Entretenimiento

Minúsculas: William Wordsworth, inventor de la poesía moderna

Published

on

Los dos hermanos caminaron hasta la cima de la montaña, recorriendo los senderos de las ovejas. Una vez arriba, Dorothy y William se detuvieron en una gran hondonada y se sentaron a tomar sol, escuchando el sonido de los cencerros y del agua del mar.

Mientras contemplaban el paisaje, vieron venir un leñador montado en un poni, cargado con sus herramientas de trabajo; el animal, a esa hora del día, se veía bañado por el rocío, lo que le daba un brillo especial.

Era 26 de enero de 1798 en Alfoxden ,y como harían durante la mayor parte de sus vidas, Dorothy y William Wordsworth dedicarían gran parte de aquel año a pasear por las zonas comarcales durante largas jornadas.

Ella registraría todas sus impresiones en los diarios y cartas que escribiría. Él conversaría con ella, leería, contemplaría la naturaleza, materia prima de su obra poética, y posteriormente escribiría poemas de los que diría J. K. Chesterton que eran como tomarse una copa de agua fresca.

Aquel día, William ya atravesaba por el momento de desilusión ideológica y política que trajo de Francia. Solo dos años atrás, motivado por el fervor revolucionario, había estado en París, convencido de que la grandeza de las motivaciones de los revolucionarios traerían una nueva forma de igualdad entre los hombres.

Luego, asistió a la violencia y la brutalidad que abrió las puertas al gobierno de Napoleón Bonaparte y la muerte de Robespierre; y allí cayó como un papel en la alcantarilla, la convicción política de Wordsworth.

Hasta entonces, había sido un joven huérfano que creció con mucha libertad. Le llevaba un año a Dorothy, de quien creció separado, debido a que cuando sus padres murieron, ella fue enviada de casa en casa. Y no fue hasta muchos años más tarde que pudieron reencontrarse.

William y Dorothy, los hermanos

La relación de William y Dorothy, tras el reencuentro, fue un golpe potente. Él veía en ella todo lo que había creído y percibido en la naturaleza y las evocaciones de sensibilidad más profundas, según afirman algunos estudiosos.

Pero, la familia de ambos hermanos sentía poco aprecio por William, debido en parte a sus ideas revolucionarias, pero también a causa de que no terminaba de concretar ninguno de sus proyectos formativos en Cambridge.

Para 1798, los Wordsworth ya vivían juntos, compartían rutinas de conversaciones y correcciones. Y como parte de los tantos paseos que acostumbraban dar, ambos visitan la Abadía de Tintern, un antiguo monasterio benedictino que había quedado en ruinas desde la Edad Media, pero que contaba con una vista natural que sobrecogió a los hermanos.

Es allí donde William decide escribir su poema La abadía de Tintern, que incluiría en el libro que ese mismo año publicaría con su amigo, el poeta Samuel Taylor Coleridge, Baladas Líricas. En el poema, William comienza haciendo un marco temporal, para inmediatamente después, dibujar el escenario que describirá.

https://resources.diariolibre.com/images/2025/01/27/24402735.jpg

Así, irá pasando de la contemplación admirada de la naturaleza a cuestionarse a sí mismo dentro de esta y lo que representa el ser humano en un entorno natural.

Wordsworth deja de lado la admiración bucólica para contraponer sus propias decepciones y preguntas existenciales a la sombra de un mundo natural que lo supera. Y cuando pareciera que caerá en un socavón de amargura, el poema gira a la esperanza en forma de Dorothy, quien le recuerda a él en otros tiempos.

“Cinco años han pasado; cinco veranos, ¡con la lentitud

de cinco largos inviernos! Y de nuevo oigo

esas aguas, rodando desde sus fuentes en la montaña,

con un suave murmullo de tierra adentro. De nuevo

contemplo los altos y abruptos acantilados,

que en esta salvaje escena de aislamiento imprimen

pensamientos de aislamiento más hondo, y conectan

el paisaje con el reposo del cielo.

El día llega cuando descanso de nuevo, aquí

bajo la sombra de este sicomoro, y veo

esas tramas de casas y terrenos, penachos de huertos

que en esta estación, con sus frutos inmaduros,

quedan revestidos de una tonalidad verde, y se pierden

en medio de bosquecillos y matas. ¡De nuevo veo

estos setos vivos, apenas setos, líneas suaves

de concupiscente madera silvestre: granjas bucólicas,

verdes hasta la mismísima puerta; y guirnaldas de humo

elevándose, en silencio, entre los árboles!,

con alguna sensación incierta, como de

vagabundos errando en los bosques inhóspitos

o de una cueva de ermitaño, donde junto al fuego

el ermitaño se sienta solo.

Estas formas bellas”.

(Fragmento tomado del libro La Abadía de Tintern y otros poemas, traducido por Gonzalo Torné, editado por Lumen en 2012).

