia de COVID-19.
Suspensión de fondos a la Unrwa
En paralelo, Trump ordenó continuar con la suspensión de fondos destinados a la Unrwa, la agencia de la ONU que proporciona ayuda humanitaria y servicios esenciales a millones de refugiados palestinos en Cisjordania, la Franja de Gaza, Jordania, Líbano y Siria.
Esta medida ya había sido adelantada en 2018, cuando EE.UU. recortó más de 300 millones de dólares en financiamiento para la agencia, alegando que la Unrwa era una institución ineficiente y que perpetuaba el conflicto palestino-israelí al alimentar una «dependencia» en lugar de promover soluciones a largo plazo. La Casa Blanca también argumentó que el número de refugiados palestinos estaba “inflado artificialmente” debido a la política de la Unrwa de otorgar el estatus de refugiado a los descendientes de palestinos desplazados tras la guerra árabe-israelí de 1948.
La reducción del financiamiento estadounidense, que representaba alrededor de un tercio del presupuesto total de la Unrwa, generó una crisis humanitaria en los territorios palestinos, con recortes en programas de educación, salud y asistencia alimentaria para millones de personas. Varios países europeos, como Alemania, Suecia y Francia, incrementaron sus contribuciones para paliar la crisis, pero la agencia continuó enfrentando dificultades financieras.
Reacciones internacionales
La decisión de Trump generó reacciones divididas a nivel global. Israel celebró la salida de EE.UU. del Consejo de Derechos Humanos y la suspensión de fondos a la Unrwa, argumentando que ambas instituciones han sido utilizadas para atacar al Estado israelí. El primer ministro israelí de la época, Benjamín Netanyahu, calificó el retiro del Consejo como un «acto valiente contra la hipocresía» y defendió la postura de Washington contra la Unrwa.
Por otro lado, organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, criticaron duramente la decisión de EE.UU., advirtiendo que su salida debilitaba la lucha global por la defensa de los derechos fundamentales. La ONU también expresó su preocupación, con el entonces secretario general, António Guterres, instando a EE.UU. a reconsiderar su posición y seguir participando en los foros multilaterales.
Impacto en la política exterior de EE.UU.
Esta medida se inscribió dentro de la política de «América Primero» de Trump, que priorizaba los intereses estadounidenses y reducía el compromiso del país con organismos internacionales que, según su administración, no beneficiaban directamente a EE.UU.
El retiro del Consejo de Derechos Humanos y la reducción de fondos a la Unrwa fueron parte de una estrategia más amplia de apoyo incondicional a Israel, que incluyó decisiones como el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel en 2017 y el traslado de la embajada estadounidense desde Tel Aviv a Jerusalén, una acción que generó rechazo en gran parte del mundo árabe.