Nueva poesía

En las Baladas Líricas, Wordsworth y Coleridge se proponen cambiar la poesía, que hasta entonces era recargada, llena de reglas restrictivas y un lenguaje inaccesible. Ambos poetas afirman que buscan hacer que los poemas tengan palabras simples, las que utilizaría cualquier persona, sin complicar las ideas.

Y en parte por eso, las obras que proponen tienen un lenguaje cotidiano, con referencias inmediatas a lo que se ve, se oye y se siente. A la vez, el libro Baladas Líricas recoge la vieja forma de las baladas o canciones populares sobre figuras desconocidas y con vidas reproducidas en el imaginario del pueblo.

En su libro, El canon occidental, el crítico norteamericano Harold Bloom dice que William Wordsworth “inauguró la bendición/maldición de la poesía en las edades democráticas”.

Bloom considera que con él nació la práctica del poema cuyo tema es el poema en sí mismo. Aquel poeta, de quien se dice que fue el punto de partida del Romanticismo, hizo tabla rasa de la poesía “y llenó esa tabla con la memoria del yo”.

Quizá a esto se refiere Gonzalo Torné cuando afirma que para Wordsworth todos los temas de sus poemas acaban girando hacia sí mismo.

El yo es el punto en el que concluyen todas sus observaciones; y aunque es un poco injusta esta mirada, sí es cierto que las experiencias personales y los momentos de más crisis existencial le dotaron de mayor fuerza poética.

Con base en estas etapas, es que Bloom afirma que entre sus años 20, Wordsworth era más shakespeariano y que posteriormente fue más miltoniano.

Lo cierto es que, conforme fue envejeciendo, William se distanció de todas las intenciones reformadoras de la poesía. Continuó sus paseos junto a Dorothy, aunque ahora incluyendo también a su esposa Mary Hutchinson.

En 1802, mientras residía en Grasmere, William, Dorothy y Mary conservaron el hábito de leer a la luz de las velas, hacer versiones de los cuentos de Chaucer o escuchar las lecturas de los poemas que Wordsworth acababa de escribir.

Fue una época en la que continuamente se vieron obligados a pedir dinero prestado, antes y después de alguna caminata alrededor del lago, las montañas, bajo la lluvia o en medio de la nieve.

Todavía entonces escribió Wordsworth otros poemas en los que resalta la naturaleza, sus cavilaciones y la presencia de la caminata como el tema habitual de sus pensamientos.

​ Revista, Cultura, Belié Beltrán, Santo Domingo, Poesía, William Wordsworth, Poesía moderna Los dos hermanos caminaron hasta la cima de la montaña, recorriendo los senderos de las ovejas. Una vez arriba, Dorothy y William se detuvieron en una gran hondonada y se sentaron a tomar sol, escuchando el sonido de los cencerros y del agua del mar. Mientras contemplaban el paisaje, vieron venir un leñador montado en un poni, cargado con sus herramientas de trabajo; el animal, a esa hora del día, se veía bañado por el rocío, lo que le daba un brillo especial.Era 26 de enero de 1798 en Alfoxden ,y como harían durante la mayor parte de sus vidas, Dorothy y William Wordsworth dedicarían gran parte de aquel año a pasear por las zonas comarcales durante largas jornadas. Ella registraría todas sus impresiones en los diarios y cartas que escribiría. Él conversaría con ella, leería, contemplaría la naturaleza, materia prima de su obra poética, y posteriormente escribiría poemas de los que diría J. K. Chesterton que eran como tomarse una copa de agua fresca.Aquel día, William ya atravesaba por el momento de desilusión ideológica y política que trajo de Francia. Solo dos años atrás, motivado por el fervor revolucionario, había estado en París, convencido de que la grandeza de las motivaciones de los revolucionarios traerían una nueva forma de igualdad entre los hombres. Luego, asistió a la violencia y la brutalidad que abrió las puertas al gobierno de Napoleón Bonaparte y la muerte de Robespierre; y allí cayó como un papel en la alcantarilla, la convicción política de Wordsworth.Hasta entonces, había sido un joven huérfano que creció con mucha libertad. Le llevaba un año a Dorothy, de quien creció separado, debido a que cuando sus padres murieron, ella fue enviada de casa en casa. Y no fue hasta muchos años más tarde que pudieron reencontrarse.William y Dorothy, los hermanosLa relación de William y Dorothy, tras el reencuentro, fue un golpe potente. Él veía en ella todo lo que había creído y percibido en la naturaleza y las evocaciones de sensibilidad más profundas, según afirman algunos estudiosos. Pero, la familia de ambos hermanos sentía poco aprecio por William, debido en parte a sus ideas revolucionarias, pero también a causa de que no terminaba de concretar ninguno de sus proyectos formativos en Cambridge.Para 1798, los Wordsworth ya vivían juntos, compartían rutinas de conversaciones y correcciones. Y como parte de los tantos paseos que acostumbraban dar, ambos visitan la Abadía de Tintern, un antiguo monasterio benedictino que había quedado en ruinas desde la Edad Media, pero que contaba con una vista natural que sobrecogió a los hermanos.Es allí donde William decide escribir su poema La abadía de Tintern, que incluiría en el libro que ese mismo año publicaría con su amigo, el poeta Samuel Taylor Coleridge, Baladas Líricas. En el poema, William comienza haciendo un marco temporal, para inmediatamente después, dibujar el escenario que describirá.https://resources.diariolibre.com/images/2025/01/27/24402735.jpgAsí, irá pasando de la contemplación admirada de la naturaleza a cuestionarse a sí mismo dentro de esta y lo que representa el ser humano en un entorno natural. Wordsworth deja de lado la admiración bucólica para contraponer sus propias decepciones y preguntas existenciales a la sombra de un mundo natural que lo supera. Y cuando pareciera que caerá en un socavón de amargura, el poema gira a la esperanza en forma de Dorothy, quien le recuerda a él en otros tiempos.“Cinco años han pasado; cinco veranos, ¡con la lentitudde cinco largos inviernos! Y de nuevo oigoesas aguas, rodando desde sus fuentes en la montaña,con un suave murmullo de tierra adentro. De nuevocontemplo los altos y abruptos acantilados,que en esta salvaje escena de aislamiento imprimenpensamientos de aislamiento más hondo, y conectanel paisaje con el reposo del cielo.El día llega cuando descanso de nuevo, aquíbajo la sombra de este sicomoro, y veoesas tramas de casas y terrenos, penachos de huertosque en esta estación, con sus frutos inmaduros,quedan revestidos de una tonalidad verde, y se pierdenen medio de bosquecillos y matas. ¡De nuevo veoestos setos vivos, apenas setos, líneas suavesde concupiscente madera silvestre: granjas bucólicas,verdes hasta la mismísima puerta; y guirnaldas de humoelevándose, en silencio, entre los árboles!,con alguna sensación incierta, como devagabundos errando en los bosques inhóspitoso de una cueva de ermitaño, donde junto al fuegoel ermitaño se sienta solo.Estas formas bellas”.(Fragmento tomado del libro La Abadía de Tintern y otros poemas, traducido por Gonzalo Torné, editado por Lumen en 2012). Te puede interesar Ricardo Cabrera, no hay equilibrio y otras miradas del poder Nueva poesíaEn las Baladas Líricas, Wordsworth y Coleridge se proponen cambiar la poesía, que hasta entonces era recargada, llena de reglas restrictivas y un lenguaje inaccesible. Ambos poetas afirman que buscan hacer que los poemas tengan palabras simples, las que utilizaría cualquier persona, sin complicar las ideas.Y en parte por eso, las obras que proponen tienen un lenguaje cotidiano, con referencias inmediatas a lo que se ve, se oye y se siente. A la vez, el libro Baladas Líricas recoge la vieja forma de las baladas o canciones populares sobre figuras desconocidas y con vidas reproducidas en el imaginario del pueblo.En su libro, El canon occidental, el crítico norteamericano Harold Bloom dice que William Wordsworth “inauguró la bendición/maldición de la poesía en las edades democráticas”. Bloom considera que con él nació la práctica del poema cuyo tema es el poema en sí mismo. Aquel poeta, de quien se dice que fue el punto de partida del Romanticismo, hizo tabla rasa de la poesía “y llenó esa tabla con la memoria del yo”.Quizá a esto se refiere Gonzalo Torné cuando afirma que para Wordsworth todos los temas de sus poemas acaban girando hacia sí mismo. El yo es el punto en el que concluyen todas sus observaciones; y aunque es un poco injusta esta mirada, sí es cierto que las experiencias personales y los momentos de más crisis existencial le dotaron de mayor fuerza poética. Con base en estas etapas, es que Bloom afirma que entre sus años 20, Wordsworth era más shakespeariano y que posteriormente fue más miltoniano.Lo cierto es que, conforme fue envejeciendo, William se distanció de todas las intenciones reformadoras de la poesía. Continuó sus paseos junto a Dorothy, aunque ahora incluyendo también a su esposa Mary Hutchinson.En 1802, mientras residía en Grasmere, William, Dorothy y Mary conservaron el hábito de leer a la luz de las velas, hacer versiones de los cuentos de Chaucer o escuchar las lecturas de los poemas que Wordsworth acababa de escribir. Fue una época en la que continuamente se vieron obligados a pedir dinero prestado, antes y después de alguna caminata alrededor del lago, las montañas, bajo la lluvia o en medio de la nieve. Todavía entonces escribió Wordsworth otros poemas en los que resalta la naturaleza, sus cavilaciones y la presencia de la caminata como el tema habitual de sus pensamientos. Leer más «Tantas veces la palabra miedo», de Lery Laura Piña 

Actualidades

Salir de la versión móvil